Cole Palmer brilla con un doblete ante el PSG. |
Sin presión, sin exagerar. Pero entonces, hizo que toda la plantilla del PSG, vigente campeón de Europa, se mirara desconcertada, sin entender lo que estaba pasando. Porque fue Palmer, con dos goles de lujo y una asistencia delicada en menos de 45 minutos, quien destrozó a un equipo considerado el más perfecto de Europa en ese momento.
Un partido que marcó un antes y un después. No solo para el Chelsea, sino para el propio Palmer, quien ya no sería solo un joven talento en ascenso, sino una auténtica estrella mundial .
Las vallas publicitarias de Nueva York habían visto a Palmer junto a Ousmane Dembélé en la sesión de fotos de Top of the Rock. Pero pocos habrían imaginado que 24 horas después, Palmer estaría en la cima del mundo de verdad, con sus pies mágicos y su increíble estilo a los 23 años.
Sus dos goles —ambos desde la esquina izquierda del área, ambos ingeniosos disparos rasos que engañaron a Donnarumma— parecían un calco. Pero tras esa similitud se escondía un astuto y agudo sentido del espacio y una definición cada vez más perfecta.
En una final donde el PSG tuvo el 60% de la posesión, Palmer fue quien le dio la vuelta al partido al Chelsea. En el minuto 42, contuvo el balón en el centro del campo, observó un instante y luego abrió un hueco para que João Pedro corriera y picara el balón por encima de la cabeza de Donnarumma. 3-0. El PSG se desplomó.
El entrenador Enzo Maresca jugó un partido perfecto. Sin defender ni presionar ingenuamente a toda la línea, el Chelsea optó por jugar directamente, ignorando el mediocampo, que era el punto fuerte del PSG. Desde el primer minuto, el portero Robert Sánchez lanzó un balón largo a la banda derecha, donde Mendes era constantemente atacado por Gusto y Palmer. El pragmatismo, combinado con la valentía, fue lo que ayudó al Chelsea a dominar el partido.
Cole es una estrella de clase mundial. |
Con Maresca, el Chelsea dejó de ser un equipo joven e ingenuo. Eran agudos, sabían cuándo acelerar y cuándo replegarse. Caicedo, que casi se pierde el partido por lesión, jugó el partido de su vida, eclipsando por completo el mediocampo del PSG. João Pedro aprovechó al máximo sus ocasiones, Gusto trabajó incansablemente y Reece James entró en el centro del campo para reforzar la defensa.
Pero todo ese esfuerzo giró en torno a un punto brillante: Palmer. Él fue el que inició, el que culminó y el catalizador que hizo que todo saliera a la perfección.
Palmer, considerado en su día un "rechazo" del Manchester City, es ahora el verdadero número 10 del Chelsea, tanto en posición como en influencia. El nombre "Cole Palmer FC" se usó en su día con sarcasmo, pero tras la gloriosa noche neoyorquina, se convirtió en un título de liderazgo.
Palmer no corría mucho, no se lucía. Se movía con inteligencia, protegido por su cuerpo delgado y robusto, manejado con una zurda elegante y una mente fría. Sin trucos, sin movimientos desperdiciados. Cada toque tenía un propósito, cada pase estaba calculado.
Y es por eso que el Chelsea ahora puede irse de Estados Unidos con la cabeza en alto con el Mundial, casi 100 millones de libras en premios y lo más importante: la creencia de que tienen una verdadera superestrella, alguien que puede llevar al equipo a una nueva era.
Cole Palmer no solo brilló. Definió el juego. Y cuando un joven jugador puede convertir una final del Mundial en su propio campo de juego, quizás estemos presenciando el nacimiento de una futura leyenda.
Fuente: https://znews.vn/cole-palmer-xung-danh-chan-sut-tram-trieu-usd-post1568400.html
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