1. Inspiración principal: Nostalgia y filosofía sobre el destino.
La inspiración de Thirst es la nostalgia, pero no una reminiscencia puramente emocional, sino una nostalgia filosófica: mirar al pasado como un espejo que refleja el presente, obteniendo así una comprensión más profunda de la condición humana en el flujo del tiempo y la vida personal.
“Mamá, he encendido un fuego” (p. 40-43): El poema evoca recuerdos de una infancia desfavorecida, donde la realidad y la metáfora se entrelazan. Las imágenes de “la luna, tan delgada como la última guayaba en un árbol invernal” (p. 41) y “madre la atrapa con sus ojos hundidos” (p. 42) no solo recrean un espacio árido, sino que también simbolizan el amor maternal y el camino hacia la independencia. El verso “Dondequiera que ruedes, la salinidad penetra en tu corazón. Cuanto más salada es, más pura es” (p. 43) condensa la filosofía de la vida: la amargura de la vida es la materia purificadora que ayuda a las personas a ser más puras y sostenibles. Este poema no solo evoca recuerdos personales, sino que también profundiza en la reflexión sobre la conexión entre las personas y la vida, entre el pasado y el presente.
“Autorretrato” (p. 82-83): Este poema es un cuestionamiento poético de la multifacética personalidad del autor: poeta, funcionario, padre, esposo. La pregunta “¿Es salada una vida de vino? En cada grieta oxidada…” (p. 82) es como un eco de la fragilidad de la vida, reflejando la colisión entre ideales y realidad. El dolor en el poema no tiene un matiz trágico, sino una profunda contemplación, aceptando el daño como parte inevitable del destino. La voz poética aquí es a la vez ansiosa y tolerante, creando un espacio de diálogo interior cautivador.
“Pensando en la Noche” (p. 60-61): Con versos como “Cuántos ríos fluyen sin mirar atrás… Hay gente hecha de madera, gente hecha de madera de agar…” (p. 60), el autor afirma que la memoria no es solo una emoción, sino también la base del conocimiento, una herramienta para dialogar con el mundo y con uno mismo. Este poema es un testimonio de cómo Nguyen Duc Hanh utiliza la nostalgia como un recurso filosófico, situando a las personas en el centro de la agitación mundana e interior.
La nostalgia en Sed Ardiente no es solo un material poético, sino también un medio para que el autor filosofe sobre la existencia. A través de sus poemas, sitúa a las personas en el centro de los cambios, tanto externos a la sociedad como internos al alma, para abrir una profunda conciencia llena de despertar y humanidad.
2. Símbolos artísticos: Fuego – Agua, Sed – Ardor
El sistema de símbolos de Sed Ardiente es testimonio de un estilo artístico rigurosamente organizado, rico en generalizaciones y sugerencias filosóficas. Fuego y Agua, Sed y Ardor no son solo imágenes emocionales, sino también un par de categorías artísticas estrechamente vinculadas a la idea principal del poemario: la oposición se apoya mutuamente, atormenta y salva, destruye y regenera.
Fuego: La imagen del fuego aparece como una metáfora de múltiples capas. En “Mamá, encendí un fuego” (págs. 40-43), el fuego es un recuerdo de infancia, una vida perseverante en medio de las dificultades. En “Hablando contigo cuando tu cabello se vuelve gris” (págs. 48-49), el fuego es amor, un vínculo ardiente entre dos personas: “Tú eres la leña y yo soy el fuego… Las batatas asadas son fragantes” (pág. 48). En poemas de carácter mundano como “Manos que cortan el viento” (págs. 65-66), el fuego se convierte en símbolo de guerra, de aspiraciones quemadas en la época. El fuego en la poesía de Nguyen Duc Hanh no es solo una fuerza destructiva, sino también luz, despertar y renacimiento.
