Messi no necesita correr mucho. |
Sería fácil criticar a Lionel Messi con solo ver las estadísticas. Que es el que menos distancia corre del equipo, incluso perdiendo contra el lateral Noah Allen por casi 4 km en un partido. Que su estado físico no es el mismo que antes, y que a sus 38 años, Messi parece estar alejándose del ritmo intenso del fútbol de élite.
Pero esa es la trampa habitual de quienes solo ven el fútbol a través de las estadísticas. Messi, como una paradoja viviente, siempre existe y brilla haciendo que todas las reglas sean insignificantes.
Corre menos, pero es quien controla el ritmo del partido. Messi no se esfuerza tanto como sus compañeros, pero es quien decide el resultado.
En la Copa Mundial de Clubes de la FIFA 2025™, Messi sigue siendo Messi. En los tres partidos de la fase de grupos, corrió un promedio de tan solo 7,7 km por partido, el más bajo de la plantilla del Inter Miami.
Contra el Al Ahly, fueron 7.429 km; contra el Porto, 7.934; y contra el Palmeiras, 7.988, el único partido en el que Luis Suárez recorrió incluso menos. Mientras tanto, otros jugadores como Busquets y Allen superaron la barrera de los 10 y los 11 km, una diferencia que parece inaceptable en el fútbol moderno.
Messi está reservado para momentos especiales. |
Pero el fútbol no solo se define por los kilómetros que recorren las botas. También se define por la calidad de cada jugada, el ritmo de cada pase y la serenidad en el momento decisivo. Y ahí, Messi sigue siendo la cima.
Marcó un golazo de falta contra el Porto, una situación que hace redundante cualquier análisis táctico. Realizó aceleraciones inesperadas, abriendo espacios para sus compañeros a pesar de pasar la mayor parte del tiempo simplemente "caminando" sobre el campo. Messi falló dos buenas ocasiones contra el Al Ahly —sí—, pero el hecho de que aparecieran demostró que seguía presente en el punto de mira, siendo el punto focal que la defensa rival debía vigilar con atención en cada jugada del balón.
Se puede decir que Messi ya no es el "tornado" que arrasaba con todo sistema como en su mejor momento. En cambio, es una nube de humo, que aparece y desaparece, imposible de atrapar. Para Messi, el problema no es cuánto corre, sino "para qué corre".
Elige el momento para explotar, el espacio para brillar, el ritmo para que todo el partido se doble a él. Y lo más importante, Messi hace que sus compañeros jueguen mejor y sus oponentes jueguen peor, con su presencia aparentemente silenciosa.
Para el Inter Miami, Messi no es solo la estrella, es la identidad. No le piden que presione frenéticamente ni que se retraiga y defienda con fiereza. Entienden que un Messi libre en ataque, con momentos de magia, es lo único que necesitan para revertir la situación.
Ahora, antes de Messi está el PSG, el equipo que en su día le brindó una etapa espléndida en Europa, pero también el lugar del que se marchó con cierta discreción y cierta frialdad. Ese reencuentro promete ser una película especial, no solo para medir el talento, sino también una historia sobre el destino y la autoafirmación.
Porque aunque ya está en los últimos años de su carrera, Messi nunca ha dejado de escribir capítulos mágicos. Y quizás nunca ha necesitado correr mucho para demostrarlo.
Fuente: https://znews.vn/messi-di-bo-tran-dau-cui-dau-post1564516.html
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