Recientemente, un video de dos chatbots de IA conversando entre sí en un lenguaje conocido como "Gibberlink" se volvió viral en redes sociales. El video ha atraído más de 13,7 millones de visualizaciones, dejando a muchos espectadores fascinados y confundidos. Esto ha generado diversas opiniones sobre el desarrollo de un lenguaje propio por parte de la IA.
Fuente: Gibberlink |
En el video, un agente de IA llama a otro asistente de IA para que evalúe los lugares de celebración de bodas en hoteles. Durante la conversación, ambos agentes de IA se reconocen como asistentes virtuales y cambian rápidamente del lenguaje humano al modo Gibberlink.
Gibberlink es un lenguaje de máquina que permite a los sistemas de IA comunicarse entre sí de forma más eficaz. Fue desarrollado por los ingenieros de software Boris Starkov y Anton Pidkuiko. El modo incluye una serie de sonidos combinados que recuerdan a los pitidos del robot R2-D2 de la película Star Wars.
Gibberlink ha dado un nuevo paso adelante en la comunicación entre IA, haciéndola más rápida y con un consumo de recursos menor que la voz humana.
Según el equipo de desarrollo, este protocolo ofrece una precisión casi perfecta, lo que permite a la IA intercambiar información con claridad incluso en entornos ruidosos. La eficiencia de la comunicación mejora significativamente, ya que el tiempo de transmisión de información se reduce en un 80 % y los costes de computación en un 90 % en comparación con los métodos convencionales.
Además, esta tecnología también soluciona algunos errores debidos a malentendidos en el lenguaje natural.
Cuando la IA tiene su propio lenguaje, en lugar de tener que descifrar contextos complejos o ambiguos en lenguaje humano, puede usar Gibberlink para comunicar información de forma coherente y precisa. Al mejorar la fiabilidad de la comunicación, los sistemas de IA pueden realizar tareas con mayor eficacia.
Por otro lado, Gibberlink puede aliviar los requisitos de procesamiento complejos y acelerar la transmisión de datos, lo que permite que los sistemas de IA funcionen con mayor fluidez en aplicaciones que requieren respuestas rápidas, como automatización, análisis de big data y control de dispositivos inteligentes.
Los humanos no pueden entender la IA
Sin embargo, el problema radica en lo siguiente: los humanos no pueden comprender ni supervisar este método de comunicación. Esto genera preocupaciones sobre el control y la seguridad, lo que genera riesgos para la seguridad de los datos, posibles riesgos de fuga de información o su explotación por parte de delincuentes.
Además, establecer un lenguaje propio es un paso importante para acercar la IA a la autonomía. De hecho, se espera que los agentes de IA tomen decisiones o realicen tareas por sí mismos basándose en la experiencia, el entorno y los datos de entrada del usuario. Gartner, empresa estadounidense de investigación y consultoría tecnológica, predice que para 2028, más del 15 % del trabajo diario será decidido por agentes de IA.
Esto abre nuevas posibilidades en tecnología, pero también plantea desafíos en ética, control y responsabilidad en el desarrollo de la IA.
Por lo tanto, establecer límites apropiados y aplicar la tecnología de manera responsable será el factor decisivo en el futuro de la IA.
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