El Pentágono esbozó recientemente planes para construir miles de armas autónomas, como vehículos aéreos no tripulados (UAV), dentro de dos años, a medida que el conflicto entre Rusia y Ucrania aumenta la demanda de hardware militar , informó el Wall Street Journal el 2 de septiembre.
Sin embargo, según el periódico estadounidense, la escasez de chips, maquinaria y trabajadores cualificados ha limitado la capacidad de las empresas de defensa estadounidenses para aumentar la capacidad de producción nacional.
Como resultado, el Departamento de Defensa de EE. UU. está animando a los contratistas de defensa a implementar una política de Friendshoring. Esto implica flexibilizar las regulaciones sobre la fabricación en el extranjero y compartir tecnología militar con fabricantes de países aliados, como Alemania, Polonia y Australia.
Nuevo enfoque
El subsecretario de Defensa para Adquisiciones, Bill LaPlante, dijo recientemente que el Departamento de Defensa de Estados Unidos planea anunciar una serie de acuerdos en los próximos meses para establecer líneas de producción de armas en Europa y otros lugares.
“Nuestro objetivo es codesarrollar, coproducir y comantener con nuestros socios”, afirmó el Sr. LaPlante.
El nuevo enfoque ha facilitado acuerdos en los que empresas polacas producen misiles Javelin de diseño estadounidense (ampliamente utilizados en Ucrania) y empresas alemanas producen piezas para los aviones de combate Lockheed Martin F-35 y un nuevo tipo de lanzador de misiles.
Estados Unidos ha prometido más de 40.000 millones de dólares en armas, municiones y suministros a Ucrania desde que Rusia invadió el país de Europa del Este hace más de 18 meses, pero las empresas de defensa estadounidenses han tardado más de lo esperado en aumentar la capacidad de producción nacional para mantener los inventarios estadounidenses.
En cambio, las empresas de defensa estadounidenses y sus aliadas buscan aprovechar y expandir la capacidad de fabricación en el extranjero.
Soldados ucranianos en la región de Zaporiyia entrenan en el frente con armas de fabricación estadounidense, 4 de marzo de 2023. Foto: Getty Images
Que las empresas estadounidenses fabriquen armas y equipos militares en el extranjero no es nada nuevo: Lockheed Martin, RTX y General Dynamics cuentan con instalaciones de fabricación en el extranjero gracias a acuerdos de adquisición.
Sin embargo, la mayor parte de la fabricación en el extranjero se lleva a cabo en un marco conocido como “acuerdos de compensación”, en el que los clientes acuerdan comprar armas estadounidenses a cambio de que se realicen algunas actividades de fabricación y se creen empleos en sus propios países.
Uno de los esfuerzos más importantes para impulsar la producción a través de acuerdos de cooperación es la alianza trilateral entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos, conocida como AUKUS.
El Tratado AUKUS no solo contempla el suministro de submarinos a Australia. También incluye el uso de Australia como planta de fabricación de drones armados, motores de cohetes y otros equipos para el Pentágono.
“AUKUS es un cambio radical”, afirmó Alek Jovovic, destacado experto en el sector aeroespacial y de defensa de la consultora Oliver Wyman, señalando la transferencia de tecnología entre Estados Unidos y Australia.
A fines de mayo, el presidente estadounidense Joe Biden, en una declaración conjunta con el primer ministro australiano, Anthony Albanese, dijo que Estados Unidos tomaría medidas para modificar sus leyes a fin de agilizar el intercambio de tecnología con Australia.
El cambio haría que Australia fuera clasificada como una “fuente nacional” bajo la Ley de Producción de Defensa de 1950, junto con Estados Unidos y Canadá.
En busca de un nuevo marco
En Europa, los planes de aumentar los presupuestos de defensa de los países del “viejo continente” tras el conflicto en Ucrania también han alentado a las empresas estadounidenses a invertir más en la región y buscar más empresas conjuntas.
El pedido de 8.800 millones de dólares de Berlín para los cazas F-35 ha abierto la puerta a que Alemania se una a un consorcio multinacional que fabrica piezas para el avión furtivo. El gigante estadounidense de la industria aeroespacial y de defensa, Northrop Grumman, ha seleccionado a Rheinmetall, un importante fabricante alemán de municiones y piezas para tanques, para construir las secciones centrales del fuselaje del avión en una nueva empresa conjunta.
La compañía alemana llena el vacío dejado por las empresas turcas después de que Ankara fuera expulsada del programa F-35 en 2019 porque optó por comprar un sistema de defensa antimisiles ruso que podría comprometer la eficacia del caza estadounidense.
Sin embargo, Rheinmetall no sólo llenará el vacío dejado por Turquía, sino que también proporcionará capacidad adicional, dijo Dave Keffer, director financiero de Northrop Grumman.
La renovación militar de Polonia es incluso mayor que la de Alemania: el año pasado se recibieron pedidos de equipos por valor de miles de millones de dólares de Estados Unidos, Corea del Sur, Turquía y otros lugares.
El fabricante de armas alemán Rheinmetall comenzará a producir piezas para el avión furtivo F-35 a partir de 2025 en una nueva planta, en el marco de la cooperación entre Rheinmetall y dos empresas estadounidenses que producen el F-35, Lockheed Martin y Northrop Grumman. Foto: DW
Lockheed Martin y RTX, dos fabricantes del misil antitanque Javelin, están en conversaciones con la polaca Mesko, parte del conglomerado de armas estatal PGZ, para producir Javelins y componentes del sistema de defensa de misiles Patriot, según representantes de las empresas.
Przemysław Kowalczuk, director general de Mesko, dijo que el momento de alcanzar un acuerdo final sobre la producción del Javelin depende del Departamento de Estado de EE. UU., que tiene la última palabra en dichos acuerdos.
El Pentágono y el Departamento de Estado están trabajando en un nuevo marco para agilizar las aprobaciones de este tipo de empresas conjuntas y coproducciones, dijo el director ejecutivo de Lockheed, Frank St. John.
Las desventajas de externalizar la fabricación incluyen la exposición de las empresas de defensa estadounidenses a fluctuaciones monetarias y vientos políticos más amplios.
Cuando Turquía fue expulsada del programa F-35, el Pentágono estimó que tardaría un año en encontrar una alternativa a los proveedores turcos. Pero tardó tres años en lograrlo.
Oficiales militares estadounidenses han insistido en que el arsenal actual de misiles y proyectiles de artillería es suficiente para hacer frente a las amenazas que enfrenta Estados Unidos. El ejército estadounidense se negó a comentar si la capacidad de producción adicional prevista a través de Friendshoring se consideraría un factor en los objetivos del Pentágono para aumentar la producción, que incluyen planes para triplicar la producción de proyectiles de artillería de 155 mm en los próximos 18 meses hasta alcanzar los 80.000 al mes .
Minh Duc (Según el WSJ y The Conversation)
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