Ante el temor al espionaje de Rusia y China, Estados Unidos desplegó una serie de dispositivos de interferencia.

La Fuerza Espacial de EE. UU. se prepara para desplegar dos nuevos sistemas terrestres diseñados para interferir con los satélites espía chinos y rusos, ampliando la capacidad del Pentágono para interrumpir la vigilancia enemiga en el espacio.

Estos sistemas, denominados Meadowlands y Terminal Modular Remota (RMT), se unirán al antiguo Sistema de Comunicaciones Counter-Strike, que entrará en funcionamiento en 2020 para “dominar el espectro electromagnético” en los conflictos.

Observadores de datos orbitales en la Base de la Fuerza Espacial de Vandenberg, California. Foto: David Dozoretz/Fuerza Espacial de EE. UU.

A diferencia del sistema más grande, el nuevo inhibidor es más pequeño, más portátil y puede controlarse de forma remota desde cualquier lugar del mundo .

Meadowlands, desarrollado por L3Harris Technologies, ha estado plagado de problemas técnicos durante años, pero ahora se encuentra en la fase final de entrenamiento y pruebas con fuego real, y el Comando de Operaciones Espaciales espera que entre en servicio en el presente año fiscal.

Mientras tanto, el RMT, que se está desarrollando bajo un contrato de 2022 con Northstrat y CACI International, ya se ha desplegado en el extranjero en ubicaciones no reveladas y se encuentra en la “fase de uso inicial”, lo que permite que se utilice incluso mientras se realizan las pruebas, según Bloomberg.

El inhibidor ASAT móvil de Meadowlands. Foto: L3 Harris

El periódico informó previamente que Washington planea adquirir hasta 32 sistemas Meadowlands y 24 sistemas RMT. Para coordinar las operaciones globales, la Fuerza Espacial establecerá un Centro de Guerra Electromagnética Espacial, que gestionará las tareas de interferencia y seguimiento de la interferencia enemiga.

El sistema aprovechará una red de vigilancia llamada Bounty Hunter, utilizada para detectar interferencias en las señales de los satélites estadounidenses. El sistema se implementó por primera vez en el Comando Indo- Pacífico de EE. UU. en 2018 y posteriormente en el Comando Central de EE. UU. en 2019.

Un boletín informativo no clasificado del Departamento de Defensa de Estados Unidos sobre amenazas espaciales, actualizado el mes pasado, indicó que China tiene actualmente unos 1.200 satélites en órbita, incluidos más de 510 satélites utilizados por el Ejército Popular de Liberación con fines de inteligencia, vigilancia y reconocimiento.

Soldados estadounidenses operan una estación de interferencia RMT en una ubicación no revelada.

Estos satélites ayudan a Pekín a rastrear las actividades militares estadounidenses, como los portaaviones y las fuerzas expedicionarias. El general Bradley Chance Saltzman, jefe de la Fuerza Espacial, declaró ante el Congreso estadounidense a principios de este año que la creciente presencia de China en el espacio supone «una poderosa fuerza desestabilizadora para nuestra economía y seguridad nacional».

Añadió que esta nación del este de Asia considera cada vez más el espacio como un campo de batalla y realiza regularmente interferencias de señales de radio en los sistemas de comunicaciones, radar y GPS durante ejercicios militares.

La Fuerza Espacial de EE. UU. ha dejado claro que los nuevos sistemas no destruirán satélites, sino que servirán como herramientas defensivas para bloquear o interferir con la vigilancia enemiga, a diferencia de las supuestas armas nucleares de Moscú, que son capaces de generar pulsos electromagnéticos de gran altitud para inutilizar satélites y redes de comunicaciones.

Victoria Samson, directora de seguridad y estabilidad espacial de la organización sin fines de lucro Secure World Foundation, con sede en Colorado, confirmó que existen tres “sistemas contraespaciales ampliamente reconocidos que Estados Unidos ha desplegado hasta la fecha”, informó Bloomberg.

Añadió que estas plataformas "satisfacen necesidades militares urgentes, pero su uso no se considera que cruce una línea roja ni que implique un conflicto en el espacio. En términos de precio, son mucho más baratas que los inhibidores espaciales".