Amanecer en el río Ganges
Quizás en ningún otro lugar la vida y la muerte conviven tan estrechamente. Caminé por el pavimento de arenisca, donde el penetrante olor a orina que emanaba de las paredes se mezclaba con el acre olor a humo del río. Solo después supe que se trataba de un crematorio al aire libre. El Dashashwamedh Ghat (ghat en hindú significa escalones que descienden al río) es siempre el lugar más concurrido de Varanasi. Mientras los sacerdotes hindúes meditan en rincones apartados, aquí y allá, familias de peregrinos se sumergen en la oración en el río sagrado. Sus reverentes plegarias se mezclan con lamentos junto al crematorio. Justo a la orilla del agua, los morteros de madera de las diligentes lavanderas golpeaban rítmicamente, como el latido del tiempo. Cada una tenía su tarea, con una calma y compostura casi gélidas.
A lo largo del sendero que baja a la orilla del río, se encuentran tiendas de campaña cubiertas con lona, ocupadas por profesores de yoga y adivinos. Visten únicamente taparrabos, y sus barbas y cabellos les cubren el rostro, lo que aumenta su aura de misterio. Por mi experiencia, para evitar problemas, conviene no adentrarse en lugares donde se reúnen muchos sacerdotes. Yo solo me acerco a personas sentadas solas y les pido permiso para tomarles fotos; claro está, esta colaboración tiene un precio.
Arte del Ganges
En este río sagrado se realizan numerosos rituales. Me centré en observar y documentar un ritual rutinario pero de gran importancia: la ceremonia de adoración al río llamada Ganga Aarti.
A las 4 de la tarde comienzan los preparativos: barrer, extender alfombras y colocar las mesas rituales a lo largo del camino del Dashashwamedh Ghat. Esta es una ceremonia nocturna de ofrendas, realizada por los sacerdotes (pandit), con rituales de ofrenda de tierra, agua, fuego y flores a la Madre Ganges. Para conseguir un buen sitio, tuve que esperar cuatro horas sentado en silencio en una esquina de la primera mesa de ofrendas. Al principio, los sacerdotes se mostraron visiblemente molestos, pero después se volvieron más amables. Al anochecer, miles de devotos abarrotaban el Dashashwamedh Ghat. Se veían exhaustos, cansados, pero también muy ansiosos y emocionados.
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A las 7 de la tarde, cuando comienzan los cánticos de oración, los sacerdotes agitan sus batutas al unísono, dibujando estelas de luz en el cielo oscuro. Al son de la música, las oraciones y los conjuros, realizan el ritual de ofrecer a los dioses las cosas más puras, como incienso, flores, velas, etc.
Se puede decir que vale la pena experimentar este ritual religioso al pisar las orillas del Ganges. Para algunos, es un río contaminado, pero para otros, sumergirse en sus aguas purifica de todos los pecados. Sueñan con ser incinerados y esparcir sus cenizas allí, con la firme convicción de que su alma descansará eternamente. Comprendo por qué los hindúes siempre sueñan con visitar la tierra sagrada de Varanasi al menos una vez en la vida.
Fuente: https://heritagevietnamairlines.com/song-thieng-huyen-bi/






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