El Ministerio de Finanzas dijo que sólo el transporte y la infraestructura urbana necesitarán alrededor de 245 mil millones de dólares en los próximos 5 años, una cantidad de capital muy grande en comparación con la capacidad del presupuesto.
En este punto, la pregunta ya no es si el Estado o el sector privado invierten, sino qué mecanismo de coordinación es necesario para movilizar recursos de manera efectiva, transparente y sostenible.
En este contexto, el modelo de cooperación público-privada (APP) (un modelo de cooperación en materia de inversión entre el Estado y el sector privado para implementar proyectos de infraestructura o prestar servicios públicos) regresa con un papel diferente. En Filipinas, el proyecto de renovación del Aeropuerto Internacional NAIA ha movilizado cerca de 123 000 millones de pesos (equivalentes a 55 billones de VND) del sector privado, lo que ha contribuido a aumentar la capacidad a 62 millones de pasajeros al año y a mejorar la capacidad operativa de todo el sistema aeroportuario.
Vietnam tiene su propio ejemplo: el proyecto e-GP —un contrato BOT entre el Ministerio de Planificación e Inversión y FPT IS— reemplazará por completo la antigua plataforma de licitación a partir de 2022. El Estado conserva la planificación y la supervisión. El sector privado opera el servicio, responsable de la calidad y el progreso.
Esta es una demostración de que el modelo PPP puede funcionar tanto en sectores de alta tecnología como de servicios públicos esenciales.
En el Diálogo sobre Asociación Público-Privada (APP) celebrado en Vietnam el 25 de noviembre, el viceministro de Finanzas, Tran Quoc Phuong, afirmó que Vietnam ha identificado tres áreas prioritarias para la cooperación público-privada en el futuro. La primera sigue siendo el transporte, un sector que siempre ha desempeñado un papel fundamental en el desarrollo nacional.
No podemos seguir permitiendo que proyectos clave se retrasen debido a las limitaciones del gasto público. El modelo de APP existe no solo para compartir riesgos y movilizar capital privado, sino también para garantizar que la infraestructura de transporte esté un paso por delante, en lugar de perseguir necesidades emergentes.

Solo el transporte y la infraestructura urbana de Vietnam requerirán unos 245 000 millones de dólares en los próximos cinco años, una cantidad enorme de capital en comparación con la capacidad presupuestaria. Foto: Hoang Ha
En las grandes ciudades, la historia adquiere un nuevo significado: el modelo de desarrollo urbano orientado al transporte público (DOT).
Los expertos internacionales, especialmente de Corea, reiteran la lección muy claramente: el valor de la tierra alrededor de las líneas del metro puede usarse para invertir nuevamente en el sistema de transporte público, creando un ciclo financiero positivo.
Cuando Vietnam debate el ferrocarril de alta velocidad Norte-Sur y el metro de Hanoi y Ho Chi Minh, el DOT ya no es una idea de planificación, sino un componente obligatorio en el diseño financiero del proyecto.
Para construir ferrocarriles urbanos o de alta velocidad de forma sostenible, debemos resolver la cuestión del capital antes de hablar de tecnología.
La tercera área es la innovación y la infraestructura digital. Vietnam ha comenzado a diseñar sólidas políticas de incentivos: los inversores de las APP en el sector de ciencia y tecnología no tienen que compartir el aumento de ingresos durante los primeros tres años y reciben apoyo cuando los ingresos no alcanzan el plan financiero.
Estas señales políticas muestran que el enfoque de las APP ha trascendido el ámbito tradicional de carreteras, puertos marítimos o aeropuertos. Se está extendiendo a áreas donde el sector privado cuenta con la tecnología, los recursos y la capacidad de innovación.
Pero lo más destacable de los debates recientes es el franco reconocimiento de que, para que las APP funcionen eficazmente, la legalidad por sí sola no basta. Los problemas residen en el diseño del proyecto, en la capacidad de movilizar crédito, en el mecanismo de garantía de riesgos y en la necesidad de separar el crédito de las APP del crédito comercial.
“La determinación de reformar las instituciones debe traducirse en proyectos que sean verdaderamente viables en el mercado”, dijo el Director del BAD para Vietnam, Shantanu Chakraborty, en el Diálogo de Asociación Público-Privada (APP).
Un proyecto de APP solo es viable si es financieramente viable y cumple con los estándares crediticios internacionales. Si el capital no fluye, la idea se quedará en el papel.
Vietnam no es el primer país en implementar una APP. El proceso para construir un marco legal ha durado más de 15 años, desde el Decreto 108/2009, la Decisión 71/2010, el Decreto 15/2015 y el Decreto 63/2018, hasta la Ley de Inversión bajo el Método de Asociación Público-Privada de 2020 y los ajustes que se están preparando.
Esto demuestra que el Estado ha pasado de experimentar a construir un sistema estable, capaz de generar confianza en los inversores.
En un momento en que Vietnam se enfrenta a los mayores proyectos de infraestructura de su historia (desde ferrocarriles de alta velocidad hasta líneas de metro, puertos marítimos, aeropuertos, datos e infraestructura digital), la APP es más que un simple método de inversión.
Se trata de un mecanismo para que el Estado desempeñe un papel constructivo, mientras que las empresas aportan la capacidad de implementación. Esta coordinación es la vía que muchos países han utilizado para reducir la brecha de infraestructura y mejorar la competitividad.
Si se considera el desarrollo como un viaje hacia estándares nacionales modernos, entonces el uso adecuado del modelo PPP implicará que el Estado lidere, las empresas participen y la sociedad y las personas se beneficien de una infraestructura más desarrollada, sincrónica y sostenible.
Vietnamnet.vn
Fuente: https://vietnamnet.vn/von-cong-von-tu-hay-la-ppp-2468727.html






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