
En la playa de Tam Thanh (Tam Ky), la imagen de personas buscando diligentemente caracoles se ha vuelto familiar. Este tipo de caracol suele aparecer con mayor frecuencia entre enero y abril del calendario lunar. Aunque pequeños, apenas la mitad del tamaño de un palillo, si se preparan correctamente, los caracoles se convierten en un plato irresistible, especialmente para las mujeres.
Temprano por la mañana, los pescadores ya están en la orilla con herramientas sencillas: una pértiga de más de dos metros de largo, un extremo unido a un molde rectangular de hierro cubierto con una red para sujetar los caracoles, mientras la arena es arrastrada por el agua del mar.
Este trabajo parece sencillo, pero requiere buena salud. Los caracoleros tienen que sumergirse en agua fría durante horas, soportar fuertes olas repentinas y el sol abrasador del mediodía.
Tras ser llevados a tierra, los caracoles se clasifican por tamaño y se sumergen en agua para eliminar la arena. Desde la orilla, se transportan rápidamente a mercados, puestos callejeros o vendedores ambulantes. En calles conocidas como Tran Cao Van, Phan Chau Trinh, Phan Dinh Phung... no es difícil ver carros llenos de caracoles o motocicletas recorriendo las calles con el grito familiar: "¡Aquí hay caracoles! ¿Quién quiere caracoles?".

La Sra. Nguyen Thi Trinh, vendedora de caracoles con una larga trayectoria en Tam Ky, comentó: «Todos los días vendo de 5 a 7 cubos de caracoles de temporada temprana; cada cubo contiene unas 60 latas. Para preparar caracoles deliciosos, primero hay que elegir caracoles vivos, limpiarlos bien y luego cocinarlos. El condimento también es muy importante: el glutamato monosódico, la sal y el chile seco deben guardarse por separado. Agrego más al gusto de cada persona al comprar».
Los caracoles no son solo un plato, sino también una excusa para reunirse y charlar. Especialmente para quienes han vivido lejos de casa, su sabor es un dulce recuerdo, que evoca los días de infancia sentados con amigos, manipulando con esmero cada caracolito.
Los caracoles se pueden preparar de muchas maneras: salteados con chile picante, hervidos con limoncillo, asados con sal o al vapor con hojas de limón. Los caracoles salteados con chile picante son un plato favorito de muchos, gracias al sabor picante del chile y al aroma del limoncillo que se mezcla en cada pequeño caracol, y picarlos poco a poco resulta fascinante. Al comerlos, no te pierdas el uso de un palito de pomelo o limón para desmoldar cada caracol, meterlos en una brocheta y disfrutarlos, sintiendo todo su sabor dulce y graso.
Aunque es un plato rústico, los caracoles tienen un sabor especial e inolvidable. Desde los pescadores que se sumergen para buscar caracoles en alta mar hasta los vendedores ambulantes que recorren cada rincón de la calle, todos han creado una cultura culinaria única en la región central.
Un plato sencillo, pero lleno de recuerdos. Al sentarte y comer lentamente cada pequeño caracol, sentirás cómo tu infancia regresa a través de cada historia, cada risa entre seres queridos...
Fuente: https://baoquangnam.vn/huong-vi-oc-le-3155014.html
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