Durante el período 1990-2023, el tamaño de la economía se multiplicó por más de 58, con una tasa de crecimiento promedio del 6,6 % anual, superior a la de la mayoría de los países de la ASEAN. La estructura económica experimentó una marcada modernización, con una disminución de la proporción de la agricultura en el PIB del 38,7 % al 11,9 %, mientras que la industria y los servicios aumentaron hasta casi el 80 %. Vietnam mantuvo un superávit comercial durante más de una década consecutiva, con una relación comercio/PIB que alcanzó el 184 % en 2022, lo que refleja la alta apertura y la profunda capacidad de integración de la economía.
En particular, la industria de procesamiento y manufactura se ha convertido en un motor clave del crecimiento. La proporción del valor añadido industrial en el PIB aumentó del 12,3 % en 1990 al 23,9 % en 2023, la tasa de crecimiento más rápida de la región de la ASEAN. La proporción de bienes industriales procesados y manufacturados en las exportaciones totales alcanzó el 85,8 % en 2022, superando a muchas grandes economías de la región, como Malasia, Tailandia o Indonesia. Estas cifras confirman el sólido progreso de Vietnam en el proceso de industrialización y modernización del país.
Sin embargo, tras los impresionantes indicadores de crecimiento, la economía aún enfrenta numerosos desafíos. La mayor parte del valor de las exportaciones industriales aún pertenece al sector empresarial con inversión extranjera, mientras que las empresas nacionales se encargan principalmente del procesamiento y el ensamblaje. El contenido de valor añadido nacional aún es bajo, y la capacidad tecnológica y de innovación de las empresas vietnamitas no está a la altura de su potencial. Esto indica que la producción nacional aún depende en gran medida del capital y la tecnología extranjeros, mientras que la capacidad de autosuficiencia en ciencia y tecnología aún es limitada.
Según el Índice de Competitividad Industrial (CIP) de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), Vietnam saltó 38 puestos en el período 2006-2022, del 69 al 31, superando a Indonesia y Filipinas para ocupar el cuarto lugar en la ASEAN.
Sin embargo, en términos de profundidad, creatividad y dominio tecnológico, aún están muy por debajo de los de países líderes como Corea, Singapur o Malasia. La intensidad de la inversión en investigación y desarrollo (I+D) sigue siendo baja, el ecosistema de innovación no está realmente sincronizado, y la conexión entre empresas, institutos de investigación y universidades sigue siendo débil.

Para 2030, el sector agrícola reducirá las emisiones totales de gases de efecto invernadero al menos en un 15%.
La experiencia internacional demuestra que el impulso de crecimiento de un país no solo proviene del capital o la mano de obra, sino principalmente de la productividad endógena y la capacidad tecnológica nacional. Corea del Sur, Taiwán (China) o Israel son ejemplos típicos de cómo la ciencia y la tecnología se utilizan como base para abrirse paso, pasando de ser un país en desarrollo a un país industrializado en poco tiempo.
Para Vietnam, si quiere superar la "trampa de los ingresos medios" y convertirse en un país de ingresos altos en 2045, no hay otro camino que promover el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación, estrechamente vinculadas con la transformación digital, la economía verde y la economía del conocimiento.
Además, el proceso de industrialización de Vietnam también se enfrenta a crecientes presiones ambientales y del cambio climático. La intensidad de las emisiones de CO₂ por unidad de valor añadido en la industria manufacturera ha tendido a aumentar de nuevo después de 2017, lo que demuestra que la producción sigue dependiendo en gran medida de los combustibles fósiles. En el contexto del compromiso de Vietnam de alcanzar cero emisiones netas para 2050, las necesidades de crecimiento verde, transición energética y economía circular son cada vez más urgentes.
Para alcanzar el objetivo de alto crecimiento acompañado de reducción de emisiones, es necesario contar con políticas sincrónicas que combinen el desarrollo de la ciencia y la tecnología, la transformación digital, el desarrollo de recursos humanos y la innovación institucional.
En primer lugar, es necesario mejorar la capacidad nacional de innovación, aumentar la inversión en investigación y desarrollo, y equiparar el gasto en ciencia y tecnología con el de los países avanzados de la región. El Estado debe contribuir a la creación de un entorno favorable para que las empresas se conviertan en el centro del ecosistema de innovación, promoviendo vínculos estrechos entre el sector de investigación, las universidades y las empresas manufactureras.
Además, el desarrollo de recursos humanos de alta calidad es un factor decisivo. Vietnam necesita reformar profundamente la educación superior y la formación profesional para adaptarla a las necesidades de la economía digital, priorizando nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, las energías renovables, los materiales avanzados, la biotecnología y el big data. Es necesario implementar políticas para atraer y aprovechar el talento de forma más sustancial, creando las condiciones para que los expertos y científicos vietnamitas en el extranjero regresen y contribuyan, a la vez que se amplía la cooperación internacional en formación, investigación y transferencia de tecnología.
Completar la infraestructura digital y las instituciones para la innovación también es una necesidad urgente. Es necesario centrarse en la inversión en el desarrollo de la infraestructura nacional de datos, la computación en la nube, la garantía de la seguridad de la información y la creación de las bases para una transformación digital integral.
Es necesario seguir mejorando el marco jurídico relacionado con la propiedad intelectual, la gobernanza de datos y la ciberseguridad, al tiempo que se promueven mecanismos de prueba de políticas para nuevas tecnologías, especialmente en áreas como las finanzas digitales, la atención de la salud, la energía y las ciudades inteligentes.
Al mismo tiempo, la transformación verde debe considerarse una orientación de desarrollo a largo plazo. Vietnam necesita desarrollar una estrategia de desarrollo industrial verde, incentivar a las empresas a aplicar modelos económicos circulares, utilizar la energía de forma eficiente y cumplir con los estándares ambientales, sociales y de gobernanza corporativa (ESG). La combinación de industrialización verde e innovación ayudará a Vietnam a mejorar su competitividad y a minimizar los impactos negativos en el medio ambiente, en pos del desarrollo sostenible.
En un contexto en el que el mundo entra en la era de la transformación digital y energética, Vietnam se enfrenta a una gran oportunidad para lograr un gran avance. Si aprovecha la nueva ola tecnológica y promueve la investigación, el desarrollo y el dominio de las tecnologías estratégicas, Vietnam puede convertirse plenamente en un país con capacidad tecnológica independiente, autosuficiente y altamente competitivo en la cadena de valor global.
El período 2025-2030 será crucial para hacer realidad la aspiración de convertirse en un país industrializado moderno. Para ello, Vietnam necesita cambiar su enfoque del crecimiento basado en el capital y el trabajo a un crecimiento basado en el conocimiento, la ciencia, la tecnología y la innovación. Solo así podremos lograr el doble objetivo de un crecimiento rápido y sostenible, reduciendo al mismo tiempo las emisiones, protegiendo el medio ambiente y mejorando la calidad de vida de la población.
El desarrollo de la ciencia y la tecnología no es solo una necesidad económica, sino también una misión de la época. Es el camino para que Vietnam afiance su posición, se integre proactivamente y contribuya a los esfuerzos globales por un futuro verde, próspero y sostenible.
Fuente: https://mst.gov.vn/thuc-day-khcn-de-dat-muc-tieu-tang-truong-cao-va-giam-phat-thai-197251026142843454.htm






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