Los constructores de la Gran Muralla china utilizaron una mezcla de materiales orgánicos como musgo y líquenes para proteger la antigua maravilla de la erosión.
Una sección de la Gran Muralla reforzada con materiales orgánicos. Foto: Bo Xiao
Muchas secciones de la Gran Muralla se mantienen unidas por "biocostras", delgadas capas de materia orgánica que protegen esta maravilla arquitectónica de la erosión. Los científicos realizaron el descubrimiento al analizar secciones de la estructura de 21.000 kilómetros de longitud, construida a lo largo de siglos desde el 221 a. C. para proteger el territorio de los invasores.
Durante la construcción, los constructores antiguos solían usar tapial, una mezcla de materia orgánica como tierra y grava compactada para construir muros macizos. Si bien estos materiales pueden ser más susceptibles a la erosión que otros como la roca sólida, a menudo promueven el crecimiento de biocostras. Este "mortero" viviente incluye cianobacterias (microorganismos fotosintetizadores), musgos y líquenes que ayudan a reforzar las estructuras, especialmente en las regiones áridas y semiáridas del país, según el estudio publicado el 8 de diciembre en la revista Science Advances.
“Los constructores de la antigüedad sabían qué materiales podían hacer que una estructura fuera más duradera”, afirmó Bo Xiao, profesor de la Facultad de Ciencias de la Tierra y Tecnología de la Universidad Agrícola de China en Pekín. “Para mejorar la resistencia mecánica, los muros de tapial siempre se hacían con arcilla, arena y diversos aglutinantes. Estos materiales proporcionan un suelo fértil para los organismos que forman la biocostra”.
Para evaluar la resistencia y la cohesión de la Gran Muralla, el equipo recolectó muestras de ocho secciones diferentes de la muralla, construida entre 1386 y 1644 durante la dinastía Ming. Descubrieron que el 67 % de las muestras contenía biocostras. Utilizando equipos mecánicos portátiles, tanto in situ como en el laboratorio, los investigadores midieron la resistencia de las muestras y la estabilidad del suelo, y luego compararon los datos con una sección de la muralla que contenía únicamente tapial.
Bo y sus colegas descubrieron que las muestras de biocostra eran a veces tres veces más resistentes que las muestras normales de tierra apisonada. Las muestras con musgo eran particularmente duraderas. Esto se debe a que las cianobacterias y otras formas de vida dentro de la biocostra secretan compuestos similares a polímeros que se unen firmemente a las partículas de tierra apisonada, mejorando la resistencia estructural al crear una sustancia similar al cemento que previene eficazmente la erosión.
An Khang (según Live Science )
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