Pu Luong recibe a los visitantes con la suave luz del sol, que recorre tímidamente la ladera de la montaña y se extiende por las terrazas, como una chica de las tierras altas en su primera cita. Mirando hacia abajo desde la cima de Pu Luong, las terrazas se curvan capa a capa, paso a paso; palafitos decoran el espacio, entre el verde de los arrozales y los árboles, con volutas de humo azul que se elevan por la tarde. Por la tarde, nubes y montañas flotan en el aire, atravesando las montañas, descendiendo hacia el valle, dotando al espacio de un aire mágico y poético... La sencilla belleza de la tierra y su gente hará que los visitantes no quieran irse de aquí...
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