
Según un informe publicado en el prestigioso British Medical Journal, el paciente acudió al Hospital Ninewells (Escocia) con síntomas inusuales. Lo que sorprendió al equipo médico fue que durante el examen oyeron un crujido debajo de la piel del cuello, señal de que se había filtrado aire a los tejidos blandos, lo que no es normal.
Una tomografía computarizada (TC) posterior confirmó el sorprendente diagnóstico: un desgarro espontáneo de 2 mm de longitud en la pared de la tráquea, el principal conducto de aire que conecta la garganta y los pulmones. Se trata de una lesión extremadamente rara, que suele producirse únicamente después de accidentes graves o complicaciones quirúrgicas.
El Dr. Rasads Misirovs, médico de cabecera y autor principal del informe, dijo que él y su equipo nunca se habían encontrado con un caso similar en toda su carrera, a excepción de los casos de perforación traqueal debido a un traumatismo grave o una cirugía.
Médicamente, este fenómeno se denomina “perforación traqueal espontánea”, es decir, la tráquea se desgarra sin una fuerza externa evidente. El mecanismo del daño se debe a un aumento repentino de la presión en el sistema respiratorio cuando tanto la nariz como la boca están bloqueadas.
Estudios previos han demostrado que cuando una persona intenta contener un estornudo de esta manera, la presión interna puede aumentar entre 20 y 24 veces más de lo normal, lo suficiente para destruir los tejidos débiles o delgados del cuerpo.
En el caso del hombre de Dundee, el aire fue expulsado de la tráquea a través del desgarro, hacia los tejidos blandos del cuello e incluso se extendió al mediastino (el área entre los pulmones).
Esta condición, conocida como “enfisema quirúrgico”, si no se detecta y se trata a tiempo, puede provocar insuficiencia respiratoria o una infección grave.
Afortunadamente, el paciente no requirió intervención quirúrgica. Recibió un tratamiento conservador, con ayuno para reducir la presión en la zona de la garganta, toma de analgésicos y una estrecha vigilancia en el hospital durante 48 horas. Después de cinco semanas de descanso y tratamiento, una tomografía computarizada mostró que la herida había sanado por completo.
Sin embargo, los médicos enfatizan que se trata de un "encuentro de vida o muerte" y no todos tienen un resultado tan afortunado. Uno de los peores riesgos es un desgarro traqueal que puede provocar asfixia o incluso una hemorragia cerebral, advierte el doctor Misirovs.
Aunque se trata de un fenómeno poco común, sus posibles consecuencias son enormes, sobre todo porque muchas personas tienden a tomar a la ligera el acto de reprimir un estornudo.

Los médicos de todo el mundo repiten el mismo consejo: estornudar al aire libre (Foto ilustración: Sora).
De hecho, este no es el primer caso de este tipo de lesión registrado en el mundo. En 2018, un hombre en Leicester (Reino Unido) también sufrió un desgarro en la tráquea al intentar contener un estornudo.
Otro caso similar también fue reportado en Australia. Sin embargo, el número de denuncias es todavía muy bajo, lo que hace más visible este fenómeno como un peligro potencial que no mucha gente conoce.
Ante esta situación, los médicos de todo el mundo repiten el mismo consejo: dejar que el cuerpo realice el reflejo del estornudo de forma natural.
El estornudo es el mecanismo de defensa biológico del cuerpo que ayuda a expulsar partículas de polvo, bacterias o irritantes del tracto respiratorio. No sólo la retención contrarresta ese efecto, sino que también puede ejercer mucha presión sobre órganos como los oídos, los senos paranasales, la garganta y, en casos extremos, esto puede causar un desgarro en la tráquea como se mencionó anteriormente.
Fuente: https://dantri.com.vn/suc-khoe/nguoi-dan-ong-bi-rach-khi-quan-vi-co-nhin-hat-hoi-20250529085911788.htm
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