El 8 de abril, el primer ministro japonés, Kishida Fumio, inició una visita de Estado a Estados Unidos con numerosos objetivos, tanto bilaterales como multilaterales, regionales y globales.
| El presidente estadounidense Joe Biden y su esposa recibieron al primer ministro Kishida Fumio y a su esposa en la Casa Blanca el 9 de abril. (Fuente: Bloomberg) | 
La agenda del primer ministro Kishida Fumio está repleta de eventos importantes: conversaciones con el presidente Joe Biden, discurso ante el Congreso de Estados Unidos, asistencia a la primera cumbre trilateral entre Estados Unidos, Japón y Filipinas, visita al estado de Carolina del Norte, donde se concentran muchas empresas del país del sol naciente...
La visita es de carácter multifacético e importante, abarcando defensa, seguridad, política, economía, ciencia y tecnología. La defensa y la seguridad son prioritarias. Estados Unidos cuenta actualmente con unos 54.000 soldados y 23 bases militares en Japón (la mayor cantidad fuera del país), pero el mecanismo de coordinación debe canalizarse a través del Comando Indo- Pacífico de Estados Unidos en Hawái.
Ambas partes discutirán y acordarán la reestructuración y ampliación de las funciones del Comando Militar en Japón, sentando las bases para un “Comando de Operaciones Conjuntas” que permita integrar una fuerza común, mejorar las capacidades de disuasión y responder con prontitud a situaciones complejas e imprevistas. Estados Unidos y Japón cooperarán en la fabricación y exportación de equipo militar, así como en el intercambio de información de inteligencia. Esta es la mayor actualización de la alianza de defensa y seguridad entre Estados Unidos y Japón en décadas.
Tokio y Washington dialogaron y acordaron importantes cuestiones de cooperación económica, comercial y tecnológica, como la inversión, la fabricación de semiconductores, la cadena de suministro de chips, la inteligencia artificial (IA) y el sector espacial. Si bien estas son áreas clave para Estados Unidos y Japón, es posible que China y otros países las superen. Ambos países tienen el potencial y la necesidad de ampliar y fortalecer su cooperación, pero también deben eliminar obstáculos como la adquisición de US Steel por parte de Nippon Steel o la elevada inversión de Tokio con bajos beneficios.
La primera cumbre entre Estados Unidos, Japón y Filipinas abordó la cooperación multifacética y temas de interés regional. Partiendo de las relaciones bilaterales en materia económica, histórica, de defensa y seguridad, la conferencia promoverá alianzas y asociaciones trilaterales; compartirá una visión común sobre la región del Indo-Pacífico; y tratará temas como patrullas navales conjuntas, ejercicios conjuntos, intercambio de inteligencia y apoyo para mejorar la capacidad de seguridad marítima. Los tratados bilaterales de seguridad (EE. UU.-Japón, EE. UU.-Filipinas) se consideran la base para avanzar hacia una alianza trilateral, aunque su definición no sea tan clara como la del Diálogo Cuadrilateral de Seguridad (Quad) o la alianza de submarinos (AUKUS).
Mensaje importante
En primer lugar , Japón ha modificado drásticamente sus políticas de defensa y seguridad, elevando su estatus nacional. El primer ministro Kishida afirmó que los conflictos en Ucrania y Oriente Medio, así como los riesgos potenciales en muchos otros lugares, demuestran que las tensiones geopolíticas están aumentando y que el entorno de seguridad en torno a Japón es cada vez más peligroso y complejo, lo que obliga a Tokio a modificar sus políticas y estrategias de defensa.
A partir de 2021, el Primer Ministro Kishida planea aumentar el presupuesto de defensa al 2% del PIB para 2027; participar activamente en actividades de defensa y seguridad y cooperación con aliados y socios; ampliar las exportaciones de equipos de defensa, mejorar las capacidades de combate, la disuasión y la respuesta a los desafíos.
Además, el líder japonés impulsó las relaciones y la cooperación en economía, comercio, inversión, ciencia y tecnología, educación y formación con aliados y socios, especialmente con Estados Unidos, para fortalecer su posición e influencia en la región y el mundo; ganándose así el apoyo del electorado nacional en un contexto de baja aprobación del gabinete debido a la disminución del crecimiento del PIB, el aumento de los precios y el escándalo de financiación del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD).
En segundo lugar, reafirmar el papel, la fortaleza, la sostenibilidad y la longevidad de la alianza Japón-EE. UU., elevándola a nivel global. Japón posiciona a EE. UU. como un aliado de larga data, un socio estratégico integral y líder en la región y a nivel mundial. Para EE. UU., Japón desempeña un papel central en la estrategia de un Indo-Pacífico libre y abierto; tanto como base de apoyo logístico y tecnológico, como campo de batalla listo para desplegar fuerzas disuasorias y hacer frente a adversarios regionales. Ambos países se necesitan mutuamente, comparten numerosos intereses, tienen potencial para la cooperación en defensa y seguridad, y se complementan en economía, ciencia, tecnología, etc.
Esta es la primera visita de Estado y también el primer discurso ante el Congreso de los Estados Unidos de un Primer Ministro japonés en nueve años, desde la visita del Primer Ministro Abe Shinzo en abril de 2015. Mediante esta visita, Washington y Tokio quieren demostrar que la relación bilateral se está desarrollando de forma amplia, profunda, moderna, sostenible y "más fuerte que nunca".
Más de seis meses antes de las elecciones estadounidenses, ambos líderes reafirmaron que Washington y Tokio desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de un orden mundial libre y abierto basado en el estado de derecho, y expresaron su confianza en liderar la solución de los desafíos globales. La alianza se está consolidando como sólida, independientemente del resultado de las próximas elecciones en Estados Unidos.
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