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Piers Morgan y Ronaldo en su última entrevista. |
En un mundo donde la línea entre estrella y marca se difumina cada vez más, la última entrevista de Cristiano Ronaldo con Piers Morgan es como un espejo satírico. Ya no se trata de una conversación entre periodista y jugador, sino de un duelo entre dos egos gigantes que intentan demostrar quién tiene más influencia.
La conversación tuvo lugar en el baño privado de Ronaldo en Arabia Saudí; el ambiente era lujoso y calculado. Sobre la mesa, el nuevo libro de Piers Morgan estaba junto a un frasco de perfume CR7, como si fuera una disposición deliberada. Morgan sonreía, Ronaldo sonreía, el público parecía aburrido. Todo daba la impresión de que no se trataba de una entrevista, sino de un anuncio conjunto entre dos marcas vivientes.
Piers Morgan sabe cómo generar polémica. Ha entrevistado a figuras poderosas y provocado un gran revuelo mediático con su estilo incisivo. Pero al enfrentarse a Ronaldo, el hombre de 60 años se convirtió en un auténtico fanático. Le preguntó a la superestrella portuguesa: "¿Con qué marca te gusta colaborar más? Uso tu perfume, es todo un éxito. Todo el mundo dice que huelo a Cristiano". Esa pregunta basta para hacer reír al público, o para que dejen de ver el vídeo .
Los halagos transformaron la conversación en una charla entre dos amigos imaginarios. Morgan no dejaba de llamar a Ronaldo "colega", a lo que Ronaldo solo respondía con una media sonrisa. En ese momento, los espectadores comprendieron que no eran amigos en absoluto, sino dos personas que se utilizaban mutuamente. Ronaldo necesitaba un escenario para proyectar su imagen perfecta. Morgan necesitaba una gran estrella para atraer audiencia.
La supuesta “entrevista más sincera con Ronaldo” fue en realidad 39 minutos de autopromoción. Piers Morgan le preguntó sobre su fortuna multimillonaria, su jet privado y la sensación de “ser multimillonario”. Ronaldo respondió simplemente: “Estoy muy feliz”. Y eso fue todo. Sin preguntas difíciles, sin objeciones, solo un juego de malabarismos para beneficio mutuo.
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Piers Morgan y Ronaldo han estado acaparando la atención últimamente. |
Ronaldo, sentado con las piernas cruzadas y luciendo un reloj con incrustaciones de diamantes del tamaño de una baraja de cartas, bromeó diciendo que a veces usaba uno falso, para luego corregirse rápidamente. Piers Morgan asintió con una sonrisa aduladora. No buscaba la verdad, solo quería hacer creer al público que era tan cercano a Ronaldo que podía preguntarle cualquier cosa. Pero todo era una ilusión.
Para Ronaldo, esta es una oportunidad para fortalecer su marca personal. A sus 40 años, aún controla cada detalle de su imagen, desde el terreno de juego hasta las redes sociales. Esta entrevista carece de valor deportivo , pero muestra cómo Ronaldo se define a sí mismo: no como jugador, sino como un negocio ambulante, que sabe vender de todo: desde goles y perfumes hasta el sueño del éxito.
Piers Morgan, otrora considerado el paradigma de la entrevista sin tapujos, ahora se comporta como un youtuber ávido de visitas. En 2022, logró que Ronaldo abandonara el Manchester United con una conversación impactante. Tres años después, Morgan regresa, esta vez no para exponer, sino para halagar. La presión que genera ya no se debe a la de la prensa, sino a la comodidad de Ronaldo.
Entre los halagos, hubo contados momentos en que Ronaldo volvió a ser él mismo. Mencionó el dolor de perder a su hijo en 2022 y expresó su deseo de estar más cerca de su familia al retirarse. Por un instante, la gente volvió a ver al jugador que había conmovido al mundo con su extraordinaria voluntad. Pero entonces, esas emociones se vieron rápidamente eclipsadas por las preguntas sobre dinero y aviones privados.
Lo irónico es que ambos salen ganando. Ronaldo consigue decenas de millones de visualizaciones más y oportunidades de publicidad. Morgan obtiene más temas de conversación e interacción para mantener su reputación. Juntos representan una obra en la que el espectador se convierte en un mero espectador involuntario.
La entrevista terminó con un abrazo, una risa forzada y la promesa de “nos vemos pronto en la segunda parte”. Para Ronaldo, fue una exitosa campaña mediática. Para Morgan, un vídeo con muchísimas visualizaciones. Para el público, simplemente una actuación desafortunada, donde el poder de la imagen erosionó claramente la deportividad y la integridad periodística.
Ronaldo fue en su día un símbolo de ambición y voluntad, y Piers Morgan, un símbolo de escritura incisiva. Pero en aquella entrevista, ambos solo esbozaron sonrisas cuidadosamente fingidas. Una extraña «amistad», más triste que memorable.
Fuente: https://znews.vn/tinh-ban-ky-la-giua-piers-morgan-va-ronaldo-post1600366.html








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