• Sentimientos de un periodista, periodista visual
  • Contribuyendo silenciosamente a la profesión

Al principio de mi carrera, pensaba que el periodismo consistía simplemente en viajar de un lado a otro y registrar con veracidad lo que veía y oía con un bolígrafo y una cámara, y que con eso bastaba. Pero cuanto más lo hacía, más me daba cuenta de que el periodismo no se trata solo de palabras, sino de corazón, de dedicación... y de noches sin dormir preguntándome: "¿Qué más puedo hacer por ese personaje, por esa historia?".

A veces me siento tan feliz que lloro porque los lectores comparten mi artículo o los personajes me llaman para agradecerme. Pero también hay momentos en que me entristezco al visitar zonas rurales pobres o ver y escuchar situaciones difíciles... Ya no se trata de completar el tema y enviarlo a la redacción, sino que, después de terminar de escribirlo, solo sé rezar para que, cuando se publique, conecte con corazones que compartan y les abran los brazos. El periodismo, para mí, es una tristeza y una alegría muy reales.

Los periodistas, ya sean reporteros, editores, camarógrafos, fotógrafos... todos tienen sus propias historias profesionales.

Para los reporteros, asistir a conferencias y eventos por invitación de agencias y unidades cada semana solo representa una pequeña parte del tiempo, mientras que la mayor parte se dedica a viajar kilómetros para trabajar en la zona. Solo así podemos comprender con prontitud y reflejar con la mayor veracidad las condiciones de vida de la gente, el desarrollo del campo, y crear trabajos periodísticos vibrantes. Si bien la recepción y el suministro de información a los reporteros se realizan de acuerdo con las normas locales de comunicación, a menudo me conmueve y me reconforta el entusiasmo y el apoyo incondicional de las autoridades locales, así como de la población local.

A veces, el trabajo transcurría sorprendentemente bien, lo que hacía que todos los reporteros se sintieran felices y... un poco confundidos. Una vez, cuando fuimos a la zona, la gente era hospitalaria, amable y hablaba animadamente como familia; a veces incluso nos dejaban comida, y si no comíamos, los tíos y las tías se enfadaban. A veces, cuando nos reuníamos con las autoridades locales, en muchos lugares nos apoyaban con mucho entusiasmo. Llamábamos y alguien nos esperaba; algunos incluso guardaban sus números de teléfono. Tras unos cuantos timbres, al otro lado de la línea decía: "Le escucho, periodista". El contenido que discutimos antes de ir fue cuidadosamente preparado por las autoridades locales, e incluso sugirieron otros temas de la zona para que los reporteros los aprovecharan convenientemente. Los hermanos locales fueron muy sinceros: "De vez en cuando, es difícil, así que hagámoslo juntos".

En una ocasión, aceptamos una asignación inesperada sin avisar, pensando que definitivamente nos rechazarían. Inesperadamente, a pesar de estar ocupados en una reunión, los líderes de la comuna organizaron que alguien nos recibiera con consideración y dijeron con alegría: "No pasa nada, me alegra que hoy no haya mucho trabajo, así que tengo tiempo para recibirlos". Escuchar eso nos conmovió y nos motivó aún más a continuar nuestra carrera periodística.

Tras casi 15 años de profesión, he tenido muchas alegrías, pero también muchas tristezas. Especialmente en casos donde es difícil acceder a información oficial del sector funcional para propaganda, o cuando es necesario solicitar opiniones, reunirse con jefes de unidad difíciles, los periodistas tienen que "preguntar, esperar, esperar", pasando por cinco o siete etapas. Para cuando la información es verificada, redactada, aprobada, impresa y publicada... la historia se ha "enfriado". Como recientemente, cuando la opinión pública estaba "calentada" sobre si existía o no trata de personas en Camboya, mis colegas y yo preparamos un esquema, esperando la verificación del organismo funcional para ponernos manos a la obra, pero el plan tuvo que abandonarse por falta de respuesta.

Feliz trabajo.

Otra cosa desgarradora es que en esta era de verdad y falsedad mezcladas, las redes sociales están inundadas de "noticias no verificadas", y nosotros, los periodistas tradicionales, también nos vemos... afectados.

La historia de la profesión también tiene un componente espiritual, del que muchos se ríen porque piensan que son chismes, pero para nosotros es totalmente cierto. El caso es que mi amigo trabaja en el programa de televisión "El Amigo del Granjero". Trabajar en televisión requiere imágenes, pero a menudo "vamos y volvemos". El presentador se mostró muy entusiasmado al principio, pero al levantar la cámara, dijo: "¡Lo siento, no puedo filmarlo, si lo hago, se echarán a perder todas las verduras!".

Sin embargo, estas historias no desaniman a los jóvenes que aman su profesión. ¡Donde hay un desastre, hay una solución! A veces, cuando no podemos resolverlo, lo dejamos de lado temporalmente y nos dedicamos a otro tema para completar la agenda que hemos registrado en la redacción. Para nosotros, nuestro objetivo final sigue siendo brindar a los lectores y espectadores información honesta sobre la vida, historias amables y hermosas historias de la vida cotidiana.


El periodismo es así: una profesión de dedicación, de jornadas duras, incluso de muchos peligros, pero también de ir, ver y escuchar lo más profundo del corazón de las personas, los aspectos negativos de la vida. Por eso, aunque a veces estemos cansados, seguimos adelante, seguimos escribiendo, mantenemos nuestra pasión a pesar de todas las dificultades.


Diamante

Fuente: https://baocamau.vn/buon-vui-chuyen-nghe--a39763.html