Embajador de Vietnam en Estados Unidos, Nguyen Quoc Dung. (Fuente: Embajada de Vietnam en Estados Unidos) |
A través de un recorrido de más de 40 años de trabajo en el sector diplomático , desde 5 años de estudios en la Escuela Diplomática, hoy Academia Diplomática, hasta 35 años de trabajo en el Ministerio de Asuntos Exteriores, me he dado cuenta cada vez más de que la diplomacia es una profesión noble, con una característica muy única: siempre nueva, nunca vieja o aburrida.
La profesión de las “primeras veces”
Lo más notable que he descubierto durante mi carrera es que la diplomacia es, sin duda, un trabajo para principiantes. Puede parecer paradójico: ¿cómo es posible que alguien con tantos años de experiencia se enfrente a cosas que deben hacerse por primera vez?
La respuesta reside en la naturaleza única del trabajo diplomático. A diferencia de otros trabajos repetitivos, mecánicos y predecibles, la diplomacia siempre nos enfrenta a nuevas situaciones y desafíos sin precedentes. Cada negociación, cada reunión, cada evento diplomático tiene sus propios elementos únicos y variables impredecibles.
En un mundo en constante cambio, donde las relaciones internacionales se vuelven cada vez más complejas y multidimensionales, las situaciones que enfrenta un diplomático nunca son exactamente iguales. Esto nos exige explorar, aprender y comprender constantemente para poder responder con eficacia.
La experiencia adquirida en trabajos y experiencias anteriores juega un papel importante, pero de una manera diferente. La experiencia nos ayuda a tener un mejor enfoque, a desarrollar la intuición profesional y a evaluar las situaciones con rapidez y precisión.
Sin embargo, el comportamiento específico en cada nueva situación siempre requiere creatividad, flexibilidad y adaptabilidad. La experiencia es como una brújula, no una fórmula inmutable.
Tuve la suerte de trabajar como secretaria del ministro Nguyen Dy Nien durante un tiempo. Este puede considerarse uno de los periodos más importantes y memorables de mi carrera. En este puesto, tuve la oportunidad de acceder a mucha información importante, observar cómo los líderes gestionan el trabajo y lidiar con muchas situaciones complejas. Lo especial de este puesto es que puedo apoyar al ministro en muchas tareas importantes sin ser directamente responsable de la decisión final. Esto creó un entorno de aprendizaje ideal donde pude observar, aprender y adquirir experiencia sin la presión de grandes responsabilidades.
Como Secretaria del Ministro, también aprendí mucho sobre liderazgo. Fui testigo de cómo los líderes toman decisiones en situaciones complejas, cómo sopesan diferentes factores, cómo construyen consensos y cómo impulsan la implementación de políticas.
Esta experiencia me ayudó a comprender que el liderazgo no se trata solo de dar órdenes o tomar decisiones, sino también de la capacidad de inspirar, generar confianza y crear un ambiente de trabajo productivo. Un buen líder no solo debe ser un buen comunicador, sino también saber escuchar, comprender las opiniones de los demás y encontrar soluciones constructivas.
El viceministro de Asuntos Exteriores, Nguyen Quoc Dung, y sus colegas recibieron la Medalla del Trabajo en la ceremonia de conmemoración del 75.º aniversario de la fundación del Servicio Diplomático de Vietnam, el 27 de agosto de 2020. (Foto: Tuan Anh) |
Sé siempre consciente de tus limitaciones
La naturaleza "siempre nueva" de la diplomacia me enseña una lección: nunca ser subjetivo. La subjetividad puede hacernos pasar por alto muchos detalles importantes y cambios sutiles en el entorno internacional. En la diplomacia, un pequeño detalle pasado por alto puede tener grandes consecuencias. Además, desde la determinación de "no ser subjetivo", creo que debemos estar dispuestos a aprender de todos, no solo de los mayores. Cuando creemos saberlo todo y haber vivido suficientes situaciones, somos más propensos a volvernos rígidos en nuestro pensamiento y a perder la capacidad de adaptarnos a los nuevos cambios. Las generaciones más jóvenes suelen tener acceso a las nuevas tecnologías, mejores habilidades lingüísticas y un profundo conocimiento de la cultura contemporánea. Y gracias a ello, su generación puede aportar nuevas perspectivas, una comprensión de la tecnología, las redes sociales y la cultura contemporánea que nuestra generación podría no tener.
Una de las lecciones más importantes que he aprendido a lo largo de los años es ser consciente de mis propias limitaciones. Aunque he tenido la oportunidad de trabajar en muchas unidades diferentes, experimentar tanto los aspectos externos como internos de la industria, estudiar en Europa y estar expuesto a muchas ideas nuevas, sigo sintiendo que mi visión siempre es limitada.
El mundo se está volviendo más complejo, las relaciones internacionales se están volviendo más multidimensionales y volátiles. Nadie puede comprender todos estos cambios. Es importante tener una actitud humilde, reconocer las propias deficiencias y estar siempre dispuesto a aprender.
Esta conciencia de mis limitaciones es lo que me motiva a seguir aprendiendo y a ampliar constantemente mis horizontes. En el mundo moderno, un diplomático necesita comprender no solo la política, sino también la economía, la cultura, la tecnología, el medio ambiente y muchos otros campos. Es por ello que esta es quizás una profesión siempre… nueva.
Ampliar tus horizontes no solo implica adquirir nuevos conocimientos, sino también cambiar tu perspectiva y enfoque ante los problemas. Requiere que estés abierto a nuevas ideas y dispuesto a cambiar de perspectiva cuando se presenten nuevas evidencias.
