¿Conoces a nuestra nueva tutora, la Sra. H? ¡Se graduó el año pasado!
Esa información la envió un padre del grupo zalo de la clase de mi hija una mañana de fin de semana, lo que avivó el interés del grupo, que había estado inactivo durante los últimos meses de verano. Más de 40 padres de 25 alumnos seguían de cerca la situación; muchos preguntaron por el perfil de la profesora y dieron información sorprendente: tenía 23 años, acababa de graduarse y destacaba en actividades externas, cultura, arte...

Las preguntas inquisitivas "¿Eres recién graduado?" y "¿Has sido tutor?" se hacen evidentes. Algunos padres han sugerido que la escuela considere cambiar de docentes porque les preocupa que la falta de experiencia afecte la calidad de la enseñanza y el aprendizaje, especialmente durante un año escolar importante. Algunos incluso consideran... cambiar de clase a sus hijos.
Para muchos padres, un profesor de aula "estándar" debería ser alguien con una sólida experiencia profesional. Por lo tanto, al encontrarse con una profesora de tan solo veintipocos años, la ansiedad de los padres es totalmente comprensible.
Pero ¿es realmente necesaria esta preocupación?
Es innegable que los docentes jóvenes a menudo carecen de experiencia en el manejo de situaciones pedagógicas, la gestión del aula y la coordinación con los padres. Los tropiezos en el trabajo son inevitables en las primeras etapas. En particular, la función de un tutor no solo consiste en enseñar, sino también en liderar, orientar y mantener la disciplina en el aula, por lo que la experiencia es una ventaja.
Además de las cuestiones profesionales, a los padres también les preocupa la capacidad de conectar a profesores y familias. ¿Tiene un profesor joven el tiempo y el tacto suficientes para charlar y comunicarse regularmente con decenas de padres, o solo envía mensajes de texto?
Sin embargo, la experiencia es importante, pero no lo es todo. En el entorno educativo actual, donde se requiere innovación y adaptabilidad constantes, la juventud es una ventaja. Muchos profesores jóvenes causan una buena impresión rápidamente gracias a su espíritu de aprendizaje continuo. Son accesibles, escuchan con facilidad a los estudiantes, se adaptan a la tecnología y aplican métodos de enseñanza modernos.
Los jóvenes pueden carecer de experiencia, pero tienen tiempo para practicar y la flexibilidad para mejorar día a día. Además, para estar a cargo de una clase, especialmente de un tutor, los docentes deben someterse a un riguroso proceso de evaluación y selección por parte del colegio. El hecho de que a un docente joven se le asigne esta tarea también demuestra la confianza del consejo escolar.
En lugar de preocuparse o ser escépticos, los padres deberían ser más receptivos, conectar proactivamente y crear las condiciones para que los jóvenes docentes se desarrollen. La confianza y el apoyo familiar son los que los motivarán a crecer, creando así un ambiente de aprendizaje positivo para los estudiantes.
Los profesores jóvenes deben construir de forma proactiva relaciones abiertas y sinceras con los padres; aumentar la comunicación y compartir las situaciones de aprendizaje y formación de los estudiantes con regularidad, no solo cuando hay problemas... Porque al final, tanto profesores como padres apuntan a un objetivo común: el crecimiento y el progreso de los estudiantes, los jóvenes brotes que crecen cada día.
Fuente: https://baohatinh.vn/noi-niem-giao-vien-chu-nhiem-moi-ngoai-20-post293762.html
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