Las personas exitosas siempre mantienen un equilibrio entre el pesimismo y el optimismo.

Bill Gates es un excelente ejemplo de esta habilidad latente en acción. Desde que fundó Microsoft, ha insistido en tener suficiente efectivo en el banco para sostener la empresa durante 12 meses consecutivos sin ingresos.

En 1995, cuando le preguntaron por qué guardaba tanto efectivo, Bill Gates compartió: “En tecnología, las cosas cambian tan rápido que las operaciones comerciales el próximo año no están garantizadas, incluso si se trata de Microsoft”.

En 2007, Bill Gates continuó expresando su opinión: «Siempre me preocupa que quienes trabajan para mí sean mayores y tengan hijos. Siempre pienso en qué pasará si no les pago y si podré pagarles».

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El multimillonario Bill Gates, fundador de Breakthrough Energy y copresidente de la Fundación Bill y Melinda Gates.

Lo que vemos aquí es que, en el interior de Bill Gates, el optimismo y la confianza siempre se mezclan con un fuerte pesimismo. Lo que Bill Gates nos enseña es que solo se puede ser optimista a largo plazo si se es lo suficientemente pesimista como para sobrevivir a corto plazo.

Como alguien que ha alcanzado la cima del éxito, el multimillonario Bill Gates es un excelente ejemplo de cómo mantener un equilibrio perfecto entre pesimismo y optimismo.

El optimismo y el pesimismo son difíciles de separar claramente.

El pesimismo es esencial para la supervivencia, ya que nos ayuda a prepararnos proactivamente para los riesgos antes de que ocurran. Pero el optimismo es igualmente esencial. La creencia de que las cosas pueden y van a mejorar, incluso en ausencia de pruebas contundentes, es uno de los aspectos más esenciales de todo, desde mantener una relación sana hasta realizar inversiones a largo plazo.

El optimismo y el pesimismo parecen polos opuestos, por lo que a la gente a menudo le gusta separarlos y compararlos entre sí.

Sin embargo, Morgan Housel cree que saber cómo equilibrar ambos factores siempre ha sido una de las habilidades más importantes en la vida, y es lo más importante que ha creado el éxito de un multimillonario como Bill Gates.

Por qué deberías intentar ser un “optimista racional”

Es importante reconocer que el optimismo y el pesimismo están presentes en nosotros, en cierta medida, en cualquier momento. Por un lado, tienes una mentalidad puramente optimista. Esto te hace ver que todo va a salir bien y considera cualquier aspecto negativo como un defecto de carácter. Proviene del ego, cuando confías demasiado en ti mismo, hasta el punto de no comprender los riesgos que pueden surgir.

Por otro lado, siempre tendrás una actitud puramente pesimista, pensando que todo siempre será terrible y sin creer en lo positivo. Esto también proviene de un factor subjetivo: la falta de confianza en ti mismo hasta el punto de no poder comprender qué será mejor.

Equilibrar estos dos extremos desarrollará una habilidad fundamental para el éxito: el optimismo racional. De esta manera, si bien puedes reconocer que la historia puede estar llena de problemas, decepciones y fracasos, puedes mantener el optimismo porque sabes que el fracaso no impide el progreso ni el éxito. En este contexto, a menudo podrás ver más allá y con mayor amplitud que otros.

Así que, en cualquier ámbito, desde las finanzas hasta la carrera profesional y las relaciones, la capacidad de superar los problemas a corto plazo te permitirá perseverar lo suficiente para disfrutar del éxito. Para ello, ahorra como un pesimista, invierte como un optimista, planifica como un pesimista y sueña como un optimista.

A primera vista, estas ideas pueden parecer contradictorias e imposibles de coexistir. Sin embargo, sería parcial intentar definirse simplemente como optimista o pesimista. Así que acéptese como un optimista racional, donde coexisten tanto el pesimismo como el optimismo. Eso es lo que verá en la mayoría de las personas que alcanzan el éxito a largo plazo.

(Según CNBC)