1. Parque de las Flores de Ashikaga
Las flores de glicina en el Parque Floral de Ashikaga parecen una gigantesca cortina púrpura (Fuente de la foto: Colección)
El Parque Floral de Ashikaga, situado en la prefectura de Tochigi, es conocido como uno de los lugares más bellos de Japón para admirar las glicinas , con más de 350 árboles en plena floración. Entre ellos destacan las glicinas centenarias, de más de 150 años, que extienden su sombra sobre una gran pérgola, creando una idílica cortina de flores de color púrpura.
El principal atractivo es el túnel de glicinas de 80 metros de largo, donde los racimos de flores cuelgan suavemente, creando la sensación de estar en un mundo de cuento de hadas. Al caer la noche, el sofisticado sistema de iluminación realza aún más la misteriosa belleza de los racimos de flores que brillan con la luz. Entre finales de abril y mediados de mayo, se celebra el festival de la glicina, que brinda la oportunidad de disfrutar del espléndido paisaje y participar en interesantes actividades culturales.
2. Jardín de glicinas Kawachi Fujien
Arco de glicinas moradas de ensueño en el jardín de flores Kawachi Fujien (Fuente de la foto: Colección)
Situado en la ciudad de Kitakyushu, prefectura de Fukuoka, Kawachi Fujien es uno de los lugares más populares de Japón para contemplar glicinas. Este jardín floral alberga más de 20 variedades diferentes de glicinas, creando un colorido paisaje con singulares tonos púrpura, blanco, rosa y azul.
El principal atractivo de Kawachi Fujien son sus dos túneles de glicinas de unos 100 metros de largo, formados por racimos de coloridas flores que cuelgan suavemente. Este es el rincón perfecto para tomarse fotos impresionantes. Debido a la gran popularidad del lugar, las entradas suelen ser limitadas y deben reservarse con antelación a través del sistema en línea, especialmente durante la temporada de floración, desde finales de abril hasta mediados de mayo. Además de las glicinas, desde Kawachi Fujien se pueden contemplar las verdes montañas de Kyushu, creando un armonioso paisaje natural que permite a los visitantes disfrutar plenamente del aire fresco y tranquilo.
3. Jardín Botánico de Manyo
Las flores de glicina crean una cúpula romántica en el Jardín Botánico de Manyo (Fuente de la foto: Colección)
Situado junto al famoso santuario Kasuga Taisha en la antigua capital de Nara, el Jardín Botánico Manyo es uno de los lugares históricos de Japón para contemplar glicinas. Este jardín no solo conserva más de 250 especies de plantas que aparecen en el antiguo poema Manyoshu, sino que también es un paraíso de suaves enrejados de glicinas.
Cada año, desde finales de abril hasta principios de mayo, este lugar se viste de un mágico manto púrpura, atrayendo a visitantes que se sumergen en su serena belleza. La tranquilidad del jardín, junto con sus senderos bajo el dosel floral, evoca la sensación de estar inmerso en un poema antiguo. Cuando la luz del sol de la tarde se filtra entre las flores, el color púrpura se refleja en el suelo de piedra, haciendo la escena aún más encantadora y dejando una huella imborrable en el corazón de cada visitante.
4. Jardín de glicinias Ushijima no Fuji
En el jardín floral Ushijima no Fuji, una pérgola de glicinas cubre el cielo de color púrpura (Fuente de la foto: Colección)
Enclavado en la tranquila periferia de la prefectura de Saitama, el Jardín de Glicinas Ushijima no Fuji es un lugar emblemático de Japón para contemplar las glicinas, con una historia legendaria de más de 1200 años. Según la leyenda, el monje Kukai plantó aquí el primer árbol de glicina, convirtiendo este lugar en un jardín histórico.
Hoy, este jardín floral destaca por sus gigantescas pérgolas de glicinas, incluyendo un árbol de más de 1000 años con una amplia copa que forma una hermosa cúpula natural. Los racimos de flores, de casi dos metros de largo, se mecen suavemente con la brisa, desprendiendo una fresca fragancia. Al atardecer, la luz del ocaso baña las copas de flores púrpuras con un cálido tono naranja amarillento, convirtiendo todo el jardín en una estampa mágica.
