La pequeña Karina tiene un coeficiente intelectual de 160, lo que la sitúa en el 0,03% superior de la población mundial en términos de inteligencia.
Karina Oakley, hija única de Charlotte Fraser, una profesional de marketing de Guildford, y Nick, un programador con formación en Física y Matemáticas, mostró tempranamente la inteligencia heredada de su padre. A pesar de vivir solo con su madre, Karina mostró una notable diferencia con respecto a sus compañeros, especialmente en sus habilidades lingüísticas. Charlotte Fraser pronto se dio cuenta de esto y buscó la ayuda de psicólogos para comprender mejor el talento de su hija.
"Desde el momento en que aprendió a hablar, Karina asombró a todos a su alrededor con su capacidad para usar un lenguaje que superaba su edad", compartió Charlotte. Cuando Karina tenía 3 años, su madre la llevó a Londres para que le hicieran las pruebas de CI necesarias para evaluar su inteligencia con mayor precisión. Los resultados de la prueba de 45 minutos en Londres mostraron que Karina tenía un CI de hasta 160, lo que la situaba dentro del 0,03 % de la población mundial con mayor inteligencia.
El final inesperado de un niño prodigio con una inteligencia igual a la del rey de la física Stephen Hawking
La pequeña Karina (derecha) tiene un coeficiente intelectual de 160, lo que la sitúa dentro del 0,03 % superior de la población mundial en términos de inteligencia. The Guardian.
La psicóloga Joan Freeman, quien le administró la prueba a Karina, no pudo ocultar su sorpresa ante sus habilidades. "Karina tiene una imaginación y unas capacidades cognitivas diferentes a las de otros niños de su edad. Es realmente un caso especial", dijo la Sra. Freeman.
Tras su viaje a Londres, Charlotte decidió no obligar a Karina a asistir a una educación especializada para niños superdotados. En cambio, permitió que su hija asistiera a un preescolar cercano, donde pudiera aprender y desarrollarse junto a sus compañeros. "Quería que Karina tuviera una infancia feliz y equilibrada, sin la presión de demostrar su valía ni competir con nadie", explica Charlotte.
Charlotte también expresó su preocupación por el destino de los niños prodigio, muchos de los cuales no han tenido vidas felices o han tenido finales desastrosos debido a su rápido desarrollo. La historia de Karina y las decisiones que tomó su familia han recibido mucha atención pública. A pesar de sus extraordinarias habilidades, Karina y su familia optaron por vivir una vida normal, lejos de la atención mediática y de la presión de convertirse en una investigadora destacada.
Hasta el día de hoy, Karina vive una vida sencilla y feliz en Guildford, donde puede desarrollar su imaginación y habilidades con total naturalidad. La decisión de su familia no solo es una lección de respeto y cuidado del talento con humanidad, sino también una prueba de que la felicidad no se alcanza necesariamente con logros sobresalientes.
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Fuente: https://danviet.vn/cai-ket-bat-ngo-cua-than-dong-co-tri-thong-minh-ngang-ngua-ong-hoang-vat-ly-stephen-hawking-2024120700435677.htm
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