El mercado de criptoactivos ofrece oportunidades de innovación y ganancias, pero también riesgos (Foto: Kaspersky)
Desde Bitcoin y Ethereum hasta las monedas estables y los NFT, el mercado de criptoactivos ofrece oportunidades para la innovación, pero también plantea riesgos para la estabilidad macroeconómica, el blanqueo de capitales, la financiación del terrorismo y la protección del consumidor. La pregunta que enfrentan los países es cómo regular y habilitar el comercio de criptoactivos de forma que fomente la innovación y limite el riesgo sistémico.
En primer lugar, para regular los criptoactivos, cada país debe definir legalmente esta nueva clase de activo. Algunos países los consideran una mercancía, otros los reconocen como activos intangibles y otros clasifican algunos tokens (activos digitales) como valores si tienen grado de inversión y se espera que generen ganancias. Algunos países van más allá y consideran los criptoactivos como una moneda, aunque la mayoría aún no los reconoce como medio de pago legal. Esta definición legal ha conllevado una serie de requisitos de licencia para plataformas de intercambio, monederos electrónicos y servicios de custodia, así como regulaciones sobre transparencia, prevención del blanqueo de capitales y obligaciones fiscales.
La Unión Europea (UE) lidera actualmente el desarrollo de un marco legal integral para la gestión de criptoactivos. La Ley de Mercados de Criptoactivos (MiCA) se considera un hito, ya que define claramente las responsabilidades y obligaciones de los emisores de tokens, las plataformas de intercambio, los proveedores de monederos electrónicos y, en especial, los emisores de monedas estables. La MiCA exige reservas para garantizar las monedas estables y transparencia financiera para proteger a los inversores. Con este marco legal, la UE espera generar estabilidad y crear un entorno competitivo justo en todo el bloque, ayudando a las startups a operar transfronterizamente sin enfrentarse a diferentes obstáculos legales entre los países miembros. Sin embargo, el coste de cumplir con la MiCA es considerable, especialmente para proyectos pequeños, por lo que aún existe la preocupación de que una normativa demasiado estricta pueda obstaculizar la innovación.
Cada país tiene su propio modelo de gestión de criptoactivos - (Foto: Bankless Times)
A diferencia de la UE, EE. UU. tiene un enfoque más fragmentado, con diferentes agencias involucradas en la supervisión. La Comisión de Bolsa y Valores (SEC) a menudo trata muchos tokens como valores e impone requisitos de registro, mientras que la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas (CFTC) los regula como materias primas. Además, el Servicio de Impuestos Internos (IRS) exige que las personas y las organizaciones declaren las ganancias del comercio de criptoactivos como ingresos imponibles. En los últimos años, EE. UU. ha experimentado nuevos avances con la aprobación por parte de la SEC de fondos cotizados en bolsa (ETF) al contado basados en Bitcoin y Ethereum, lo que abre la puerta a un mayor capital institucional. Las fortalezas del modelo estadounidense residen en la transparencia, la protección del inversor y la profundidad de los mercados financieros. Pero, al mismo tiempo, la supervisión fragmentada y las diferencias entre estados dificultan que las empresas determinen sus obligaciones legales, mientras que la excesiva cautela también ha dejado a EE. UU. por detrás de algunos países en la experimentación con productos financieros descentralizados.
Japón fue uno de los primeros países asiáticos en adoptar las criptomonedas en su sistema legal. Tras el colapso de Mt. Gox, el país modificó la Ley de Servicios de Pago para considerar las criptomonedas como activos virtuales legales y exigió a las plataformas de intercambio que se registraran y cumplieran estrictamente con las regulaciones contra el blanqueo de capitales. La Agencia Japonesa de Servicios Financieros (FSA) supervisa y grava con tasas elevadas los ingresos procedentes de las transacciones de criptomonedas. Gracias a este estricto marco legal, Japón se ha convertido en un mercado de criptomonedas más estable y transparente, aunque la carga fiscal y regulatoria sigue siendo un obstáculo para muchos inversores minoristas.
Mientras tanto, Singapur ha adoptado un enfoque más equilibrado. El país no considera las criptomonedas como moneda de curso legal, sino que las reconoce como activos negociables. La Ley de Servicios de Pago (PSA) exige una estricta concesión de licencias y supervisión a las plataformas de intercambio y proveedores de monederos electrónicos, con requisitos de cumplimiento contra el blanqueo de capitales. La Autoridad Monetaria de Singapur (MAS) establece estándares para las monedas estables (stablecoins), reconociendo únicamente aquellas con reservas y transparencia. El entorno regulatorio abierto, pero estrictamente controlado, ha convertido a Singapur en un destino atractivo para las empresas globales de blockchain y fintech.
La industria de las criptomonedas invirtió decenas de millones de dólares en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024 (Foto: Getty Images)
Corea del Sur también se está convirtiendo en un centro de comercio de criptomonedas en Asia. El gobierno exige que todos los proveedores de servicios de activos virtuales se registren y cumplan con las regulaciones AML/KYC. Tras los escándalos de Terra-Luna, Corea del Sur reforzó la supervisión, prohibió las criptomonedas anónimas y aumentó la protección de los inversores individuales. Esto ha resultado en un mercado de criptomonedas más seguro en Corea del Sur, pero también en una reducción significativa del número de criptomonedas legalmente listadas en las plataformas de intercambio.
Varios países de Oriente Medio, el norte de África y África han prohibido las criptomonedas debido a la preocupación por la pérdida de control sobre los flujos de capital. El Salvador, por otro lado, ha reconocido a Bitcoin como moneda de curso legal para atraer inversiones, pero este modelo es controvertido porque las fuertes fluctuaciones de precio de Bitcoin pueden aumentar los riesgos macroeconómicos.
Al analizar el mapa global de la gestión de criptoactivos, se observa que cada modelo tiene sus propias ventajas y desventajas. Las políticas restrictivas ayudan a limitar los riesgos macroeconómicos, pero pueden frenar la innovación, mientras que los marcos legales abiertos se aprovechan fácilmente con fines ilegales. Por lo tanto, el enfoque más eficaz es construir un sistema legal claro pero flexible, que combine una supervisión estricta con mecanismos de prueba y protección de los inversores. Los países también deben centrarse en la coordinación internacional, ya que las criptomonedas no tienen fronteras y cualquier vacío legal puede convertirse en un punto débil susceptible de explotación.
En los últimos años, varias tendencias destacadas han dado forma al panorama global de la gestión de activos criptográficos. Estas incluyen: regulación de las stablecoins y tokenización de activos; cooperación internacional en criptomonedas transfronterizas; pruebas en entornos de pruebas; y reforma fiscal para aumentar los ingresos. Además, los países también están impulsando la mejora de sus marcos tributarios y contables para aumentar los ingresos presupuestarios y reducir el fraude.
El auge de los criptoactivos plantea tanto un problema complejo como una gran oportunidad para las economías . Si se regulan eficazmente, las criptomonedas pueden convertirse en un motor de innovación financiera, impulsar el comercio global y ampliar las oportunidades de inversión. Por el contrario, si son laxas o demasiado rígidas, pueden aumentar los riesgos financieros y sociales, o se pueden perder oportunidades de desarrollo. Lo importante no es elegir un "modelo estándar", sino encontrar un equilibrio entre innovación y control, fomento y supervisión, para construir un ecosistema financiero digital sostenible.
Fuente: https://vtv.vn/giao-dich-tai-san-ma-hoa-duoi-lang-kinh-quan-ly-toan-cau-100251003105215767.htm
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