La economía estadounidense muestra señales positivas. El crecimiento en el segundo trimestre de 2023 superó las expectativas con un 2,4 %. La inflación ha caído al 3 %. Los precios de las acciones se han recuperado. La confianza del consumidor está mejorando.
Sin embargo, hay repercusiones. Los empleos están disminuyendo. Los bancos aún tienen problemas con los préstamos incobrables. La inflación aún no se acerca al objetivo de la Reserva Federal.
Tras la pandemia de COVID-19, que cobró la vida de más de un millón de estadounidenses, la economía estadounidense parece "poco realista". Muchas opiniones afirman que la recuperación económica presagia una recesión. El riesgo de recesión económica sigue presente.
En 2010, los expertos cuestionaron la fase posterior a la recuperación de la economía estadounidense. Sin embargo, la principal economía del mundo continuó creciendo hasta el estallido de la COVID-19. Incluso antes de la pandemia, la economía estadounidense se estaba acelerando.
En 2021, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se mostró escéptica sobre la recuperación de Estados Unidos de la pandemia.
Se puede ver que la recesión no es algo que no sucederá, pero no es fácil que ocurra una recesión económica cuando el proceso de recuperación económica todavía está en ascenso.
En general, el crecimiento económico no es un "estimulante artificial". Es, más bien, una condición natural de una economía, siempre que las instituciones básicas de ese país funcionen correctamente (como es el caso de Estados Unidos). El crecimiento continuo es positivo.
Hay excepciones a estas reglas. Algunos estudios han demostrado que los rápidos auges crediticios (especialmente hipotecarios) suelen ir seguidos de recesiones económicas. La Gran Recesión de 2008-2009 fue el ejemplo más evidente. Sin embargo, la situación actual no se ajusta a ese escenario. Las tasas hipotecarias en torno al 7 % en EE. UU. se consideran aceptables sin que afecten negativamente al mercado inmobiliario del país.
En el caso de la economía estadounidense, es importante considerar el impacto general en otras economías. El Reino Unido y la UE no han experimentado una recuperación tan sólida como la de EE. UU.
La mayoría de los países de la eurozona no han tenido éxito en la lucha contra la inflación, lo que genera numerosos riesgos. El lento crecimiento implica que estas economías cuentan con menos recursos para abordar problemas importantes. Al combinar todos estos factores, es probable que la brecha entre EE. UU. y otros países de la OCDE siga ampliándose.
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