La investigación de la UNIGE contribuye a abrir nuevas oportunidades para el diagnóstico precoz y una intervención más eficaz para los niños con síndrome TEA. (Fuente: SciTechDaily) |
Según el equipo de investigación, se interrumpió un circuito cerebral involucrado en la capacidad de desviar la atención, lo que afectó el modo en que los niños recibían y respondían a las señales sociales. Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista científica Molecular Psychiatry.
Desde la infancia, los seres humanos dependen de las conexiones sociales para desarrollar habilidades para la vida y la cognición. Sin embargo, en los niños con autismo, la atención a las señales sociales como el contacto visual, las expresiones faciales o las vocalizaciones suele estar marcadamente deteriorada durante el primer año de vida. Esto afecta negativamente al proceso de aprendizaje a través de la interacción social, que es la base del desarrollo intelectual.
Para comprender los mecanismos biológicos profundos de este fenómeno, el equipo de investigación de la UNIGE realizó experimentos paralelos en humanos y animales. En un modelo de ratón portador de una mutación en el gen Shank3 (una causa común de autismo en humanos), los científicos encontraron un marcado deterioro en la orientación, lo que refleja en parte la falta de interacción en los niños autistas.
Análisis posteriores revelaron alteraciones en la conectividad entre dos regiones del cerebro: el colículo superior y el área tegmental ventral (AVT). La pérdida de sincronía en la actividad neuronal entre estas dos regiones provoca retrasos en el cambio de atención, lo que afecta la capacidad de seguir y mantener interacciones sociales.
Para probar esta hipótesis en niños, el equipo desarrolló un protocolo de resonancia magnética sin anestesia para niños de dos a cinco años. Como resultado, obtuvieron imágenes cerebrales de alta calidad en más del 90% de los niños involucrados. Los resultados mostraron cambios en los circuitos cerebrales de los niños similares al modelo de ratón. En particular, el nivel de conectividad de este circuito cerebral puede predecir el desarrollo cognitivo del niño en el año siguiente.
Aunque actualmente no hay forma de intervenir directamente en este circuito cerebral, los hallazgos ayudan a orientar las intervenciones conductuales. Un programa de tratamiento intensivo implementado en Ginebra, con una duración de 20 horas/semana durante dos años, mostró resultados positivos: los niños mejoraron un promedio de 20 puntos de CI, el 75% pudo asistir normalmente a la escuela.
La investigación de la UNIGE contribuye significativamente a explicar los mecanismos neurológicos de los trastornos del espectro autista, al tiempo que abre nuevas oportunidades para el diagnóstico temprano y la intervención eficaz para los niños con este síndrome.
Fuente: https://baoquocte.vn/phat-hien-moi-o-tre-tu-ky-312268.html
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