Se está construyendo bajo Londres un gigantesco ducto de hormigón con una capacidad de 1,6 millones de metros cúbicos para reducir la frecuencia de vertidos de aguas residuales al río Támesis.
Interior de la nueva línea de alcantarillado de Londres, a punto de completarse. Vídeo : New Scientist
El nuevo súper alcantarillado de Londres, una gigantesca tubería de hormigón que se extiende 25 kilómetros a lo largo del río Támesis, está diseñado para resolver un problema con el que la capital británica y muchas otras ciudades han luchado durante décadas: el vertido de aguas residuales sin tratar en los cursos de agua, informó New Scientist el 2 de junio.
El sistema de alcantarillado actual de Londres presenta numerosas fallas. Se construyó entre 1859 y 1875 tras el desastre del Gran Río Hediondo de 1858. En aquel entonces, la ciudad tenía una población de unos 3 millones de habitantes. El ingeniero Joseph Bazalgette diseñó el alcantarillado para gestionar las aguas residuales de 4,5 millones de personas y el agua de lluvia. Hoy en día, alrededor de 9 millones de personas utilizan el sistema. El clima es cada vez más húmedo y Londres se está hormigonando, lo que impide que el suelo absorba el agua de lluvia.
El antiguo sistema no daba abasto y se sobrecargaba unas 60 veces al año, vertiendo un total de 50 millones de toneladas de aguas residuales sin tratar al Támesis, junto con toallitas húmedas, productos sanitarios, condones y cualquier cosa que se tirara al inodoro.
“Nuestra misión es construir un alcantarillado que resuelva ese problema”, declaró Andy Mitchell, director ejecutivo de Tideway, la empresa impulsora del proyecto. Su solución consiste en construir una tubería gigante a gran profundidad, bajo el alcantarillado victoriano, para interceptar el desbordamiento de aguas residuales. El túnel Tideway es uno de los proyectos de alcantarillado urbano más grandes del mundo , según Mitchell. No resolverá el problema por completo; cuando llueve con mucha intensidad, las aguas residuales siguen fluyendo al río. Pero el proyecto reducirá la frecuencia a unas tres o cuatro veces al año, y el desbordamiento se producirá principalmente por agua de lluvia.
La entrada del túnel es una caverna de hormigón del diámetro de una torre de refrigeración y 50 metros de profundidad. Debe ser de este tamaño para dar cabida a las enormes tuneladoras. Los ingenieros descienden a través de una estructura de hormigón sujeta a una grúa. El túnel circular tiene 7,2 metros de diámetro y su construcción tardó ocho años, con un coste de 5.600 millones de dólares. La capacidad total del túnel es de 1,6 millones de metros cúbicos. Su inauguración está prevista para el próximo año.
El túnel tiene una pendiente de oeste a este, lo que permite que las aguas residuales fluyan por gravedad sin necesidad de bombeo. Para cuando las aguas residuales lleguen a su destino, la planta de tratamiento de Beckton, estarán a 80 metros bajo tierra y será necesario bombearlas. En aproximadamente un año, el túnel estará terminado. Se retirarán las luces, se sellará la entrada y el túnel permanecerá a oscuras durante al menos 120 años. Las revisiones de mantenimiento se realizarán con drones.
An Khang (según New Scientist )
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