5. Jardín Botánico Jindai
Jardín Botánico de Jindai con pérgola de glicinas en flor (Fuente de la foto: Recopilada)
En pleno centro de la bulliciosa Tokio, el Jardín Botánico Jindai ofrece un remanso de paz con un sendero de glicinas de más de 100 metros de longitud. Es uno de los pocos lugares en Japón donde se pueden contemplar las glicinas fácilmente sin salir de la ciudad.
A mediados de mayo, el jardín se cubre con la encantadora belleza de cientos de glicinas colgantes, creando una magnífica cúpula natural. Al caminar bajo el suave balanceo de las flores, el trinar de los pájaros, mezclado con el dulce aroma de las flores, brinda una profunda relajación. Además de las glicinas, el jardín también es famoso por muchas otras flores que florecen durante todo el año, ofreciendo a sus visitantes una experiencia natural completa.
6. Parque Fuji de Shirai Oomachi
Escena romántica durante la temporada de glicinas en el Parque Shirai Oomachi Fuji (Fuente de la foto: Colección)
Enclavado entre las majestuosas montañas de la prefectura de Hyogo, el Parque Shirai Oomachi Fuji es un encantador paraje para contemplar las glicinas en Japón. Con una extensión de más de 7000 metros cuadrados, el parque cuenta con una pérgola de glicinas de 500 metros de largo, meticulosamente cuidada para crear una brillante franja de flores moradas cada primavera.
Desde finales de abril hasta principios de mayo, más de 120 glicinas compiten por lucir sus colores, colgando largos y suaves racimos de flores que se funden con la delicada fragancia del aire. Al atardecer, se encienden las luces, transformando el paisaje en una estampa mágica y resplandeciente. Bajo la pérgola de flores, los visitantes experimentan una paz singular, como si el tiempo se hubiera detenido en medio de la majestuosidad de la naturaleza.
7. Parque Tennogawa
Enrejado de glicinas que brilla bajo las luces nocturnas en el parque Tennogawa (Fuente de la foto: Colección)
Situado al oeste de la ciudad de Nagoya, el Parque Tennogawa es famoso por su pérgola de glicinas que se extiende a lo largo del canal, creando una estampa pintoresca. Este es uno de los lugares más singulares de Japón para admirar las glicinas, donde las flores no solo espléndidos durante el día, sino que también brillan con intensidad bajo la iluminación nocturna.
Más de cien glicinas de doce variedades distintas forman franjas florales de 275 metros de largo que se reflejan en la tranquila superficie del agua. En particular, durante el Festival de la Glicina de Owari Tsushima, que se celebra a finales de abril, esta zona cobra vida con puestos de comida, música tradicional y filas de farolillos brillantes. El momento de estar bajo la pérgola de flores, admirando el infinito color púrpura y dejando que la suave brisa lleve el aroma de las flores, sumerge el alma en la pureza de la naturaleza.
8. Templo Fuji-dera
Las flores de glicina cubren una esquina del patio del templo Fuji-dera (Fuente de la foto: Colección)
El templo Fujii-dera, parte de la ruta de peregrinación Kansai Saigoku Kannon, es un lugar privilegiado para contemplar las glicinas en Japón, que combina a la perfección belleza natural y espiritualidad. Ubicado en Osaka, este templo es famoso por sus glicinas que florecen a finales de abril, tiñendo el suelo de un suave color púrpura y creando una atmósfera tranquila y misteriosa. El festival de las glicinas, que se celebra cada abril, es un atractivo especial del templo Fujii-dera, donde los visitantes tienen la oportunidad de admirar la estatua de Kannon de los Mil Brazos, un tesoro nacional que solo se exhibe en esta ocasión. Cuando la luz tenue se filtra entre las flores, junto con el eco de la campana del templo, el ambiente se torna solemne y a la vez poético, creando una sensación de paz y profundidad.
