Según la acusación, algunas farmacias identificaron recetas con altos costos y reclutaron médicos para surtirlas, instruyendo a los pacientes a surtirlas. Las farmacias contabilizaron las recetas y luego pagaron las ganancias a los médicos a través de empresas de servicios de marketing y gestión como Trinity Champion y Hexamed.
La acusación alega que los médicos recetaron medicamentos y obtuvieron una participación en las ganancias.
El líder de Trinity Champion, Amir Mortazavi, y el líder de Hexamed, Arvin Zeinali, junto con dos compañías, fueron procesados.
La acusación alega que las farmacias recibían entre el 45 % y el 55 % de las ganancias, mientras que el resto se transfería a empresas intermediarias para ser compartido con los médicos. De ser condenados, cada uno de los acusados podría enfrentar hasta 45 años de prisión.
Según el agente del FBI Chad Yarbrough, el fraude sanitario afecta a todos los sectores de la economía estadounidense y cuesta miles de millones de dólares al año.
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