Hormigón autocurativo
El hormigón es el material principal de la mayoría de las construcciones modernas. Pero comparado con la increíble durabilidad de monumentos antiguos como el Coliseo o el Panteón, el hormigón actual tiene una vida útil mucho más corta y necesita reparaciones constantes. ¿Qué marca la diferencia?
Un nuevo estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, EE. UU.) ha revelado el secreto oculto en las profundidades de los antiguos bloques de hormigón romanos: la capacidad de autocuración, una característica que parece existir solo en la ciencia ficción.

El Coliseo Romano sigue en pie después de milenios. (Foto: Archdaily)
El equipo de investigación analizó muestras de hormigón extraídas de las ruinas de la antigua muralla de Privernum (Italia). Los resultados mostraron que, si bien los ingredientes principales seguían siendo materiales conocidos, como ceniza volcánica puzolánica, toba y cal, aparecían pequeños cristales blancos en su interior, que previamente se creía que eran errores de mezcla.
De hecho, la clave está en la propia cal. Cuando el hormigón se agrieta y el agua se filtra, las escamas de cal sin reaccionar desencadenan inmediatamente un proceso químico que crea una solución saturada de calcio.
Esta solución cristaliza en carbonato de calcio, un compuesto que puede rellenar grietas y recomponer las partículas de material circundantes. De esta manera, el hormigón "repara" su estructura sin intervención humana.
Esta reacción es completamente natural, similar a la forma en que el cuerpo humano cicatriza las heridas en la piel. Según el equipo de investigación, se trata de una característica muy poco común en los materiales de construcción: un mecanismo de "autocuración química".
Diferente forma de producción
Otra gran diferencia fue la técnica empleada para elaborar el hormigón. En lugar de usar cal apagada (cal mezclada con agua), los romanos podrían haber empleado una técnica de mezcla en caliente. Añadían cal viva directamente a la mezcla de áridos y ceniza puzolánica, y luego añadían agua.

Esta imagen ampliada muestra el material cementante de aluminosilicato de calcio (CASH), formado por la reacción de ceniza volcánica y cal con agua de mar. Cristales de platino de Al-tobermorita han crecido dentro de la matriz cementante de CASH (Foto: Getty).
La reacción térmica generada por este proceso crea fragmentos de cal no descompuesta que actúan como reservas de calcio.
Después de decenas o incluso cientos de años, cuando el bloque de hormigón se agrieta debido al clima, terremotos o cargas, estas reservas de calcio se activan, creando una reacción en cadena de autocuración.
Este descubrimiento no sólo ayuda a explicar por qué las estructuras romanas han perdurado durante milenios, sino que también abre nuevas direcciones para la industria moderna de materiales de construcción.
El profesor Admir Masic, jefe del equipo de investigación del MIT, dijo que si esta tecnología de autocuración se recrea y se aplica al hormigón moderno, podemos prolongar la vida útil de los edificios, reducir significativamente los costos de reparación y, lo más importante, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
La industria del cemento es actualmente responsable de aproximadamente el 8% de las emisiones globales de carbono, debido principalmente a la producción, el transporte y el mantenimiento de los edificios. El desarrollo de hormigón autorreparable, como el de los antiguos romanos, podría ayudar a cambiar esta situación.
Sin necesidad de materiales superavanzados ni complejas cadenas industriales, las técnicas antiguas aún demuestran su poder atemporal. Y a veces, para avanzar, la humanidad se ve obligada a mirar atrás, a lo que dejaron nuestros antepasados.
Fuente: https://dantri.com.vn/khoa-hoc/phat-hien-bi-mat-giup-be-tong-la-ma-ben-hang-nghin-nam-20250728070224281.htm
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