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La reforma educativa requiere instituciones de gestión compatibles.

El sistema educativo de Vietnam se está transformando proactivamente en una dirección abierta: ampliando el acceso al conocimiento a través de plataformas digitales, abriendo programas de formación interdisciplinarios e interconectados y ampliando el espacio académico más allá del marco tradicional para integrarse internacionalmente.

Báo Nhân dânBáo Nhân dân23/07/2025

Estudiantes de doctorado realizan investigación científica en un laboratorio de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hanói. (Foto: NGUYEN DANG)
Estudiantes de doctorado realizan investigación científica en un laboratorio de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hanói. (Foto: NGUYEN DANG)

Sin embargo, la paradoja reside en que, mientras el pensamiento educativo avanza hacia la apertura, las instituciones operativas son cerradas: desde el modelo de gestión centralizado y el rígido control de insumos, hasta el mecanismo de aprobación de programas, que es excesivamente administrativo, inflexible y desconfiado del sujeto educativo . Es esta falta de sincronización la que crea una brecha entre la visión estratégica y la capacidad de implementarla en la práctica.

Por lo tanto, para que la educación abierta se convierta realmente en una realidad, el requisito previo es reformar el sistema de gestión educativa hacia una mayor transparencia, flexibilidad y mayor empoderamiento de las entidades creativas, estableciendo al mismo tiempo un mecanismo eficaz de seguimiento y retroalimentación en lugar de una intervención administrativa rígida.

La tendencia inevitable de los tiempos

En un mundo que funciona según la lógica del conocimiento digital, la economía del conocimiento y la necesidad de aprendizaje permanente, el modelo educativo tradicional –enmarcado en las cuatro paredes del aula, fijo en el tiempo, el espacio y el programa– está revelando sus deficiencias.

En cambio, la “educación abierta” surge como una tendencia inevitable, un modelo innovador que hace que el conocimiento sea más universal, más flexible y más accesible para todos los ciudadanos en una sociedad del aprendizaje.

La educación abierta, en el sentido moderno, no se trata sólo de ampliar los objetos de aprendizaje, sino también de una ideología educativa, donde el alumno es el centro, tiene derecho a elegir el contenido, el método y la velocidad de aprendizaje según sus necesidades personales.

La educación abierta también se asocia con el concepto de “aprendizaje permanente”, donde el aprendizaje no termina después de la graduación, sino que continúa durante toda la vida como una necesidad humana constante en una sociedad que cambia rápidamente.

En Vietnam, en la Estrategia de Desarrollo Educativo para el período 2021-2030, con visión a 2045, el Gobierno ha definido claramente el objetivo: “Desarrollar un sistema educativo abierto, aprendizaje permanente, garantizando la equidad y la calidad, cambiando gradualmente hacia un modelo educativo flexible, moderno, digital e internacionalmente integrado”.

El documento del XIII Congreso del Partido también enfatizó: "Construir una sociedad del aprendizaje, desarrollar un sistema educativo abierto, aprendizaje práctico, trabajo práctico, aprendizaje permanente, equidad y eficiencia".

Estas son señales de que la educación abierta ya no es una opción ideal, sino que se ha convertido en una orientación estratégica del país.

La realidad también demuestra que la pandemia de COVID-19 ha impulsado la transición a la educación abierta en Vietnam. Muchas universidades, como la Universidad Nacional de Ciudad Ho Chi Minh, la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hanói y la Universidad FPT, han desarrollado o mejorado sus sistemas de gestión del aprendizaje (LMS) y cientos de cursos internos en forma de MOOC para ampliar el acceso al conocimiento de los estudiantes, no solo dentro de la institución, sino también para conectar a estudiantes de otras instituciones y permitirles estudiar de forma interdisciplinaria e interuniversitaria.

También durante este período, el Ministerio de Educación y Capacitación puso a prueba el uso de créditos de aprendizaje en línea en el reconocimiento de los resultados del aprendizaje, abriendo la premisa para una educación más flexible en el período posterior al Covid-19.

