Comprender las cadenas tróficas en ecosistemas antiguos ha sido un objetivo de la paleoecología desde hace mucho tiempo. La evidencia directa de estas interacciones es escasa, incluyendo fósiles con alimento en el estómago y marcas de mordeduras y dientes… Foto: @IUGS-Geoheritage.
Recientemente, durante una excavación en el Parque Nacional de los Dinosaurios en Alberta, Canadá, paleontólogos del Museo Real Tyrrell de Paleontología, la Universidad de Reading y la Universidad de Nueva Inglaterra descubrieron algo extraño. Foto: @Royal Tyrrell Museum of Paleontology.
Se trata de una vértebra cervical fosilizada de un dinosaurio volador azdárquido gigante llamado Cryodrakon boreas (con una envergadura estimada de unos 2 metros), que vivió en el Cretácico de Alberta, Canadá, hace unos 76 millones de años. Foto: @Royal Tyrrell Museum of Paleontology.
La longitud total de esta vértebra cervical es de 9,4 cm. Foto: Museo Real Tyrrell de Paleontología.
Una investigación arqueológica exhaustiva y un análisis mediante técnicas de microtomografía computarizada (TC) mostraron que esta vértebra cervical fosilizada presentaba una extraña marca de mordedura, que creó una gran perforación circular. Foto: @Royal Tyrrell Museum of Paleontology.
Basándose en el tamaño y la forma de las marcas dentales, y en comparaciones con animales modernos, los autores sugieren que un cocodrilo mordió el cuello del pterosaurio, pero no pueden determinar si esto fue resultado de una caza activa por parte del cocodrilo o si simplemente se alimentaba del pterosaurio previamente muerto. Foto: @Royal Tyrrell Museum of Paleontology.
"Los huesos de dinosaurios voladores son muy raros, por lo que encontrar fósiles de ellos mordidos por otro animal es realmente increíble", afirmó el Dr. Caleb Brown, paleontólogo del Museo Real Tyrrell de Paleontología. Foto: @Royal Tyrrell Museum of Paleontology.
Fuente: https://khoahocdoisong.vn/he-lo-xuong-khung-long-bay-bi-ca-sau-can-tu-ky-phan-trang-post1550283.html
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