
Amable y pobre
En el actual entorno mediático, quienes se dedican a la profesión pueden observarse mutuamente y constatar que, haciendo bien el trabajo, "vender palabras" para ganarse la vida apenas alcanza para cubrir los gastos diarios.
Cuanto más hábil es una persona, cuanto más apasionada es por la escritura, cuanto más se esfuerza con géneros elaborados y difíciles como el periodismo de investigación y las memorias, más difícil le resulta hacerse rico, porque requiere mucho tiempo y esfuerzo, y las regalías no pueden compensarlo.
Pero siguen contentos con lo que hacen, porque quienes se han dedicado al difícil género del periodismo no buscan el dinero. Estos verdaderos periodistas, cada 21 de junio, rememoran sus trascendentales logros periodísticos y sonríen en silencio, porque han vivido plenamente la alegría de la profesión sin necesidad de honores ni reconocimientos.
Hoy en día, las redes sociales están en auge; con un solo clic, la información puede difundirse por todo el mundo . El periodismo parece más fácil, pero en realidad nunca se ha enfrentado a tantas presiones y desafíos.
Cuando cualquiera puede convertirse en reportero, pero no todos tienen el valor de convertirse en guardianes de la verdad, los periodistas "de verdad" necesitan promover su papel.
Porque más allá de informar sobre las noticias, los periodistas moldean la forma en que la sociedad percibe la realidad. Cada línea, cada reportaje, cada frase que pronuncian puede ayudar a la gente a comprender la verdadera naturaleza de las cosas.
Los buenos periodistas también saben cómo ayudar a las personas a recibir información y comprenderla de forma humana. No cuentan historias solo para que otros las lean, sino para que la sociedad reflexione sobre sí misma.
En un mundo plagado de “noticias falsas”, “noticias compradas” o “noticias para complacer”, el valor de un verdadero periodista reside en el hecho de que se atreve a decir la verdad, incluso cuando ello le genera presión, dudas o soledad entre la multitud.
Van, ven, documentan, no para buscar la gloria, sino para proteger al público de la manipulación y evitar que se olvide lo que realmente importa. Al reflexionar sobre la profesión periodística actual, se observa que los verdaderos periodistas no eligen el periodismo por su facilidad, sino porque lo consideran lo correcto.
Por lo tanto, la dedicación es el factor fundamental para formar a un buen periodista. Si la vida periodística se reduce a lo que los periodistas suelen llamar "periodismo de salón", es decir, a asistir únicamente a ruedas de prensa en salas climatizadas, a fiestas lujosas y a informar sobre noticias superficiales a partir de comunicados de prensa, entonces quizá no se pueda considerar periodismo.
Elige un compromiso
Pero la realidad también demuestra que, hoy en día, el número de periodistas que desafían el sol y la lluvia, adentrándose en el terreno para realizar investigaciones exhaustivas, es cada vez menor. Los periodistas, en parte gracias al apoyo de la tecnología, en parte porque no están acostumbrados a sufrir, han optado por un camino más suave y convencional. La resonancia de estos factores hace que los lectores tengan menos probabilidades de disfrutar de artículos valiosos. Ejercer el periodismo moderno es, en definitiva, una cuestión de actualidad.

Y así, lo más hermoso de esta profesión es que, en medio del torbellino de información, comodidad y conveniencia, todavía hay periodistas que mantienen en silencio sus principios, perseveran con la verdad y se mantienen firmes en su conciencia profesional, dedicándose a la profesión hasta el final.
Es esta dedicación la que brinda a los verdaderos periodistas la oportunidad de llegar a los más desfavorecidos y convertirse en un puente para llevarlos a la luz.
Seguimos sintiéndonos orgullosos de los periodistas que llevan a la comisaría a personas que nunca han tenido identificación para apoyarlas; de los periodistas que rescatan a víctimas de grandes redes de secuestro en Camboya; de los periodistas que apoyan a los acusados injustamente en su búsqueda de justicia, trabajando incansablemente durante décadas.
Admiro a estos periodistas, pues ninguna otra profesión acerca tanto a las personas al dolor y al deseo de que se escuchen sus voces como el periodismo. A veces, un solo artículo, un solo reportaje, puede cambiar el destino de una persona, evitar que un niño caiga en el olvido, ayudar a una familia a tener un techo o despertar la conciencia de toda una comunidad.
Además de "pasarlo mal y ser pobre", muchos de mis colegas y yo nos sentimos felices al darnos cuenta de que los periodistas son muy afortunados porque su profesión les ayuda a aprender continuamente e interactuar con personas muy talentosas de la sociedad.
No muchas profesiones brindan acceso a líderes, grandes científicos , artistas, empresarios, personas inspiradoras y gente común pero extraordinaria como el periodismo. Quizás ese sea el mayor regalo que reciben los periodistas.
Y esto hace que los periodistas amplíen constantemente su pensamiento, acumulen experiencias vitales y renueven su propia conciencia. Se convierten en personas que conectan el conocimiento, comparten valores y contribuyen a la sensibilización social.
Y los periodistas no son ricos en dinero, sino en conocimiento, ideales, experiencias y profundizan en su compasión.
Fuente: https://baoquangnam.vn/nha-bao-con-dan-than-trong-the-gioi-de-dang-va-tien-nghi-3157077.html






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