La clave, por tanto, no es la tecnología ni las soluciones técnicas, sino más bien la necesidad de una transformación de la mentalidad y de las instituciones: del control al empoderamiento, de un enfoque fijo a la flexibilidad y la personalización.

Ésta es la clave para que la educación vietnamita no sólo “responda” a los desafíos, sino que realmente se “transforme” en el nuevo contexto.

Barreras a la educación

Si bien el objetivo de desarrollar un sistema educativo abierto está claramente establecido en los documentos estratégicos y de políticas nacionales, la realidad muestra que la realización de este modelo enfrenta grandes barreras, cuya causa fundamental es la vieja mentalidad y las instituciones que aún dominan las actividades de gestión educativa.

Las manifestaciones de este pensamiento no sólo se dan en el nivel de políticas, sino que también están profundamente arraigadas en la forma en que se organizan y operan las instituciones educativas desde el nivel central hasta el local.

Por ejemplo, la gestión educativa en Vietnam todavía se basa en gran medida en un sistema administrativo-comanditario, lo que se refleja en la intervención detallada de los organismos de gestión en muchos aspectos del funcionamiento de las escuelas.

En lugar de desempeñar el papel de "creador" —creando un marco legal y un entorno propicio para la innovación en universidades autónomas—, el organismo gestor sigue operando como "comandante" —emitiendo órdenes, imponiendo procedimientos y supervisando mediante registros administrativos—. Esto dificulta que las universidades, especialmente las públicas, promuevan la autonomía y la creatividad.

Si bien la Ley de Educación Superior revisada de 2018 amplió la autonomía de las instituciones educativas, en realidad esta autonomía aún está limitada por estrictas restricciones financieras, de recursos humanos y profesionales.

Muchas universidades informan que aún deben obtener la aprobación de cada plan de matrícula, solicitar permiso para abrir nuevas carreras o estar sujetas a estrictas regulaciones sobre los títulos de los profesores, el horario lectivo estándar y los topes de matrícula. Esto dificulta el diseño de programas de formación flexibles —elemento fundamental de la educación abierta—, especialmente en el contexto actual de necesidades de recursos humanos en constante y rápida fluctuación.

El mecanismo de evaluación y reconocimiento de programas, títulos y créditos sigue siendo rígido e inflexible. El reconocimiento de créditos acumulados en plataformas internacionales en línea (MOOC), o el reconocimiento de títulos y certificados no tradicionales, como las microcredenciales, prácticamente no cuenta con un mecanismo legal específico.

Esto ha provocado que muchas iniciativas de formación flexible sean rechazadas o no sean reconocidas oficialmente, lo que dificulta que los estudiantes puedan transferirse académicamente o encontrar trabajo…

Como resultado, aunque la educación vietnamita se basa en el lema "abierta", su funcionamiento sigue siendo "cerrado". Es difícil innovar rápidamente en los programas de formación, los estudiantes carecen de oportunidades para acceder a modelos de aprendizaje avanzados, y las empresas se quejan de la lentitud de los graduados para adaptarse a las exigencias laborales.

Por lo tanto, Vietnam tarda en ponerse al día con la tendencia mundial de aprendizaje personalizado, desarrollo de habilidades digitales y aprendizaje continuo a lo largo de la vida.

Reformar las instituciones de gestión educativa: un requisito previo

El actual sistema de gestión educativa, con sus características burocráticas, inflexibles y poco empoderadoras, es el mayor obstáculo en el camino hacia la construcción de un sistema educativo abierto.

Para eliminar estos obstáculos, no solo es necesario cambiar algunos procesos técnicos, sino también una reforma integral del pensamiento institucional: del control al apoyo, de la uniformidad a la diversidad, del marco a la apertura. Este es un requisito previo si Vietnam quiere entrar verdaderamente en la era de la educación abierta y una sociedad del aprendizaje.