Agua: El agua es la contraparte del fuego, suave, profunda y a veces vaga. En “Estación Seca” (págs. 50-51), el agua es un recuerdo que fluye, un elusivo fluir del tiempo. En “Durmiendo junto al lago Dau Tieng” (págs. 68-69), el agua se convierte en un espacio de silencio, donde las personas se encuentran consigo mismas. La interacción entre el fuego y el agua crea un ritmo interior lleno de contradicciones, pero también muy real, que refleja el estado de la gente moderna: intensamente sedienta, reflexiva y contemplativa.
Sed y ardor: Este par de símbolos se eleva a la ideología artística central. La sed es un estado de carencia, una necesidad existencial: sed de amor, sed de sentido de la vida, sed de redención. El ardor es el resultado de la sed, un estado de consumo, pero al mismo tiempo también es luz, una apertura. En «Caminando por el dique para llamar la estación» (pp. 54-55), la sed y el ardor se fusionan, creando un intenso deseo de vivir: «Voy a llamar la estación/Quemando el dique» (p. 54). La poesía de Nguyen Duc Hanh posee un espíritu dialéctico, donde lo más intenso revela lo más puro del ser interior.
3. Singularidad en el estilo artístico
3.1. Cinco canciones: intersección y diferencia
Sed se divide en cinco partes, cada parte es una pieza emocional con su propio ritmo, estructura y sistema simbólico, pero estrechamente conectadas a través de dos ejes principales: Fuego – Agua y Sed – Arder.
“Háblame cuando mi cabello se vuelva gris” (págs. 48-49): El poema es una canción de amor llena de metáforas sobre el cariño familiar. El estilo de escritura es tranquilo pero intenso: “Tú eres la leña y yo soy el fuego… Las batatas asadas aún desprenden su aroma” (pág. 48) evoca un espacio cálido e íntimo, pero también ardiente de deseo. Este poema es un testimonio de la capacidad de Nguyen Duc Hanh para transformar las cosas cotidianas en capas de profundo significado.
“Nacido en Ben Tuong” (págs. 72-73): El poema se asocia con la geografía cultural, donde el autor conecta el yo individual con el espacio comunitario. Ben Tuong no es solo un topónimo, sino también un símbolo de identidad, donde las personas se definen a través de la memoria y la cultura. La imagen de “Ben Tuong abrazándome” (pág. 72) posee un fuerte poder evocador, creando un espacio poético a la vez privado y universal.
“Estación de Lluvia” (p. 32-33): Ubicado en la sección de poesía contemporánea, el poema utiliza imágenes de un “andén de tren roto” y “viejos trenes buscándose eternamente” (p. 32) para evocar múltiples significados sobre la vida humana, la época y la memoria. Las personas son como trenes sin billete de vuelta, a la deriva eterna hacia la estación final del destino. Este poema es un ejemplo típico de cómo Nguyen Duc Hanh combina nostalgia y filosofía, creando un espacio poético multidimensional.
Cada canción tiene su propio ritmo, pero al leerla continuamente, el lector se da cuenta de la resonancia entre las partes, creando un todo armonioso, como una sinfonía de varios capítulos.
3.2. Asociaciones inesperadas y multicapa
La asociación es el punto fuerte de la poesía de Nguyen Duc Hanh: no ostentosa sino endógena, sorprendente y rica en significado.
“Tu rostro está tan triste como la luna creciente, sosteniendo una cesta de pescado, sentado ahí, con ganas de freírlo y sintiendo pena por él” (p. 83): Una imagen excepcional, que combina realidad y surrealismo, y que transmite una emoción serena pero profunda. Este verso evoca compasión por las cosas sencillas de la vida, a la vez que abre un sugerente espacio poético.
“El río tiembla. La gente suspira. El fuego rojo crepita de amor” (p. 41): La transición de sentimientos entre los humanos y la naturaleza, entre el sonido del monocordio y el fuego nocturno, crea un espacio poético a la vez familiar y mágico. Esta asociación no solo es hermosa en su forma, sino que también evoca con fuerza la comunicación entre los humanos y el universo.
“La mala poesía se convierte en zorros. La buena poesía se convierte en gallinas” (p. 59): Un juego de palabras humorístico y profundo, que refleja el escepticismo sobre el valor artístico en el contexto de la verdad y la falsedad que se mezclan en la poesía contemporánea. Este verso es un ejemplo de la sofisticación con la que Nguyen Duc Hanh usa el lenguaje tanto para crear como para criticar.
