Los científicos de la NASA utilizaron el telescopio espacial James Webb para reexaminar TRAPPIST-1b, uno de los planetas similares a la Tierra descubiertos anteriormente, con instrumentos menos nítidos.
A diferencia del Telescopio Espacial Infrarrojo Spitzer, el Telescopio Espacial James Webb (operado principalmente por la NASA, en colaboración con la ESA y la CSA, las agencias espaciales europea y canadiense) logró captar la luz del posible planeta, según la NASA. Los datos espectrales confirmaron su tamaño similar al de la Tierra, pero con un giro decepcionante.
Las imágenes del James Webb Mid-Infrared Imager (MIRI), un instrumento de imagen térmica supersensible, muestran que el planeta debe ser abrasador, alrededor de 232 grados Celsius, lo que hace que la esperanza de vida en él prácticamente desaparezca.
Es más, los científicos han descubierto que podría ser una roca desnuda que ha perdido su atmósfera.
Anteriormente, TRAPPIST-1b y otros seis planetas formaban parte del sistema TRAPPIST-1, a 378 billones de años luz de distancia. TRAPPIST-1 es el nombre de una estrella enana roja, mucho más pequeña que el Sol, identificada como una enana de tipo M, el tipo de estrella más común en la Vía Láctea.
Se cree que los siete planetas del sistema tienen agua líquida, aunque algunos tienen tanta que formarían planetas oceánicos inhabitables.
Existen opiniones encontradas, y algunos sugieren que es más probable que exista vida en mundos más cercanos a sus estrellas anfitrionas, como TRAPPIST-1b. Además, tienen un tamaño aproximado a la Tierra.
Sin embargo, algunos estudios sugieren que es más probable que exista vida en mundos más alejados del Sol, donde hace más frío y el clima podría ser templado. Pero en cualquier caso, al menos en esta generación, no se puede llegar allí: está demasiado lejos, fuera del alcance de cualquier nave espacial actual.
nld.com.vn
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