En particular, en el contexto de la transformación digital, la globalización y las constantes fluctuaciones del mercado laboral, reformar las instituciones educativas en una dirección "abierta" ya no es una opción, sino que se ha convertido en un requisito previo para que el sistema educativo vietnamita realmente innove, se adapte y se desarrolle de manera sostenible.

La primera reforma que debe priorizarse es establecer un marco legal flexible que permita el desarrollo del modelo de educación abierta. Es urgente emitir documentos legales especializados o modificar la Ley de Educación y la Ley de Educación Superior para reconocer modelos de aprendizaje no tradicionales, estandarizar los materiales educativos abiertos (REA) y establecer estándares de evaluación flexibles.

La reforma institucional educativa debe ir de la mano con la innovación en el modelo de gobernanza hacia la modernidad, la transparencia y la digitalización integral. Esto requiere que los organismos de gestión, desde el nivel central hasta el local, pasen de un modelo de mando y control a uno de apoyo y creatividad, y se guíen por los datos.

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El primer ministro Pham Minh Chinh visita la exposición de logros de la Universidad de Phenikaa el 22 de julio (Foto: Tran Hai)

Una educación abierta requiere un cambio de poder académico hacia los estudiantes y las instituciones educativas. Para los estudiantes, esto significa poder elegir asignaturas según sus necesidades, acumular créditos de forma flexible de diversas fuentes (incluyendo aprendizaje no formal e informal) y ser reconocidos por sus logros en el aprendizaje permanente. Para las escuelas, especialmente las universidades y las instituciones de formación profesional, se debe otorgar un poder real para desarrollar programas de formación, cooperación internacional y alianzas académicas, sin pedir permiso para cada pequeño detalle, sino únicamente cumpliendo con los marcos comunes de garantía de calidad.

Sin cambiar la relación Estado-escuela-alumno hacia la descentralización y la asociación, la educación abierta seguirá "enmarcada" por regulaciones administrativas y por la desigualdad en el derecho a aprender.

En particular, la educación abierta no puede funcionar eficazmente si la política financiera sigue basándose en el principio actual de “igualación”.

Se necesitan nuevos diseños financieros que apoyen a los estudiantes de manera flexible según sus necesidades y capacidades individuales, a través de modelos como becas abiertas, apoyo a la matrícula basado en créditos, créditos educativos basados en un tiempo de estudio flexible o incluso una política de "estudiantes que reembolsan de acuerdo con sus ingresos después de la graduación".

Al mismo tiempo, se deberían fomentar los modelos de asociación público-privada (APP) para desarrollar plataformas educativas abiertas, invertir en materiales de aprendizaje digitales o cooperar entre empresas y escuelas en materia de formación según los requisitos prácticos.

El mundo ha entrado en la era del conocimiento abierto, la tecnología abierta y el aprendizaje abierto, por lo que el sistema educativo, si no es "abierto" tanto en pensamiento como en instituciones, se quedará atrás, lo que provocará un desperdicio de potencial humano y obstaculizará el desarrollo nacional.

Es hora de pasar de una mentalidad de control a una de empoderamiento, de una regulación rígida a una adaptación flexible, del mando administrativo al apoyo creativo.

La educación no se puede “abrir” sólo con tecnología o lemas; hay que abrirla mediante reformas reales en la formulación de políticas, el funcionamiento de los aparatos, la asignación de recursos y los mecanismos de rendición de cuentas.

El mensaje de la acción aquí es: la reforma institucional no es sólo tarea del sector educativo, sino una tarea interdisciplinaria, interinstitucional y directamente relacionada con la competitividad nacional en la era digital.

Construir un sistema educativo abierto requiere el consenso y la participación de toda la sociedad: desde el poder legislativo y el ejecutivo, las universidades, las empresas y los estudiantes; todos deben cambiar para adaptarse. Pensamiento abierto, políticas abiertas: esa es la única manera de abrir el futuro.

Fuente: https://nhandan.vn/cai-cach-giao-duc-doi-hoi-the-che-quan-ly-tuong-thich-post895608.html


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