Estas asociaciones crean un color único, el “elemento fuego” en el mundo del “elemento agua” de la poesía de Nguyen Duc Hanh, lo que hace que su voz poética sea difícil de confundir con la de cualquier otra persona.
3.3. Poemas extraños, bellos y sugerentes
El lenguaje de Burning Thirst es rico en imágenes, suaves y sugerentes, que tocan nuevas áreas poéticas:
“Ata el cabello plateado/La dorada luz del sol es alegre” (p. 49): La imagen es a la vez dulce y profunda, evocando la intersección entre la edad y la alegría de vivir. Este verso es un testimonio de la capacidad del autor para crear imágenes que son a la vez hermosas y filosóficas.
“La poesía es una planta que bebe lágrimas y se mantiene verde” (p. 75): Una definición singular de poesía, que enfatiza la perdurabilidad de la poesía en el dolor. Este verso no solo es hermoso en su forma, sino que también abre un espacio ideológico sobre la naturaleza del arte.
“Las frutas maduras son como el sol tímido/calentándose los labios con una dulzura asombrosa” (p. 49): El verso hermoso, evocador y humano, a la vez extraño y familiar, conmueve al lector. Esta imagen es un ejemplo de cómo Nguyen Duc Hanh combina emoción y filosofía en la poesía.
4. La humanidad en una visión crítica
Nguyen Duc Hanh analiza la vida desde una perspectiva tolerante, sin condenar sino penetrando, sin criticar sino sugiriendo.
“Las palabras susurradas suelen herir profundamente” (págs. 70-71): La inquietante pregunta: “¿En esta tierra/Susurrar duele profundamente?/¿Hablar en voz alta se olvida rápidamente?” (pág. 70) es una observación humana y melancólica sobre una época de muchas incertidumbres. Este verso no solo refleja la realidad, sino que también evoca una reflexión sobre el valor de las cosas silenciosas en la vida.
“Soy un tubo de arroz de bambú tostada con torpeza” (págs. 78-79): La imagen metafórica de uno mismo como un tubo de arroz de bambú quemado, pero aún fragante (pág. 78), afirma que, a pesar del dolor, las personas aún viven para amar y crear. Aunque la forma no sea perfecta, el contenido conserva su fragante valor. Este verso es una autoafirmación humana, que evoca con fuerza la dignidad humana.
La perspectiva crítica en la poesía de Nguyen Duc Hanh no niega la realidad sino que plantea preguntas profundas, provocando la reflexión con materiales humanísticos.
5. Silencio y ritmo implícito en la estructura poética
Un elemento destacado del arte poético de Nguyen Duc Hanh es su forma de crear silencios —espacios intencionados— como parte orgánica de la estructura poética. Sus poemas no son ruidosos ni estridentes, sino lentos, contenidos y ricos en pausas, creando un ritmo underground cautivador y cautivador.
“Doblo mi tristeza por la mitad/La coloco en el alféizar/Espero a que alguien venga a recogerla…” (p. 62): Una imagen incompleta, un verso que parece inacabado, pero es precisamente esta incompletitud la que crea profundidad poética. Este verso es como una pieza musical incompleta, que no necesita final, porque la vibración ya está plena desde dentro. Esta técnica confiere a la poesía de Nguyen Duc Hanh un tono contemplativo, rico de fuerza interior.
La estructura de muchos poemas no es lineal, sino inconexa y entrelazada, a veces como un torrente de recuerdos infinitos, a veces como unas pocas imágenes aisladas que resuenan durante mucho tiempo. Es la falta de una conclusión definitiva, o la detención intencionada en las "rupturas" lingüísticas, lo que convierte al poema en un espacio abierto para que los lectores coconstruyan significado.
6. Simbolismo artístico: Profundidades metafóricas
Las imágenes simbólicas de Sed Ardiente no son meramente decorativas sino que se convierten en pilares ideológicos donde el autor transmite sus emociones, percepciones y filosofía de vida.
