Un año después del estallido de la guerra entre Hamás e Israel en la Franja de Gaza, Oriente Medio se enfrenta a una situación extremadamente peligrosa. Israel e Irán han modificado sus métodos de ataque, y la guerra se ha expandido de forma impredecible. ¿Cuánto durará esta espiral de conflicto? ¿Cómo terminará? ¡Muchas preguntas importantes y difíciles!
| El conflicto entre Israel e Irán amenaza con llevar a Oriente Medio a una guerra a gran escala. (Fuente: Media Line) |
Los acontecimientos de finales de septiembre y principios de octubre fueron claras señales de una nueva espiral de tensión. Israel lanzó ataques aéreos y terrestres simultáneos para debilitar y eliminar a sus oponentes. Tel Aviv creyó que la oportunidad estaba a la vuelta de la esquina, decidido a usar la fuerza militar para establecer un cinturón de seguridad y con la esperanza de rediseñar el mapa político en la región que le fuera más favorable.
Irán se vio obligado a cambiar de un enfoque principalmente indirecto a una confrontación directa combinada con intermediarios. El "Eje de la Resistencia" sufrió grandes pérdidas de liderazgo, infraestructura de combate y prestigio social, pero no fue fácil eliminarlo. Sus esfuerzos ante la disyuntiva de "ser o no ser" seguían siendo formidables.
La situación ha obligado a Estados Unidos y a sus aliados a revelar con mayor claridad sus intenciones estratégicas para la región, a involucrarse más a fondo para defender sus intereses nacionales y a dominar la región mediante el apoyo y la protección de sus aliados. Los conflictos han aumentado no solo entre oponentes en el campo de batalla, sino también entre las fuerzas que respaldan la tendencia general de moderación e implementación de la resolución de las Naciones Unidas sobre la erradicación de los conflictos en Oriente Medio.
Tras la masiva redada de la noche del 1 de octubre, la pelota está en la cancha de Israel. Las represalias son casi seguras. La única cuestión es el momento, la forma, la escala y el alcance de la acción. Tel Aviv ha propuesto numerosas opciones y está consultando a sus aliados.
Con el objetivo principal de debilitar y eventualmente eliminar la influencia de Irán en la región, Israel lanzará un fuerte ataque contra los principales objetivos militares y económicos de Irán, como su sede, los sistemas de defensa aérea, el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, instalaciones de petróleo y gas, energía...
¿Aprovechará Israel la oportunidad para asestar un golpe fatal a las instalaciones nucleares de Irán? En ese momento, Irán no tendrá nada que perder y responderá con todas sus fuerzas, lo que conlleva el riesgo de que estalle una guerra a gran escala que atraiga a muchos países a la contienda. Ni Tel Aviv ni Teherán están preparados para una situación tan compleja y de consecuencias tan impredecibles.
Sin el apoyo directo de Estados Unidos, a Israel le resultará difícil destruir las sólidas estructuras subterráneas de Irán. En este momento, Estados Unidos tampoco desea una guerra a gran escala, que descontrolaría la región, haría fracasar la estrategia en Oriente Medio y afectaría gravemente las próximas elecciones presidenciales. Por lo tanto, no se descarta, pero es probable, que las instalaciones nucleares de Irán sigan siendo un objetivo reservado.
El potencial militar de Irán tampoco es una broma; no se puede destruir de un solo golpe. Teherán ha declarado el fin de las represalias, pero está dispuesto a responder con dureza, exhibir su fuerza y tomar medidas que los observadores sospechan que corresponden a la reciente prueba nuclear subterránea. Por lo tanto, las acciones de represalia serán feroces, duraderas, llenas de odio y venganza.
Sin excluir a nadie, Israel centra sus esfuerzos en eliminar prácticamente el poder combativo de Hamás, Hezbolá y los hutíes, de modo que ya no tengan fuerza suficiente para atacar territorio israelí. Por lo tanto, Tel Aviv tomará represalias más enérgicas, pero a un nivel aceptable, lo que impedirá que Teherán responda. Este estado representa el nivel más bajo de conflicto, pero es solo temporal. El conflicto se reactivará cuando surjan factores estimulantes. Actualmente, estos factores aparecen con cada vez mayor intensidad.
Obviamente, la nueva espiral de conflicto será más intensa, más impredecible y más difícil de controlar. La guerra podría estallar simultáneamente en la Franja de Gaza, Líbano, Yemen, Siria y directamente entre Israel e Irán. Hay muchos focos de tensión, que atraen a numerosos países y organizaciones a participar, poniendo a Oriente Medio al borde de una guerra a gran escala.
¿Cuánto durará la espiral de escalada? Es difícil decirlo con certeza, pero continuará hasta que se produzca un avance, se debilite una de las partes o se resuelva satisfactoriamente la contradicción fundamental en Oriente Medio. La clave reside en la prolongada contradicción entre Israel y la comunidad árabe, con el frente de batalla entre Israel y Palestina y la contradicción antagónica entre Israel e Irán. Por lo tanto, en la actualidad, las negociaciones para poner fin a los prolongados conflictos en la Franja de Gaza (entre Israel y Hamás) y en el Líbano (entre Israel y Hezbolá) son imposibles.
Porque depende de factores internos y externos. Mientras ambas partes planeen eliminar a la otra mediante la fuerza militar, la guerra no tendrá posibilidad de terminar. Mientras los grandes países no renuncien a su intención de competir por intereses estratégicos y dominar la región a través de sus aliados, el riesgo de una escalada de tensiones persistirá.
Los principales países con influencia en la región, especialmente Estados Unidos, desempeñan un papel fundamental en la contención de la escalada de conflictos. Sin embargo, la política estadounidense consiste en eliminar la influencia de Irán en la región, proteger a sus aliados y seguir brindando apoyo militar, financiero, político y diplomático a Tel Aviv, por lo que a Washington le resulta difícil convencer a los oponentes de Israel, lo que genera escepticismo en muchos países.
La solución de la coexistencia del Estado de Palestina y el Estado de Israel, basada en la Resolución de las Naciones Unidas, es el comienzo de un largo camino para resolver fundamentalmente el problema de Oriente Medio. ¡El tiempo lo dirá cuando esto se haga realidad!
El conflicto entre Israel y sus oponentes ha debilitado la eficacia de las resoluciones en Oriente Medio y la función de mantenimiento de la paz de la ONU, eclipsada por los conflictos militares. Los esfuerzos de mediación internacional no han sido eficaces. El riesgo de que se desencadene una escalada del conflicto supera las válvulas de seguridad y las medidas para contener la tensión. Por lo tanto, el conflicto en Oriente Medio es un problema a largo plazo y extremadamente difícil, sin una luz al final del túnel.






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