9. Santuario Kameido Tenjin
El árbol de glicina perenne luce un brillante color púrpura en el santuario Kameido Tenjin (Fuente de la foto: Colección)
Enclavado en el bullicio de Tokio, el santuario Kameido Tenjin es un lugar encantador para admirar las glicinas en Japón, donde la naturaleza y la espiritualidad se funden. Cada año, entre finales de abril y principios de mayo, más de cien glicinas florecen simultáneamente, cubriendo la pérgola con elegantes racimos de flores moradas. Desde el puente rojo Taikobashi, los visitantes quedan cautivados por el reflejo de las glicinas en la superficie del lago, creando una estampa mágica y brillante bajo el sol primaveral.
El santuario no solo es un lugar ideal para admirar las flores, sino que también posee un profundo significado cultural. Es el lugar donde se venera a Sugawara-no-Michizane, el dios del aprendizaje, lo que atrae a numerosos estudiantes que acuden a rezar antes de exámenes importantes. Al caer la noche, las luces centelleantes se reflejan en los racimos de flores, creando un ambiente aún más poético. Kameido Tenjin es la parada perfecta para quienes buscan un rincón de paz en el corazón de la espléndida Tokio.
10. Templo de Mandaraji
La poética "cortina" de glicinas del templo Mandaraji (Fuente de la foto: Colección)
Situado en la prefectura de Aichi, el templo Mandaraji es un lugar ideal para admirar las glicinas en Japón, un entorno que transmite paz y serenidad. El templo tiene una historia que se remonta al siglo XIV y está vinculado al emperador Go-Daigo y a los valores culturales tradicionales. Cada abril, sus jardines se tiñen del púrpura de doce variedades diferentes de glicinas, creando elegantes arcos florales que cubren el espacio sagrado.
El encanto del templo Mandaraji reside no solo en su exuberante pérgola de flores, sino también en la armonía de su entorno natural. El trinar de los pájaros, la suave brisa y el delicado aroma de las flores convierten este lugar en una parada ideal para quienes desean escapar del bullicio de la ciudad. El Festival Anual de la Glicina, que se celebra aquí, ofrece además numerosas actividades interesantes, como degustar la gastronomía tradicional, participar en ceremonias del té y disfrutar de espectáculos de arte japonés.
11. Santuario Kasuga Taisha
El santuario Kasuga Taisha destaca entre la temporada de glicinas moradas (Fuente de la foto: Colección)
El santuario Kasuga Taisha es uno de los lugares con mayor riqueza cultural de Japón para admirar las glicinas. Construido en el año 768, el santuario se encuentra en medio de un bosque primigenio y es famoso por sus más de 200 glicinas que florecen cada primavera.
El Jardín Botánico Manyou, dentro del recinto del santuario, alberga la glicinia más antigua, Sunazuri no Fuji, con sus largos racimos de flores que casi tocan el suelo, creando una imagen elegante y nostálgica. Al visitar este lugar, además de admirar el paisaje natural, los visitantes pueden recorrer el Parque Nara y fotografiarse con los apacibles ciervos. Llegar al Santuario Kasuga Taisha es muy sencillo: basta con tomar el autobús desde la estación JR Nara o Kintetsu Nara hasta Kasuga Taisha Honden y luego pasear por el frondoso bosque.
Cada primavera, los parajes de Japón donde se pueden admirar las glicinas atraen a millones de turistas por su belleza poética y su ambiente apacible. Ya sean jardines antiguos o espacios modernos, cada lugar tiene su propia historia, ligada a la historia y la cultura japonesas. Viaja a Japón con Vietravel y déjate envolver por la belleza de las glicinas, disfruta de la atmósfera tranquila y captura momentos inolvidables en tu viaje para descubrir la Tierra del Sol Naciente.
Fuente: https://www.vietravel.com/vn/am-thuc-kham-pha/dia-diem-ngam-hoa-tu-dang-o-nhat-ban-v16895.aspx






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