Turistas vietnamitas experimentan el aeropuerto más peligroso del mundo
Báo Lao Động•07/04/2024
Visitar el aeropuerto de Lukla en Nepal fue la tercera experiencia que hizo que la Sra. Thuy Anh realmente sintiera la presión de la vida y la muerte en su viaje alrededor del mundo .
La Sra. Hoang Thuy Anh (46 años, Ciudad Ho Chi Minh) fue la única vietnamita a bordo del helicóptero con destino al aeropuerto de Lukla, Nepal, el 15 de marzo. El vuelo llevaba 5 pasajeros y un piloto. La Sra. Thuy Anh se sentó en primera fila con el piloto. Al despegar, el tiempo era de -5 grados Celsius y había niebla ligera, por lo que las condiciones eran propicias para el despegue. Foto: NVCC El aeropuerto de Lukla es conocido como el más peligroso del mundo, con una pista de tan solo 527 m de longitud y un acantilado a un lado. El final de la pista es una empinada ladera montañosa a una altitud de 2846 m sobre el nivel del mar. Foto: NVCC Además, en caso de emergencia, es difícil que el avión aterrice porque el área alrededor del aeropuerto no cuenta con un espacio plano y seguro. Foto: NVCC Las condiciones meteorológicas habituales en otros lugares, como niebla repentina, tormentas o nevadas, también pueden resultar peligrosas para los vuelos a Lukla. Foto: NVCC El helicóptero puede volar y aterrizar en áreas de descanso famosas como los Campos I, II y III del Everest, ubicados a altitudes de entre 6000 y 7100 m. La Sra. Thuy Anh comentó: «Durante los dos meses previos al vuelo, no dejaba de pensar en la experiencia que me esperaba en este aeropuerto. Primero, tenía miedo del frío, ya que llegué a Nepal a finales del invierno. Segundo, no sabía qué tan bien podría soportar la altitud». Foto: NVCC Dijo que, al acercarse a las cimas de las montañas, el avión se sacudió y se balanceó varias veces. Diez minutos después, comenzó a aterrizar. Fueron momentos muy tensos. Foto: NVCC Tras descender del helicóptero tras un vuelo de cinco horas, Thuy Anh no se atrevió a saltar de alegría. Antes de eso, el piloto contó la historia de un pasajero que saltó de alegría al bajar del avión, pero se cortó la mano porque la hélice del helicóptero seguía girando. Tras descender sana y salva, se sintió aliviada y pateó varias veces para aliviar su ansiedad. Foto: NVCC
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