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Descifrando la habilidad especial de las aves migratorias para determinar la dirección

(Dan Tri) - Alrededor del mundo, muchas especies de aves migran cada año. ¿Cómo logran no perderse?

Báo Dân tríBáo Dân trí20/06/2025

Miles de millones de aves emprenden estas grandes migraciones cada año, volando miles de kilómetros para llegar a sus destinos. Algunas especies, como el charrán ártico ( Sterna paradisaea ), incluso recorren una distancia equivalente a la que hay que recorrer de la Tierra a la Luna y de vuelta a lo largo de su vida.

La pregunta es: ¿cómo se orientan estas diminutas criaturas con tanta precisión en viajes tan épicos?

Los científicos han descubierto que las aves poseen una compleja gama de sentidos para la navegación, algunos de los cuales se conocen, pero muchos siguen siendo un misterio para los humanos.

Los sentidos direccionales

La vista y el olfato son dos señales básicas que las aves utilizan para orientarse. Las aves que han migrado una vez pueden memorizar puntos de referencia familiares como ríos y cadenas montañosas.

En cambio, las aves migratorias que migran sobre el agua tienen menos puntos de referencia para guiarse. En estos casos, dependen más de su olfato. Un estudio reveló que, cuando su sentido del olfato se veía afectado, las aves marinas de Scopoli ( Calonectris diomedea ) aún podían volar sobre tierra, pero se desorientaban al volar sobre el agua.

Las aves también pueden usar el sol y las estrellas como “guías”. Las aves que vuelan durante el día usan una “brújula solar”, combinando su percepción de la posición del sol en el cielo con su percepción interna de la hora del día basada en sus ritmos circadianos.

Al combinar estos dos datos, las aves pueden determinar hacia dónde apuntan, como un reloj de sol viviente.

Las investigaciones muestran que alterar los ritmos circadianos de las aves con luz artificial les impide orientarse con precisión, lo que demuestra la importancia de la brújula solar para las aves migratorias diurnas.

Sin embargo, la mayoría de las aves migran de noche, por lo que la posición del Sol les resulta poco útil. En este caso, se basan en la posición y rotación de las estrellas para orientarse. Utilizan esta brújula estelar aprendiendo la posición de las estrellas alrededor del polo celeste, o Polaris, la estrella que los humanos han utilizado para la navegación durante miles de años.

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Las aves que vuelan de noche pueden confiar en las estrellas para orientarse (Foto: Getty Images).

El campo magnético terrestre: el misterioso sentido

Pero ¿qué ocurre si el cielo está nublado y el pájaro no puede ver el Sol, las estrellas ni ningún otro punto de referencia? Ahí es donde entran en juego los asombrosos sentidos de las aves.

Las aves pueden orientarse incluso sin el Sol ni las estrellas, gracias en parte a un sentido llamado magnetorrecepción. Este sentido les permite percibir el campo magnético terrestre.

Esta habilidad especial puede sonar a ciencia ficción, pero las investigaciones demuestran que interferir con los campos magnéticos tiene un gran impacto en las aves; por ejemplo, un estudio descubrió que alterar los campos magnéticos alrededor de las palomas interrumpía su capacidad para encontrar el camino a casa.

Aunque es evidente que las aves tienen la capacidad de percibir campos magnéticos, cómo lo hacen sigue siendo un misterio para los científicos. El profesor Peter Hore, de la Universidad de Oxford (Reino Unido), afirma que las aves deben utilizar algún tipo de reacción química cuyo resultado depende de la intensidad y la dirección del campo magnético terrestre.

Existen varias teorías sobre cómo se produce esta reacción química, pero el profesor Hore cree que se debe a una molécula llamada criptocromo, que se encuentra en la retina de las aves. Los investigadores han confirmado en el laboratorio que el criptocromo aislado responde a los campos magnéticos y que esta respuesta requiere luz azul, la cual ha demostrado ser esencial para la capacidad de las aves de percibir dichos campos.

Sin embargo, los investigadores aún no saben con exactitud cuán sensibles son los criptocromos para detectar pequeñas variaciones en el campo magnético terrestre. «Sabemos muy poco sobre los detalles del funcionamiento de esta brújula», afirma el profesor Hore. «Ni siquiera sabemos cuántas moléculas de criptocromo hay en la retina del ave».

Algunas investigaciones también han señalado la existencia de un mecanismo de detección magnética en el interior del pico de las aves. La parte superior del pico posee receptores que interactúan con la magnetita, un mineral a base de hierro. Estos receptores se conectan con el cerebro a través de importantes vías neuronales, lo que sugiere que podrían constituir otra técnica que las aves utilizan para medir la intensidad de los campos magnéticos.

Además de detectar campos magnéticos, las aves pueden obtener información sobre la dirección detectando la luz polarizada, un tipo de luz cuyas ondas oscilan en un plano de alineación específico.

La luz solar se polariza de forma predecible al dispersarse a través de la atmósfera terrestre. Mediante células especiales en sus retinas, las aves pueden percibir estos patrones y obtener información sobre la posición del Sol, incluso en días nublados.

Uniendo las piezas

Así como nosotros usamos nuestros ojos durante el día pero podríamos usar nuestras manos para orientarnos en una habitación con poca luz por la noche, las aves usan diferentes sentidos en diferentes momentos.

Las aves pueden integrar las señales de su brújula para orientarse. Cada señal tiene una importancia diferente a lo largo del trayecto; por ejemplo, la percepción magnética es menos útil durante las tormentas eléctricas o los máximos solares, ya que ambos fenómenos pueden alterar el campo magnético terrestre.

Todas estas estrategias se ven enormemente favorecidas por la genética de las aves. Las aves heredan las tendencias migratorias de sus padres. La distancia y la dirección que recorre cada especie están determinadas en gran medida por la genética.

Los esfuerzos de conservación incluyen trasladarlos a otros hábitats, pero estos esfuerzos no han tenido éxito, ya que son tan buenos orientando que a menudo regresan a sus antiguos hábitats después de ser trasladados.

Por lo tanto, los investigadores siguen trabajando para comprender exactamente qué genes son responsables de los hábitos migratorios de las aves, ya que la comprensión de estos sistemas será esencial para el futuro de la conservación de las aves.

Fuente: https://dantri.com.vn/khoa-hoc/giai-ma-kha-nang-dac-biet-xac-dinh-phuong-huong-cua-cac-loai-chim-di-cu-20250620020130525.htm


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