El 9 de octubre, el Ministerio de Comercio de China anunció una serie de nuevas regulaciones que endurecen los controles a la exportación de tierras raras y tecnologías relacionadas. No se trata de una simple medida administrativa, sino de una acción estratégica que podría reconfigurar toda la cadena de suministro global de alta tecnología, planteando desafíos sin precedentes para las empresas internacionales.
El punto central y más innovador de esta regulación es que China ha aplicado por primera vez un mecanismo similar a la "Regla de Producto Extranjero Directo" (o "Regla de Producto Extranjero Directo"), una herramienta que Estados Unidos ha utilizado con gran eficacia en la guerra de los chips semiconductores.
En concreto, ahora una empresa de cualquier otro país, si desea exportar sus productos, deberá solicitar una licencia al gobierno chino si el producto contiene incluso una pequeña cantidad de tierras raras originarias de China o si se produce con tecnología o equipos chinos en los campos de la minería, el refinado, el reciclaje o la fabricación de imanes de tierras raras.
En otras palabras, la influencia de Pekín se extiende más allá de sus fronteras, trazando el flujo de sus minerales de tierras raras y su tecnología por todo el mundo.

Tierras raras: la "carta de triunfo" que ayuda a China a dominar la cadena de suministro global, desde vehículos eléctricos hasta tecnología de defensa (Foto: Techspot).
Desafíos cara a cara para las empresas globales
Esta medida supone un revés para los esfuerzos de Estados Unidos y sus aliados por diversificar las cadenas de suministro. Construir una fábrica de imanes permanentes en Europa o una refinería en Australia sería mucho más complicado.
Aunque tengan fábricas fuera de China, las empresas siguen enfrentándose al "largo brazo" de Pekín si continúan dependiendo de materias primas o tecnologías básicas procedentes de allí.
Pero los riesgos no se limitan al suministro de materias primas. Las nuevas regulaciones también afectan la transferencia de tecnología y equipos. «Incluso si se compra equipo de China, es posible que no se reciba soporte técnico ni mantenimiento posteriormente», expresa la preocupación de Wade Senti, presidente de Advanced Magnet Lab (EE. UU.).
Esto genera un enorme riesgo operativo, ya que líneas de producción multimillonarias pueden paralizarse por falta de experiencia o de repuestos.
Las nuevas normas también definen claramente qué clientes no son bienvenidos. Los pedidos para fines de defensa en el extranjero estarán totalmente prohibidos, mientras que las solicitudes de semiconductores avanzados se revisarán caso por caso, creando una "zona gris" de incertidumbre para los fabricantes de chips.
Apalancamiento económico en el nuevo contexto
El dominio de China en la industria es innegable. El país concentra cerca del 70% de la producción minera mundial y casi el 90% de su capacidad de refinación. Es su principal baza estratégica, y las nuevas regulaciones son la forma que tiene Pekín de maximizar su poder.
Esta medida se interpreta como una contundente respuesta económica a las restricciones tecnológicas que Estados Unidos ha impuesto a China. Si Washington puede controlar el flujo mundial de chips semiconductores, Pekín está demostrando que puede hacer lo mismo con las tierras raras, materiales fundamentales para la propia industria de semiconductores, así como para los coches eléctricos, las turbinas eólicas y el equipamiento militar avanzado.
La razón oficial del Ministerio de Comercio de China es «salvaguardar la seguridad y los intereses nacionales» y evitar el mal uso de materiales y tecnología de tierras raras en sectores sensibles. Pero para las empresas, el mensaje es claro: se acabó la era del acceso fácil y sin regulación a los suministros de tierras raras.

Actualmente, China representa alrededor del 70% del suministro minero mundial y casi el 90% de la capacidad mundial de refinación de tierras raras (Foto: Getty).
¿Qué futuro le espera a la cadena de suministro de tierras raras?
La decisión de Pekín coloca a las empresas y gobiernos occidentales en una situación difícil. Por un lado, intensifica la búsqueda de nuevas minas de tierras raras y el desarrollo de tecnología de refinamiento independiente. Por otro, demuestra que la desvinculación de China es mucho más compleja y costosa de lo que se creía.
Las empresas de alta tecnología deben ahora reevaluar su tolerancia al riesgo. Tendrán que responder a preguntas difíciles: ¿Cómo verificar el origen de cada gramo de tierras raras en sus productos? ¿Deberían invertir en tecnologías de reciclaje para reducir su dependencia de las materias primas? ¿Existen materiales alternativos a las tierras raras en el futuro?
La guerra de las tierras raras ha entrado en una nueva fase, más compleja e impredecible. La medida de China no es solo una barrera comercial, sino una demostración de poder en la cadena de suministro global. Las empresas de todo el mundo, quieran o no, se han visto inmersas en este juego y deben encontrar rápidamente estrategias de adaptación para sobrevivir y prosperar.
Fuente: https://dantri.com.vn/kinh-doanh/cong-ty-toan-cau-phai-xin-phep-khi-ban-san-pham-co-dat-hiem-trung-quoc-20251009125445557.htm






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