El viceministro de Asuntos Exteriores, Nguyen Quoc Dung, conversa con representantes de varios países en la ceremonia de entrega de suministros médicos para la prevención y el control de la COVID-19 en Hanói, el 18 de mayo de 2020. (Foto: Tuan Anh) |
La herencia de los “viejos árboles” y el valor de la camaradería
Durante mi carrera, he tenido la suerte de aprender de los veteranos del sector diplomático vietnamita: personas que han dedicado toda su vida a la carrera diplomática del país. Los altos cargos del Ministerio de Asuntos Exteriores con quienes trabajé, como mis tíos Nguyen Dy Nien, Vu Khoan, Pham Gia Khiem y, posteriormente, Le Mai y Nguyen Manh Cam, para mí no solo son diplomáticos talentosos, sino también maestros dedicados.
De mis predecesores, no solo aprendí profundos conocimientos profesionales y sofisticadas habilidades de negociación, sino también un estilo de trabajo profesional y un comportamiento modesto. Mis tíos y tías me enseñaron que un verdadero diplomático no solo necesita inteligencia y habilidades, sino también personalidad y una alta ética profesional.
Uno de los aspectos que realmente valoro y he aprendido en el proceso de trabajar y vivir en la profesión es que la diplomacia es el arte de la paciencia. El éxito en la diplomacia a menudo no se logra rápidamente, sino que requiere tiempo, perseverancia y resistencia. Cuanto más interactúo con líderes de alto nivel, más comprendo la importancia de tener una visión estratégica, la capacidad de mirar a lo lejos, sin centrarse solo en los beneficios inmediatos.
En la profesión diplomática, uno de los activos más valiosos que una persona puede tener es la relación con sus colegas. Quienes han estudiado y trabajado juntos durante muchos años crean una red de relaciones sumamente valiosa. La profunda comprensión y simpatía entre colegas, la capacidad de entenderse sin necesidad de hablar mucho, es el resultado de muchos años de trabajo conjunto y de compartir experiencias. Gracias a estas relaciones, muchos trabajos se gestionan con rapidez y eficacia. En momentos cruciales, cuando se requiere una acción rápida y precisa, la confianza y el entendimiento mutuo entre colegas se convierten en factores decisivos.
Especialmente durante el período de fuerte desarrollo de la ASEAN, cuando Vietnam jugó un papel cada vez más importante en la región, las relaciones personales entre diplomáticos, la confianza mutua, por ejemplo entre los jefes de la ASEAN SOM, en la que tuve un período de ocupar este cargo, representando a Vietnam, contribuyeron a promover la cooperación y resolver problemas complejos.
El embajador Nguyen Quoc Dung se reunió con los directores ejecutivos de 10 importantes empresas estadounidenses. (Fuente: Embajada de Vietnam en Estados Unidos) |
Algunas sugerencias para las generaciones futuras
Tras 40 años trabajando en la diplomacia, cuanto más lo pienso, más satisfecho me siento y quiero compartir algunas reflexiones con las generaciones más jóvenes de diplomáticos. Aunque esto no es algo nuevo ni grandilocuente, y cualquiera puede decirlo, lo que encuentro especial es que cuanto más lo pienso, más lo reflexiono, más lo encuentro cierto. En primer lugar, está el espíritu de humildad. Humildad no significa falta de confianza, sino una correcta conciencia de las propias capacidades y la disposición a aprender de los demás.
La humildad nos lleva al segundo aspecto: el espíritu de aprendizaje continuo. La profesión diplomática nos exige actualizar constantemente nuestros conocimientos, ampliar nuestra comprensión y mejorar constantemente. Esto no solo es importante en las primeras etapas de nuestra carrera, sino que también debe mantenerse a lo largo de nuestro proceso laboral.
La humildad también nos ayuda a no ser complacientes. En un mundo en constante cambio, lo que sabemos hoy puede no ser cierto mañana. Por lo tanto, debemos ser siempre conscientes de nosotros mismos, recordarnos, mantenernos actualizados y ajustar nuestras perspectivas cuando sea necesario.
La flexibilidad basada en principios es quizás el último punto que quisiera destacar. Solo estoy dando un ejemplo de adaptabilidad. En la diplomacia, los planes pueden cambiar en cualquier momento y las situaciones pueden evolucionar de forma imprevista. Un buen diplomático debe ser capaz de anticipar, prepararse y adaptarse rápidamente a estos cambios, manteniéndose fiel a los objetivos y prioridades políticas establecidos.
Aunque tenemos experiencia, aún necesitamos seguir perfeccionando nuestras habilidades, ya que cada situación diplomática tiene sus propias características. El éxito en la profesión no solo reside en el conocimiento profesional, sino también en la capacidad de forjar relaciones, confianza mutua y solidaridad dentro del equipo.
La diplomacia es una profesión verdaderamente hermosa: hermosa porque aporta un profundo significado a la vida, hermosa porque podemos contribuir a la consolidación de la paz y la cooperación entre las naciones. Aunque está llena de desafíos, son precisamente estos los que la hacen atractiva y significativa.
Con estas acciones, espero que las futuras generaciones de diplomáticos continúen promoviendo las excelentes tradiciones de la industria, al tiempo que aportan nuevas contribuciones y enfoques creativos para desarrollar aún más la diplomacia vietnamita y afirmar su posición en el ámbito internacional.
Fuente: https://baoquocte.vn/nghe-ngoai-giao-hanh-trinh-day-tu-hao-va-luon-moi-me-325312.html
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