Otagi Nenbutsu-Ji: Templo de las 1.200 caras en Kioto
Enclavado en la remota región de Sagano, al noroeste de Kioto, el templo Otagi Nenbutsu-ji recibe a sus visitantes con un conjunto de 1200 estatuas de piedra (rakan) de expresiones increíblemente realistas. Si bien el salón principal del templo data del período Heian (794-1192), las estatuas fueron esculpidas entre 1981 y 1991 por numerosos visitantes y fieles bajo la dirección del abad del templo, Nishimura Kocho.
Cada estatua cubierta de musgo posee una expresión singular, que va de alegre a pensativa e incluso a la divertida, creando una escena única. Esto da fe de la perdurable vitalidad del templo, ya que sus estructuras principales han resistido con firmeza numerosos desastres naturales y el paso del tiempo.

Aldea del Zorro de Zao: Conoce a las astutas criaturas
En la prefectura de Miyagi, la Aldea de los Zorros de Zao alberga a más de 100 zorros de seis especies diferentes que deambulan libremente. Los visitantes pueden comprar comida y alimentarlos en una zona habilitada, y observar cómo juegan e interactúan en su hábitat natural. En la cultura japonesa, los zorros (kitsune) son considerados inteligentes y poseen poderes místicos.
La experiencia en Zao Fox Village ofrece una perspectiva interesante y diferente en comparación con lugares conocidos como Cat Island o Rabbit Island, resultando especialmente atractiva para los amantes de los animales.

Isla Rebun: Paraíso de flores silvestres en Hokkaido
Enclavada en el Parque Nacional Rishiri-Rebun-Sarobetsu, la isla de Rebun es una joya esmeralda con una red de senderos que serpentean por sus exuberantes laderas. Accesible en ferry, la isla se mantiene virgen y tranquila. La mejor época para visitarla es entre junio y agosto, cuando cientos de flores alpinas cubren sus 80 kilómetros cuadrados.
Muchas de las flores de aquí son endémicas, no se encuentran en ningún otro lugar del mundo , incluida la Edelweiss Rebun (usuyukiso), el símbolo de la isla.

Cueva Ryusendo: Explora la 'cueva del dragón' y el lago subterráneo
Ryusendo, una de las tres cuevas de piedra caliza más grandes de Japón, se encuentra al pie del monte Ureira. Desde la entrada, se puede escuchar el murmullo de los arroyos subterráneos. En su interior, un mundo mágico de innumerables estalactitas, estalagmitas y tres lagos subterráneos de aguas cristalinas. El lago más profundo es también el más profundo de Japón, con una profundidad de hasta 98 metros. Una iluminación ingeniosamente dispuesta resalta el azul del agua, permitiendo a los visitantes ver hasta el fondo.

Cataratas Fukiware: La majestuosa belleza del río Katashina
Cerca de la ciudad de Numata, las cataratas de Fukiware ofrecen un espectáculo natural impresionante. El río Katashina, de 30 metros de ancho, se precipita abruptamente por un estrecho desfiladero a través de un acantilado de granito, creando una cinta blanca de agua. Los visitantes pueden admirar la belleza de las cataratas desde distintos ángulos gracias a los miradores y senderos construidos a lo largo del acantilado.

Isla Aogashima: Isla volcánica en el Océano Pacífico
Aogashima es una isla volcánica aislada frente a la costa de Tokio, famosa por su singular estructura de doble cráter. Se puede llegar en helicóptero, en un vuelo de unos 20 minutos. La isla tiene poco más de 3 km² y alberga a unos 160 habitantes. Aunque la última erupción fue en 1785, el calor geotérmico aún está presente y los lugareños lo aprovechan para cocinar sus alimentos en calderas naturales. Aogashima es un destino ideal para practicar senderismo, observar las estrellas y disfrutar de una experiencia de desconexión total.

Aldea Shimoguri no Sato: 'El Tirol de Japón'
En contraste con el bullicio de Tokio, el pueblo de Shimoguri no Sato, en la prefectura de Nagano, es un remanso de paz. Ubicado en uno de los tres valles escondidos de Japón, se le conoce como el «Tirol de Japón» gracias a su paisaje montañoso que recuerda a los Alpes austriacos. Sorprendentemente, sus habitantes aún viven y cultivan la tierra en las laderas, que alcanzan una pendiente de hasta 38 grados, creando caminos zigzagueantes y espectaculares campos aterrazados.

Puente Tsujunkyo: Puente acueducto único
El puente de piedra Tsujunkyo no solo es una hermosa estructura, sino también un antiguo acueducto construido en 1854 para irrigar los arrozales. El puente sigue en funcionamiento y, cada mediodía, se libera agua desde ambos lados, creando una impresionante cascada artificial. Cerca de allí, los visitantes pueden caminar a través de un bosque de bambú hasta las cataratas Gorogataki, de 50 metros de altura, donde el vapor suele formar mágicos arcoíris.

Ruinas del castillo de Takeda: 'El Machu Picchu de Japón'
Encaramado en la cima de una montaña en la ciudad de Asago, las ruinas del Castillo Takeda suelen estar envueltas en nubes al amanecer, lo que le ha valido el apodo de "el Machu Picchu de Japón". El castillo fue construido en 1443, pero quedó en gran parte destruido a finales del siglo XVI. Para llegar hasta allí, los visitantes atraviesan el Parque Ritsuunkyo. El recorrido es exigente, pero la recompensa son paisajes mágicos y vistas impresionantes de los alrededores.

Fuente: https://baolamdong.vn/nhat-ban-khac-la-9-diem-den-doc-dao-it-nguoi-biet-den-399756.html






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