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Mira y deja que tu corazón sea tocado
Desde el balcón de la villa con vistas al lago, verás el amanecer llegar con suavidad: los rayos de luz se filtran entre los árboles, reflejándose en el agua, los pájaros juegan en el cielo azul pálido. LAMORI no necesita presumir, pero seduce con un encanto delicado que invita a detenerse y observar un poco más.
Cada sendero curvo de piedra que rodea el jardín, el puente de madera sobre el lago, la silla bajo el árbol... son como detalles de una acuarela. Aquí, cada persona es artista de sus propias emociones; basta con pararse allí y observar una rama de árbol, una nube, para sentir su propia belleza.
Pasándose unos a otros a través de los marcos de otoño.
Arquitectura escondida en la naturaleza
LAMORI no opta por la ostentación. Las villas son de baja altura, ocultas entre la exuberante vegetación. Amplios ventanales, amplios porches y madera rústica, combinados con interiores en tonos oscuros, crean un espacio confortable que, a la vez, invita a la meditación.
En el ajetreo de la vida, hay pocos lugares donde con sólo… mirar, ¡podemos sentir cómo nuestro corazón se calma!
Cada vista desde el interior de la habitación hacia el exterior es una escena poética: la tranquila superficie del lago, los árboles de bambú meciéndose suavemente, la luz del sol cayendo sobre el suelo de piedra... Todo el complejo es como un poema silencioso, sin necesidad de palabras, solo sentimientos.
Una verdadera experiencia de ritmo lento.
En LAMORI, el tiempo parece ralentizarse. Despierta temprano por la mañana, prepárate una taza de té y siéntate a contemplar cómo la niebla se funde en el agua. Al mediodía, relájate en una silla de ratán, lee un libro y escucha el canto de los pájaros. Por la tarde, da un paseo por el jardín de hierbas y, por la noche, tómate una infusión o escucha música suave en el salón junto al lago.
Sin prisas, sin ruido de ciudad. Solo tú y tus sentimientos. Un viaje que no llega lejos, pero que te llega a lo más profundo.
Espacio de conexión pacífica
LAMORI es para quienes aprecian el momento. El espacio no es ruidoso, pero sí muy emotivo: puedes pasear con tus seres queridos sin hablar mucho, sentarte a dibujar junto al lago o simplemente tumbarte en el césped a contemplar la puesta de sol.
El Puente del Siglo nos lleva al pasado lejano.
Servicios como clases de yoga matutinas, spa de hierbas, espacio de lectura, bañera al aire libre... todo ello ayuda a relajarse física y mentalmente. Para los niños, LAMORI es una maravillosa aula de naturaleza donde pueden dibujar árboles, escuchar el canto de los pájaros y tocar la hierba.
Tómate un momento para observar, no solo el paisaje, sino también para escucharte a ti mismo. LAMORI no promete grandes cosas, sino que trae un silencio excepcional en el mundo ajetreado. Y a veces, son esos momentos de calma los que se quedan grabados en lo más profundo del corazón.
Thuong San (Países Bajos)
Fuente: https://baothanhhoa.vn/danh-chut-thoi-gian-ngam-nhin-lamori-260612.htm






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