Desde aquella primera página, la historia de la prensa de nuestro país se escribió no solo con tinta, sino también con sangre, sudor, inteligencia y valentía. Los primeros artículos no solo buscaban informar, sino también avivar el patriotismo, sembrar la semilla de los ideales y fomentar el espíritu de lucha por la independencia y la libertad. No eran simples líneas de palabras, sino el latido de un corazón que se volvía hacia la Patria.
Ha transcurrido un siglo, 100 años, lo que significa que muchas generaciones de periodistas se han sucedido, entregándose a la vida, al turbulento fluir del país. Algunos han caído en el campo de batalla con una cámara en la mano. Otros han dejado de lado su propia felicidad para vagar por zonas remotas, en busca de la verdad, llevando la voz del pueblo a la comunidad. Eligieron el periodismo no por gloria personal, sino por la sagrada misión: acompañar al país, servir al pueblo.
La prensa revolucionaria vietnamita nunca ha permanecido al margen de la vida. Cuando el país estaba en guerra, la prensa era el fuego; cuando el paísestaba en paz , la prensa era la luz. En cada etapa de desarrollo, los periodistas fueron los primeros en conectar con la realidad, registrar, reflexionar e incluso promover el cambio. El periódico es un espejo de la sociedad y también un puente entre el Partido, el Estado y el pueblo.
Pero el periodismo nunca ha sido fácil. Un verdadero periodista no solo debe ser bueno en su trabajo, sino también tener valentía, ética y capacidad de alerta ante las tentaciones y las innumerables vicisitudes de la vida. Debe aprender a callar en el momento oportuno y a hablar en el momento oportuno. Debe aprender a mantenerse en el torbellino de información y emociones. No persigue el glamour, sino que camina con serenidad y perseverancia, como quienes siembran palabras en la vida.
En los últimos 100 años, el periodismo revolucionario no solo ha informado, sino que también ha contribuido a crear valores de vida. Desde descubrir la negatividad hasta honrar la belleza, desde proteger la justicia hasta difundir la bondad, cada artículo es una pincelada que toca el alma de la sociedad. A veces es solo una noticia breve, pero puede salvar una vida. A veces es solo un reportaje extenso, pero contribuye a cambiar políticas.
Hoy, en la vida moderna, el periodismo ya no está solo, sino que va de la mano con las redes sociales, la inteligencia artificial y un mundo que cambia constantemente. Pero en este momento, es necesario reafirmar el papel del periodismo auténtico. Cuando proliferan las noticias falsas, los periodistas son quienes preservan la verdad. Cuando se erosiona la confianza, los periodistas son quienes reconstruyen los lazos de amor.
100 años: no para mirar atrás con orgullo, sino para recordar que el camino continúa. Las páginas escritas hoy son una continuación de la vieja llama. Los jóvenes escritores de la era digital necesitan seguir imbuidos del espíritu de servir al país, servir al pueblo, priorizando la conciencia y la responsabilidad. Aunque la forma de expresión pueda cambiar, la fuente del periodismo revolucionario sigue siendo la gente y para la gente.
De un pequeño periódico en medio de días turbulentos, la prensa revolucionaria vietnamita ha crecido hasta convertirse en una fuerza de élite en el frente ideológico y cultural. Y hoy, después de 100 años, aún conserva lo más sagrado: la aspiración de acompañar al país, al pueblo y a lo mejor.
Un fino trozo de papel puede pintar el futuro. Y si tuviéramos que nombrar el viaje más largo y hermoso, sería el de preservar y difundir la verdad. El periodismo revolucionario vietnamita, después de un siglo, sigue escribiendo su historia con amor, inteligencia y perseverancia.
Fuente: https://baohungyen.vn/tu-trang-giay-mong-den-ngon-nguon-thay-doi-3181900.html
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