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La paradoja de la guerra comercial entre Estados Unidos y China

La guerra arancelaria expone una paradoja: China todavía necesita tecnología estadounidense, Estados Unidos todavía depende de productos "hechos en China". ¿Es viable el disociación económica?

Tạp chí Doanh NghiệpTạp chí Doanh Nghiệp27/05/2025

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Vista de un puerto de carga en Qingdao, provincia de Shandong, China. Foto: THX/TTXVN

En un comentario reciente para la revista Diplomat, Chen Li, investigador económico de ANBOUND, una organización de investigación con sede en Beijing, dijo que la guerra comercial entre Estados Unidos y China, que estalló en 2018, ha expuesto una verdad innegable: a pesar de que a menudo se enfatiza la autosuficiencia, las dos economías más grandes del mundo todavía dependen profundamente una de la otra.

La repentina perturbación del comercio ha puesto de manifiesto importantes debilidades en ambas partes, obligándolas a volver a la mesa de negociaciones y dando lugar a reducciones arancelarias en la reciente reunión en Ginebra.

La guerra comercial se ha convertido en un tema decisivo en el contexto económico mundial, señaló el experto Li. Aunque China siempre ha promovido la autosuficiencia, la "prueba de estrés" de los aranceles ha demostrado lo contrario.

La industria aeroespacial es un claro ejemplo. El avión C919 producido en China todavía depende en gran medida de proveedores extranjeros, principalmente Estados Unidos, para componentes clave. Un análisis del Financial Times reveló que el motor LEAP-1C, el núcleo del C919, es suministrado por CFM International (una empresa conjunta franco-estadounidense), con componentes fabricados en Ohio.

La cadena de suministro del C919 tiene 48 proveedores estadounidenses en comparación con solo 14 proveedores chinos, que proporcionan sistemas esenciales como aviónica y controles de vuelo de empresas como Honeywell y Collins Aerospace. Esta dependencia significa que Estados Unidos podría paralizar las ambiciones de China de producir aviones comerciales de gran tamaño.

La industria de fabricación de productos químicos no es una excepción. China sigue dependiendo sorprendentemente de la energía y de las materias primas químicas estadounidenses, especialmente del etano, un ingrediente clave para fabricar plásticos. Gracias al auge del gas de esquisto en Estados Unidos, el etano estadounidense es abundante y barato, lo que obliga a muchas nuevas refinerías de etano chinas a depender de las importaciones procedentes de Estados Unidos. Con tarifas elevadas, este suministro enfrenta riesgos en términos de costos y estabilidad. China eximió recientemente de aranceles a dos productores nacionales de plásticos que dependen en gran medida del etano estadounidense, lo que pone de relieve esa dependencia, informó Bloomberg.

Sin la exención, aranceles superiores al 100% harían insostenible la operación. Desde 2019, China ha estado ajustando activamente los aranceles sobre materias primas como el etano y el propano para evitar dañar sus propias industrias.

En el sector de la salud, China también depende en gran medida de Estados Unidos para productos farmacéuticos y equipos médicos de alta gama, incluidos tratamientos avanzados contra el cáncer y productos biofarmacéuticos. Para proteger la salud pública, China ha eximido a muchos productos médicos estadounidenses de aranceles de represalia, lo que demuestra que China no puede reemplazar suministros médicos críticos de Estados Unidos en el corto plazo.

Todo esto demuestra que la dependencia de China de productos estadounidenses clave sigue siendo una debilidad importante, y expone las limitaciones de sus esfuerzos anteriores independientes de I+D y de sustitución interna. Eliminar esta dependencia a corto plazo será muy difícil.

En Estados Unidos tampoco pueden faltar los productos "Made in China".

Del lado estadounidense, encontrar alternativas a la producción china, especialmente de bienes de consumo, plantea un desafío urgente. Los productos chinos están arraigados en la vida cotidiana de los estadounidenses. La escasez o el aumento de precios de artículos como juguetes y artículos para el hogar pueden provocar rápidamente una reacción pública y afectar la dinámica política . Estados Unidos no puede ignorar las disrupciones en estos bienes esenciales.

El sector farmacéutico es otro sector importante, ya que China es el principal proveedor de ingredientes farmacéuticos activos (API), lo que hace que el sector sea muy vulnerable. Además, para aliviar la presión interna, Estados Unidos también ha eximido temporalmente los aranceles sobre los productos tecnológicos chinos.

Los recientes ajustes arancelarios anunciados en Ginebra reflejan una respuesta pragmática a las limitaciones del mundo real, no una señal de retroceso. Muestran que, a pesar de las profundas diferencias, la interdependencia económica entre Estados Unidos y China en áreas clave sigue siendo significativa.

Por lo tanto, la guerra comercial no da como resultado un ganador claro; Más bien, destacó una realidad fundamental: la separación completa no es posible. Ambos países reconocen que el funcionamiento normal de la industria y del mercado no puede mantenerse en un escenario completamente aislado. Si bien las tensiones arancelarias pueden persistir, para resolver los problemas es necesario en última instancia volver a un marco centrado en el comercio mismo.


Fuente: https://doanhnghiepvn.vn/quoc-te/nghich-ly-cua-cuoc-chien-thuong-mai-my-trung/20250527061909190


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