Los coches eléctricos se preparan para ser cargados en barcos para su exportación en la provincia de Shandong, China.
El presidente estadounidense Joe Biden anunció una investigación sobre los riesgos para la seguridad nacional que plantea la tecnología china en los automóviles, advirtiendo que podrían utilizarse para recopilar información sensible, informó AFP el 1 de marzo.
China respondió airadamente, criticando la investigación por discriminatoria y acusando a Estados Unidos de "instrumentalizar" las cuestiones comerciales.
El Sr. Biden ha ordenado al Departamento de Comercio que lleve a cabo una investigación, centrada en los vehículos conectados que contienen tecnología de “países que preocupan”, como China, para responder a las amenazas.
"China está decidida a dominar el futuro del mercado automovilístico, incluso mediante prácticas desleales. Las políticas chinas podrían inundar nuestros mercados con vehículos que representan un riesgo para nuestra seguridad nacional", declaró el presidente estadounidense en un comunicado.
Estados Unidos busca reducir la dependencia de la industria automotriz con respecto a China, la segunda economía más grande del mundo. Para ello, ha introducido incentivos fiscales para los vehículos eléctricos y las baterías de fabricación nacional, al tiempo que intenta desarrollar su capacidad de producción interna.
La última iniciativa implica que los vehículos se conecten constantemente con dispositivos personales, otros automóviles, la infraestructura de Estados Unidos y sus fabricantes, incluidos los automóviles eléctricos y autónomos.
La Casa Blanca afirma que los vehículos conectados recopilan enormes cantidades de datos sobre conductores y pasajeros, registran información sobre la infraestructura estadounidense a través de cámaras y sensores, y pueden controlarse o desactivarse de forma remota.
Según la Casa Blanca, podrían surgir “nuevas vulnerabilidades” si gobiernos extranjeros obtienen acceso a sus sistemas o datos.
El Departamento de Comercio recabará información durante la investigación, con un período de consulta pública de 60 días. Posteriormente, las autoridades podrían imponer restricciones a algunas transacciones, pero no han especificado un plazo.
El portavoz de la Embajada de China, Liu Pengyu, afirmó que China "se opone firmemente" a la generalización por parte de Estados Unidos de la seguridad nacional y a la "instrumentalización" de las cuestiones económicas y comerciales.
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