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Christopher Nkunku ha sido decepcionante en el AC Milan. |
Christopher Nkunku llegó a Milán con el aura de una estrella de la Bundesliga, pero tras más de cuatro horas en el campo en la Serie A, no ha marcado ni un solo gol. El único tanto del francés desde que se unió a los "Rossoneri" fue en la Coppa Italia, y en la máxima competición europea está perdiendo terreno y confianza.
El empate con el Parma fue una advertencia. Nkunku tuvo una actuación mediocre, incapaz de marcar la diferencia. Solía ponerse un globo rojo en el calcetín antes de cada partido, como un ritual de buena suerte. Pero tras el único gol contra el Lecce, el globo permaneció allí, símbolo de una espera desesperanzada.
Los tifosi del Milan comenzaban a impacientarse. Tras más de 250 minutos sin marcar, recordaban la inversión de 37 millones de euros que el club había realizado para traer a Nkunku a San Siro. Para un club tradicionalmente cauto con los gastos, se trataba del fichaje estrella del verano. El Milan esperaba que aportara creatividad, velocidad y dinamismo a un ataque que dependía de los contraataques y la inspiración individual.
Pero la Serie A no es como la Bundesliga. Los espacios son más reducidos, los rivales están más compactos y las jugadas de Nkunku a menudo se ven truncadas antes de que puedan marcar la diferencia. Sigue corriendo, sigue luchando, pero en gran medida no encaja en el sistema ofensivo del Milan.
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Christopher Nkunku lucha por encontrarse a sí mismo. |
El técnico Massimiliano Allegri, conocido por su pragmatismo, se muestra aún más impaciente. No es de los que arriesgan con las rotaciones. En su formación preferida, Allegri rara vez utiliza tres atacantes. Rafael Leão tiene asegurado el puesto de extremo izquierdo, Santiago Giménez está lesionado, así que la plaza restante se la disputan Nkunku y Christian Pulisic. Y ahora mismo, la balanza se inclina claramente a favor del estadounidense.
Pulisic tiene sus momentos de despiste, pero sabe cómo dejar su huella. Contra el Parma, falló una ocasión clarísima, pero aun así complicó la vida a las defensas rivales. El Milan incluso convenció a la Federación de Fútbol de Estados Unidos para que no lo convocara a la concentración de noviembre, de modo que Pulisic pudiera tener más tiempo para entrenar. El objetivo es claro: estará en el campo en el derbi del 23 de noviembre, cuando la Serie A entone su himno, mientras Nkunku se queda en el banquillo, con la mirada triste y el balón rojo aún desinflado en el calcetín.
El Milan confía en que Nkunku pronto recuperará su olfato goleador, pero el tiempo se agota. Se ha convertido en una pieza clave, no en un suplente de lujo. La Serie A se impacienta con los jugadores caros que rinden mal. Y si no explota pronto, Nkunku se convertirá en un ejemplo típico del precio de soñar en un escenario donde cada error se analiza con lupa.
El balón rojo en los calcetines de Nkunku quizá le recuerde tiempos mejores. Pero en Milán, solo los goles pueden devolverle la ilusión y salvar un puesto que se le escapa de las manos.
Fuente: https://znews.vn/tham-hoa-nkunku-post1601801.html








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