El 8 de julio, Canadá, aliado de Estados Unidos, se opuso al uso de bombas de racimo que Washington prometió proporcionar a Ucrania para contrarrestar las fuerzas rusas, reiterando su compromiso con el acuerdo de Oslo sobre la prohibición de las controvertidas armas.
Rusia critica la decisión de Estados Unidos de enviar bombas de racimo a Ucrania. (Fuente: Reuters) |
En una declaración, el gobierno canadiense afirmó: "No apoyamos el uso de municiones en racimo y estamos comprometidos a poner fin a su impacto en los civiles, especialmente en los niños.
Canadá se adhiere a la Convención sobre Municiones en Racimo y toma en serio sus obligaciones en virtud de la Convención para promover su aplicación global."
Otro aliado de Estados Unidos, Alemania, y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, también expresaron su oposición al envío de bombas de racimo por parte de Washington a Ucrania.
Ese mismo día, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso declaró que la decisión estadounidense de suministrar bombas de racimo a Ucrania era un “acto de desesperación” que demostraba “debilidad”.
Washington había anunciado previamente que proporcionaría a Kiev las bombas prohibidas como parte de un nuevo paquete de seguridad de 800 millones de dólares, lo que elevaría la ayuda militar total de Estados Unidos a Ucrania a 40.000 millones de dólares desde que Rusia comenzó su operación militar especial en el vecino país de Europa del Este en febrero de 2022.
Las bombas de racimo suelen liberar grandes cantidades de submuniciones más pequeñas, que pueden causar muertes y lesiones en una amplia zona. Las bombas sin explotar suelen representar un peligro décadas después de la finalización de un conflicto.
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