1. Zermatt a los pies del famoso Matterhorn
Zermatt es un espléndido paraíso veraniego (Fuente de la foto: Collected)
Zermatt no es solo un destino invernal con infinitas pistas de esquí, sino también un espléndido paraíso veraniego. Cuando la nieve se derrite, las laderas revelan un exuberante césped verde entremezclado con una multitud de flores silvestres en flor. Desde la ciudad, los visitantes pueden recorrer sinuosos senderos que conducen a la cima del Cervino, la mundialmente famosa montaña piramidal. Los brillantes trenes cremallera rojos serpentean entre pinares, valles y antiguos chalets, ofreciendo un paisaje de paz sobrecogedora.
El aire en Zermatt es fresco y tranquilo, con solo el sonido de los arroyos y el tintineo de los cencerros resonando en las praderas lejanas. Quienes disfrutan del senderismo o la escalada encontrarán aquí rutas ideales para superarse. Y después de un largo día de paseos por la naturaleza, no hay nada mejor que disfrutar de una taza de chocolate caliente junto a la ventana, contemplando en silencio cómo la puesta de sol tiñe de rosa el cielo sobre el pico Matterhorn a lo lejos.
2. El lago de Ginebra y la romántica ciudad de Montreux
El lago de Ginebra es el corazón azul de la región de Romandía (Fuente de la foto: Collected)
El lago Lemán, también conocido como Lago Lemán, es el corazón azul de la región de Romandía. Es una joya resplandeciente entre las montañas y el cielo, rodeada de viñedos en terrazas y encantadores pueblos enclavados en sus orillas. La ciudad de Montreux, famosa por su festival de jazz cada verano, es una visita obligada para los amantes de la belleza y la sofisticación.
Los senderos junto al lago están adornados con lavanda y rosas, las velas blancas se deslizan suavemente sobre las aguas cristalinas y el sonido de los saxofones al caer la tarde crea una escena romántica inolvidable. Montreux también ofrece experiencias únicas, como visitar el Castillo de Chillon, una antigua fortaleza que se refleja en el lago, o tomar un tren cremallera a través de los viñedos de Lavaux, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, donde el vino y el sol de verano se combinan para crear un sabor intenso e inolvidable.
3. Interlaken
La ciudad de Interlaken es la intersección de las maravillas naturales más majestuosas de Suiza (Fuente de la foto: Collected)
Enclavada entre los lagos de Brienz y Thun, la ciudad de Interlaken es la intersección de las maravillas naturales más majestuosas de Suiza. Rodeada por los imponentes montes Eiger, Mönch y Jungfrau, Interlaken en verano es como un dulce sueño entre verdes praderas y montañas nevadas. Desde aquí, los visitantes pueden comenzar fácilmente su viaje hacia la cima del Jungfraujoch, conocido como el "techo de Europa".
Interlaken no solo ofrece montañas, sino también emocionantes experiencias de aventura como paracaidismo desde 4000 metros de altura, kayak en el lago azul o caminar por senderos forestales que conducen a la cascada de Staubbach entre la niebla. Pero sobre todo, es la sensación de estar inmerso en un espacio vasto, donde cada respiración se purifica y cada latido se calma con el viento de la montaña y el sol.
4. Alfalfa
Lucerna es una excelente parada paraexplorar la belleza de la Suiza central en verano (Fuente de la foto: Collected)
Lucerna no solo es una ciudad pintoresca, sino también un punto de partida ideal para explorar la belleza de la Suiza Central en verano. Enclavada a orillas del lago de Lucerna, con sus aguas cristalinas que reflejan los montes Pilatus y Rigi, la ciudad es como entrar en un cuento de hadas con su famoso puente Kapell, su torre de agua medieval y sus sinuosas calles adoquinadas.
Lucerna en verano es encantadora, con festivales al aire libre, conciertos de música de cámara en el antiguo cementerio y trenes de vapor que llevan a los visitantes por el lago al son de las olas. Desde aquí, se puede tomar un teleférico hasta la cima del Rigi para disfrutar de vistas panorámicas del valle y el lago, o disfrutar del atardecer con una copa de vino blanco local.
5. Grindelwald
Grindelwald es como un pueblo de los cuentos de hadas de Andersen (Fuente de la imagen: Recopilada)
Oculto entre nubes y alfombras de flores silvestres, Grindelwald se asemeja a un pueblo de los cuentos de hadas de Andersen. Este es un lugar donde el verano llega como un suave susurro desde las montañas y los bosques, donde cada mañana uno se despierta con el canto de los pájaros y los primeros rayos del sol asomándose tras el majestuoso Eiger. Quienes visitan Grindelwald no solo vienen a relajarse, sino también a escuchar la naturaleza con todos sus sentidos.
Desde caminatas por el mágico valle de Lauterbrunnen, paseos en funicular hasta el impresionante First Cliff Walk, hasta la sensación de flotar en un teleférico con vistas a los prados y las vacas pastando a lo lejos, cada experiencia aquí posee una singular cualidad poética. Y al caer la noche, el cielo de Grindelwald se ilumina con innumerables estrellas, como un susurro del universo enviado al viajero solitario en su viaje hacia la belleza infinita.
Cada destino turístico de verano en Suiza ofrece una gama diferente de emociones, desde maravillarse con la majestuosidad de la naturaleza hasta la paz de los momentos cotidianos. Son días paseando por los Alpes, tardes junto al lago contemplando el romper de las olas, el sonido de las campanas de la iglesia resonando en la distancia y el aroma a hierba recién cortada flotando en la brisa de la tarde.
Fuente: https://www.vietravel.com/vn/am-thuc-kham-pha/dia-diem-du-lich-thuy-si-mua-he-v17377.aspx
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