Sin embargo, en el devenir de la sociedad moderna, la cultura indígena se enfrenta a numerosas vulnerabilidades y desafíos. Los artesanos, ricos en conocimiento popular, están desapareciendo gradualmente. Muchos valiosos patrimonios culturales, artes escénicas, instrumentos musicales tradicionales y conocimientos indígenas están perdiendo su valor en la vida contemporánea.
Las buenas costumbres, prácticas, festivales, creencias, estilos de vida y trajes nacionales se ven afectados y distorsionados, y su espacio de existencia se reduce. Esta realidad plantea una necesidad urgente: preservar la identidad cultural no se trata solo de preservarla, sino también de nutrirla y dinamizarla para promover y difundir su valor en la vida actual. Cabe destacar que muchas comunidades han preservado y promovido proactivamente la cultura nacional, aplicando y seleccionando elementos típicos de la gastronomía , las ocupaciones tradicionales, etc., como ventajas para explotar, creando así productos culturales con sello propio.
La identidad cultural nacional también se ha transformado e innovado en la música , el cine, la moda, el turismo, etc., contribuyendo a la introducción y difusión de la cultura vietnamita al mundo. Numerosos proyectos artísticos con los colores de las minorías étnicas, actividades turísticas asociadas con la vida de los pueblos indígenas e iniciativas comunitarias han contribuido a preservar y difundir la belleza cultural de los grupos étnicos.
Afortunadamente, la conciencia de muchas comunidades ha cambiado positivamente, pasando de la propaganda y la defensa a la autopreservación como una necesidad intrínseca. La comunidad y el propietario nutren esta cultura ancestral con cultivo y creatividad, lo que permite que la cultura indígena no solo conserve su esencia, sino que también se mantenga a la vanguardia y siga presente en la vida actual.
Ante las crecientes olas de globalización y urbanización, el riesgo de valores culturales "uniformes" es cada vez más evidente. Por lo tanto, al preservarse y desarrollarse en la vida de la comunidad, la identidad cultural deja de ser un elemento destacado con un matiz complementario para convertirse en un verdadero recurso y motor de crecimiento. Por supuesto, el proceso de preservación y desarrollo siempre genera contradicciones y conflictos entre elementos antiguos y nuevos. Por lo tanto, la tarea de preservar la identidad cultural no se limita a copiar el statu quo ni a aferrarse al pasado, sino que requiere una mentalidad abierta, reconociendo la preservación como un proceso vivo, estrechamente vinculado al movimiento y la adaptación.
La cultura fluye constantemente, por lo que es necesario crear nuevos espacios de desarrollo para que se transforme y se adapte, adquiriendo una vitalidad fuerte y abundante. La conexión armoniosa entre la cultura mayoritaria (la cultura vietnamita) y las particularidades de las minorías étnicas crea una fuerza conjunta que fomenta el espíritu de solidaridad y cohesión entre las comunidades. Esto también nos permite alcanzar nuevos logros culturales, afirmar nuestra identidad y convertirnos en un símbolo de reconocimiento cultural nacional.
Honrar la identidad cultural nacional no solo es una responsabilidad de proteger y preservar, sino también una forma de transformar los recursos en recursos para el desarrollo, contribuyendo de forma práctica a la construcción de un entorno cultural y una vida progresistas. Cuando la cultura se convierte en un material natural, un motor endógeno en cada comunidad e individuo, una base cultural profundamente arraigada en el origen será un factor que impulse el proceso de innovación sostenible; el proceso de modernización no solo no debilita la identidad, sino que también se convierte en un contexto para destacar los valores fundamentales de la cultura vietnamita.
Fuente: https://nhandan.vn/phat-huy-lan-toa-gia-tri-van-hoa-truyen-thong-post878873.html
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