Lluvia: La lluvia es símbolo de espiritualidad y humanidad. Versos como «Va vao mua tham tinh – mua bien» (p. 75) o «¿Quién me acompañará en la lluvia?» (p. 59) evocan sentimientos de soledad, tristeza silenciosa y la capacidad de purificar el espíritu. La lluvia es a la vez las lágrimas del mundo y un signo de resurrección.
Río: El río es símbolo de tiempo y destino. En «El río Da nos abraza a ti y a mí…» (p. 75) o «Si estás triste, ve al muelle/Déjate llevar por el lodo para encontrar la claridad…» (p. 74), el río es un espacio sagrado para que las personas dialoguen consigo mismas y con el universo. El río se convierte en una metáfora del viaje de la vida humana desde el principio hasta el infinito.
Árboles: Los árboles son símbolos de vitalidad: resilientes, pacientes pero delicados. Imágenes como «La poesía es como la leña/Arde y luego desaparece en silencio…» (p. 75) o «Un rebaño de hojas secas jugando con el rocío» (p. 74) expresan una estética popular transmitida a través de una perspectiva moderna. Los árboles son símbolos del proceso de creación artística: de la adversidad a la cristalización, del silencio a la explosión.
7. La poesía como filosofía existencial
Sed Ardiente afirma la capacidad artística de un autor capaz de combinar poesía y filosofía con naturalidad. La filosofía en la poesía de Nguyen Duc Hanh no reside en la expresión de conceptos, sino en la forma en que sitúa al ser humano —lleno de heridas, lleno de preguntas— en medio de la vida.
“¿Quién soy yo en las grietas silenciosas del siglo?” (p. 80): Esta pregunta no necesita respuesta, porque el valor de la poesía reside en su seducción: en hacer que el lector se detenga y se escuche a sí mismo. La poesía de Nguyen Duc Hanh es un espacio filosófico existencial, donde las personas se reflejan en fragmentos de tiempo, memoria y realidad.
“Cuando era joven, buscaba agua/Ahora que soy viejo, solo tengo sed…” (p. 81): Este verso condensa el recorrido de la vida, desde el deseo de la juventud hasta el despertar de la vejez. Abre un espacio para la reflexión sobre la naturaleza de la existencia y el deseo.
Concluir
En cuanto a su contenido, Sed Ardiente es una imagen multicolor de identidad, recuerdos y el deseo de vivir. Es la poesía de una persona que ha sufrido, vivido y revive. A través de cada palabra, los lectores se encuentran con imágenes familiares: madre, hermana, campo, camino lluvioso, invierno frío… pero reescritas con una mirada contemplativa y un corazón apasionado.
En términos artísticos, el poemario define un estilo único: una escritura asociativa sólida, un lenguaje simbólico innovador y una estructura de circuitos emocionales que crea clímax. El uso de imágenes poéticas, la organización del poema en un trapezoide invertido y la transición entre secciones son aspectos únicos e innovadores.
En cuanto a su contribución a la poesía vietnamita contemporánea, Nguyen Duc Hanh no innovó mediante formas geométricas o técnicas, sino que renovó la poesía a través de experiencias vitales y la conexión entre los materiales populares y el lenguaje moderno. En el flujo polifónico y multifacético de la poesía vietnamita actual, Sed Ardiente es una voz con una fuerte identidad personal, que se integra en el flujo más amplio de la poesía nacional y merece ser reconocida como una profunda contribución artística y humanística.
Sed Ardiente no es solo una colección de poemas para leer, sino un viaje para vivir, para iluminarse en la oscuridad del mundo humano. Deja al lector con la sensación de haber caminado por un campo de fuego ardiente: hay dolor, hay calor, hay luz, pero siempre nos guía hacia la vida.
Fuente: https://baothainguyen.vn/van-nghe-thai-nguyen/nghien-cuu---trao-doi/202507/khat-chay-tho-va-ngon-lua-thuc-ngotriet-luan-trong-coi-nguoi-6d52007/
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