El 29 de febrero, Estados Unidos anunció una investigación sobre posibles riesgos de seguridad en los coches inteligentes fabricados en China. El gobierno estadounidense cree que los sensores, las cámaras y el software de los coches podrían utilizarse con fines de vigilancia u otros fines maliciosos.
La investigación surge en un momento en que los fabricantes de automóviles chinos se expanden globalmente, exportando una gama de modelos de alta tecnología y planteando nuevos desafíos a sus rivales occidentales. Si bien aún no son comunes en las carreteras estadounidenses, su popularidad está en aumento en Europa, Asia y otros mercados.
El presidente Biden ha comparado los automóviles modernos con los teléfonos inteligentes, afirmando que recopilan y comparten una gran cantidad de datos sobre los conductores y sus desplazamientos diarios con la nube.
“Estos autos están conectados a nuestros teléfonos, a nuestros sistemas de navegación, a nuestra infraestructura crítica y a las empresas que los fabrican. Los autos inteligentes de China pueden recopilar datos confidenciales sobre nuestros ciudadanos e infraestructura y enviarlos a China”, declaró Biden en un comunicado. “Se puede acceder o desactivar remotamente estos vehículos… ¿Por qué se permite que los autos inteligentes de China operen en nuestro país sin protección?”
La investigación dirigida por el Departamento de Comercio no impondrá ninguna restricción inmediata a la importación o venta de automóviles fabricados en China, pero el departamento tiene la autoridad de prohibir o restringir las ventas si encuentra un riesgo grave, dijeron funcionarios a The Washington Post.
Muchos de los vehículos en cuestión son eléctricos, pero la preocupación no radica en los motores eléctricos sino en el software, las cámaras y los sensores de alta tecnología que podrían ser explotados para recopilar datos o sabotear los vehículos, dijeron los funcionarios.
Los fabricantes de automóviles estadounidenses han expresado su preocupación por la feroz competencia de los coches chinos. El director ejecutivo de Ford, Jim Farley, afirmó que fabricantes chinos como BYD representan la mayor amenaza para el nuevo mercado de vehículos eléctricos.
Informes recientes de que BYD y sus compatriotas están buscando ubicaciones de fábricas en México han aumentado las preocupaciones entre los fabricantes de automóviles estadounidenses, que temen que los automóviles fabricados allí podrían importarse a Estados Unidos con menos restricciones comerciales en virtud del Tratado Comercial entre Estados Unidos y México (USMCA).
En su declaración, el Sr. Biden enfatizó su deseo de proteger a los fabricantes de automóviles nacionales. "... Garantizaremos que el futuro de la industria automotriz se forje aquí en Estados Unidos con trabajadores estadounidenses".
La secretaria de Comercio, Gina Raimondo, afirmó que la investigación ayudaría a determinar si se debe actuar conforme a una orden ejecutiva del expresidente Donald Trump. Raimondo indicó que la investigación se inició antes de que los vehículos fabricados en China llegaran a Estados Unidos y que "podrían representar una amenaza para la seguridad nacional".
(Según el Washington Post)
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