Además, renovar el vínculo con su vecino cercano es una necesidad urgente para Turquía y una oportunidad favorable para las ricas dinastías petroleras del Golfo.
Mohamed bin Zayed Al Nahyan, presidente de los Emiratos Árabes Unidos (derecha) y el presidente turco Recep Tayyip Erdogan posan para una foto durante la visita del líder turco a los Emiratos Árabes Unidos.
El Sr. Erdogan acaba de ser reelegido, pero con un margen de votos muy estrecho. Turquía aún atraviesa una difícil situación económica, social, financiera y monetaria. El asunto de vital importancia para Turquía, que el Sr. Erdogan debe resolver con urgencia, es la búsqueda de ayuda financiera e inversión externa para impulsar el crecimiento, controlar la inflación y estabilizar la vida política y social. Con Qatar, Turquía ha mantenido una buena relación de cooperación. Sin embargo, con los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita, el Sr. Erdogan se ve obligado a mostrar humildad y buena voluntad, no arrogancia. Más allá de estos vecinos cercanos, Turquía tendrá dificultades para encontrar aliados o socios dispuestos a brindar ayuda financiera e inversiones cuantiosas sin imponerle condiciones políticas difíciles.
Las dinastías vecinas ven en la actual situación de Erdogan una oportunidad para explotar y conquistar mercados, y para vincular a Turquía con alianzas regionales o de su propia elección. Además, estas dinastías necesitan a Turquía para contrarrestar a Irán. Las sospechas y los prejuicios entre ambas partes aún no han desaparecido, pero prevalecen el pragmatismo y los intereses prácticos.
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