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Luis Enrique merece ganar el Balón de Oro

Cuando el PSG levantó su primer trofeo de la Liga de Campeones en el Allianz Arena, el mundo del fútbol fue testigo de una revolución silenciosa.

ZNewsZNews01/06/2025

Luis Enrique ayudó al PSG a transformarse por completo.

No se trata de una revolución de superestrellas ni de goles espectaculares, sino de una revolución de pensamiento, iniciada por Luis Enrique. En una era donde el fútbol se ha convertido en un teatro de egos gigantescos, Enrique ha demostrado lo que muchos creían imposible: un equipo puede ser más que la suma de sus individuos.

Cuando el dinero no puede comprar el éxito

El PSG fue en su día la personificación del fracaso costoso. Gastó 222 millones de euros en Neymar, le dio a Kylian Mbappé un salario astronómico y convenció a Lionel Messi para que se uniera al club en condiciones reales. En teoría, este era el equipo soñado de cualquiera. En realidad, fue una pesadilla.

Estas tres superestrellas no juegan juntas, sino juntas. Neymar quiere demostrar sus habilidades individuales, Mbappé corre tras el gol, Messi espera momentos de genialidad. El resultado son derrotas amargas, derrotas inexplicables ante rivales individualmente inferiores.

El problema no es el talento. El PSG tiene demasiado talento. El problema es que no saben cómo utilizarlo para un objetivo común.

Luis Enrique llegó con un mensaje aparentemente antiguo, pero revolucionario: el fútbol es un deporte de equipo. Empezó con las cosas más pequeñas: cómo sentarse en el vestuario, cómo celebrar un gol, cómo consolarse mutuamente tras la derrota.

La decisión de dejar ir a Mbappé es la señal más clara de su determinación. El astro francés no solo es el mejor jugador del PSG, sino también un símbolo del club durante muchos años. Pero también es un jugador que juega para sí mismo más que para el equipo. Enrique decidió sacrificar a una estrella para construir un equipo.

Luis Enrique anh 1

Con Luis Enrique, el PSG es un auténtico equipo.

La magia surgió al instante. El PSG ya no era un conjunto de jugadores dispares, sino una máquina que funcionaba a la perfección. Presionaban el balón como un solo equipo, atacaban como un solo equipo, defendían como una fortaleza. Cada jugador comprendía su papel y estaba dispuesto a sacrificarse por el bien común.

El éxito del PSG con Enrique no es solo un triunfo para un club, sino una llamada de atención para todo el mundo del fútbol. En la era de las redes sociales, cuando los jugadores se convierten en marcas personales, cuando todo se mide por seguidores y contratos publicitarios, Enrique nos recuerda la naturaleza pura del fútbol.

La historia lo ha demostrado muchas veces. El Real Madrid, en la era de los "Galácticos", con Ronaldo, Zinedine Zidane y David Beckham, sufrió muchas derrotas humillantes. El Barcelona, ​​con el trío de la "MSN", no pudo superar a la Roma ni al Liverpool. El Manchester United, con Ronaldo, Pogba y Sancho, solo sufrió decepciones.

Las razones son las mismas: demasiado enfoque en los individuos, olvidando el espíritu colectivo. Estos equipos tienen mucho talento, pero les falta alma; tienen fuerza individual, pero son débiles en la conexión.

Maestro de la nueva era

Enrique ha creado algo que el dinero no puede comprar: unidad genuina. No la unidad fingida que se ve en redes sociales o en ruedas de prensa, sino la unidad que se demuestra en cada pase, cada combinación, cada momento difícil en el campo.

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El PSG merece la pena verlo en estos momentos.

Ousmane Dembélé, antes considerado indisciplinado, ahora juega con absoluta concentración. Achraf Hakimi no solo ataca, sino que también retrocede y defiende incansablemente. Jóvenes como Warren Zaire-Emery y Desire Doué tienen oportunidades y responden con actuaciones maduras.

Todos entendieron una cosa: la gloria individual solo vale cuando el equipo triunfa. Esa es una lección que Enrique transmite no con palabras, sino con hechos; no con tácticas, sino con filosofía.

Cuando comience la carrera por el Balón de Oro, nombres como Lamine Yamal o Erling Haaland serán mencionados con cifras impresionantes. Pero si tuviéramos que elegir a la persona que más ha impactado el fútbol este año, sin duda sería Luis Enrique.

No marca goles ni tiene un video destacado en TikTok, pero hace lo más difícil: convertir a jugadores con talento en un gran equipo. Demuestra que, en la era de las superestrellas, el rol del entrenador sigue siendo decisivo.

El PSG de Enrique es un recordatorio de lo que es el fútbol: once hombres persiguiendo un balón juntos, luchando por un gol. Cuando realmente confían y se entienden, surge la magia.

Luis Enrique merece ser celebrado no solo por ganar la Champions League, sino por reescribir la definición de éxito en el fútbol moderno. Demuestra que, en un mundo lleno de ego y dinero, el amor puro por el fútbol sigue siendo la fuerza más poderosa.

Fuente: https://znews.vn/luis-enrique-xung-dang-gianh-qua-bong-vang-post1557428.html


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