
Cuando más de 1,5 millones de vietnamitas se quedaron despiertos hasta tarde simultáneamente para ver la transmisión en vivo de la historia de amor del streamer ViruSs, el fenómeno de "ver drama" trascendió los límites del entretenimiento habitual. La transmisión en vivo de ViruSs con el rapero Phao atrajo más de 4,8 millones de visualizaciones, alcanzando un máximo de 1,6 millones de espectadores simultáneos.
Para muchos jóvenes, las historias contradictorias de otras personas se están convirtiendo en una fuente de "consuelo distorsionado": buscan simpatía, se comparan y se ven a sí mismos como "más afortunados" en medio de las presiones de la vida moderna.
Encontrando consuelo en la “comparación descendente”
Una de las motivaciones psicológicas poco conocidas que lleva a muchas personas a ver drama es la necesidad de sentirse bien.
Cuando las personas ven a celebridades en problemas, cometiendo errores o siendo criticadas, tienden a hacer comparaciones implícitas y a sentirse mejor consigo mismas. La caída o el dolor ajeno a veces se convierte en una "medicina espiritual" que les ayuda a calmar sus inseguridades internas, viéndolo incluso como una forma de "curarse" sin palabras.
El placer de ver drama no es casualidad, sino que surge de un claro mecanismo neurológico. Los jóvenes tienden a sentirse fácilmente atraídos por estímulos externos intensos.
Al exponerse a situaciones dramáticas, conflictos o controversias, el cerebro libera dopamina, un neurotransmisor que produce sensaciones de placer. Es esta "recompensa" biológica la que convierte el drama en una forma adictiva de entretenimiento.
En el fondo, es un mecanismo psicológico de afrontamiento: encontrar bienestar cuando otros tienen dificultades. Esta vía de escape temporal, especialmente en una época donde las redes sociales presionan constantemente a las personas a vivir vidas "perfectas", se está convirtiendo cada vez más en una terapia alternativa poco saludable.
La exposición regular a contenido negativo puede someter al cerebro a un estado de estrés prolongado, lo que puede fácilmente derivar en trastornos psicológicos como la ansiedad o el estrés. A largo plazo, este hábito no solo afecta las emociones, sino que también genera pensamientos sesgados.
Muchas personas gradualmente se vuelven críticas y sentenciosas y tienden a ver la vida a través de una lente pesimista, perdiendo así la empatía y el equilibrio interno necesarios.
Cuando las redes sociales sustituyen a la asesoría psicológica
Las redes sociales se están convirtiendo cada vez más en una especie de "sala de terapia" no oficial para muchos jóvenes. En lugar de buscar apoyo psicológico profesional, se sumergen en dramas en busca de empatía y lecciones.
Para muchas personas, seguir las historias personales de otras personas no es sólo una cuestión de curiosidad, sino también una manera de ampliar su perspectiva sobre la vida: fragmentos que rara vez aparecen en los periódicos o la televisión tradicionales.
Algunas personas se han impuesto el límite de leer noticias solo en horario de oficina para no afectar su vida personal. Sin embargo, en realidad, siguen siendo fácilmente absorbidos por las noticias dramáticas y se quedan despiertos muchas noches para seguir cada detalle.
Cada vez más personas pierden el control sobre su consumo de información y dejan que sus emociones sean completamente controladas por el flujo de las redes sociales.
Se dejan llevar fácilmente por chismes y dramas, lo que les deja en un estado de ansiedad y fatiga constantes sin razón aparente. La exposición constante a contenido negativo tendrá un impacto a largo plazo en la salud mental.
Otro factor que impulsa el consumo de dramas proviene de la presión invisible de la comunidad virtual. Muchos jóvenes afirman que les resulta difícil ignorar cualquier escándalo, simplemente porque no quieren que sus amigos los consideren anticuados o anticuados. En un entorno de comunicación digital, no estar al día con la información a veces significa quedar excluido de la conversación.
Mantenerse al día con las noticias, hasta cierto punto, puede ser entretenido, aliviar el estrés y facilitar la conexión con los demás. Sin embargo, cuando se lleva al extremo, sobre todo si se consume con contenido poco profundo, puede convertirse fácilmente en un desperdicio de energía.
Mucha gente admite que al principio solo veían televisión por diversión, pero cuanto más la veían, más se dejaban llevar por la vorágine de comentarios, análisis y reacciones, lo que les hacía perder el control de su tiempo. Las consecuencias fueron trastornos del sueño, letargo y menor rendimiento laboral.
Para evitar caer en la dependencia informativa, los jóvenes necesitan adaptar proactivamente su uso de las redes sociales. Aprender a seleccionar contenido, limitar el tiempo dedicado a navegar por las noticias, cambiar las formas de entretenimiento por actividades físicas, desarrollar habilidades o contribuir a la comunidad... traerá beneficios más prácticos y a largo plazo.
Miedo al abandono
La cultura de "ver dramas" ha desarrollado un ecosistema lingüístico único en la comunidad en línea vietnamita. "Ver cosas", "anticuado", "escándalos" y "exponer" son palabras nuevas que han aparecido en los medios recientemente. En el mundo digital actual, "no dejarse anticuar" se ha convertido en el lema de muchos jóvenes. Esta frase refleja el miedo a quedar excluidos de la comunidad digital, lo que los motiva a dedicar tiempo a seguir historias dramáticas para asegurarse de no quedar rezagados en las conversaciones cotidianas.
Fuente: https://baoquangnam.vn/hong-drama-lieu-phap-tinh-than-meo-mo-3154507.html
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