El patio del templo resuena con las voces de los niños.
Temprano en la mañana de junio, cuando los primeros rayos del sol aún no han penetrado las sombreadas hileras de palmeras, el patio de la pagoda Som Rong bulle con los pasos de jóvenes estudiantes. Grupos de estudiantes, con sus libros y cuadernos en mano, charlan con entusiasmo y entran con avidez a la clase especial: el curso de verano de lengua jemer organizado por la pagoda.
La clase de este año acoge a unos 150 niños, de primero a quinto de primaria. Independientemente de su situación familiar o nivel inicial, los monjes reciben a todos los niños con cariño y entusiasmo. En la espaciosa y fresca casa bajo el antiguo techo del templo, las mesas y sillas están ordenadas, y la pizarra se sitúa al frente de la clase, mostrando con gran viveza una suave escritura jemer con motivos tradicionales.
Clase de alfabetización infantil de verano en la pagoda Khmer. |
La persona que ha estado con la clase durante muchos años es el Submaestro Lam Binh Thanh, un monje bondadoso y devoto. Durante más de diez años, ha preparado regularmente planes de clase y conferencias. No solo enseña las letras, sino que también transmite a las nuevas generaciones la moral, la historia y las tradiciones culturales del pueblo jemer. «Lo que más deseo no es solo que los estudiantes aprendan a leer y escribir en jemer, sino también que cada letra se convierta en un hilo que preserve la identidad cultural de nuestro pueblo», compartió el Submaestro Lam Binh Thanh.
En el aula, la voz del maestro se mezclaba con el murmullo de los alumnos al leer, creando un ambiente animado y acogedor. Algunos alumnos desconocían las letras, otros leían con fluidez, pero todos eran aplicados y entusiastas. Son Quanh Tha, que asistía a clase por primera vez, dijo con inocencia: «El primer día estaba muy preocupado porque no sabía leer ni escribir en jemer. Pero el monje, con paciencia, me guió paso a paso en cada trazo. Ahora conozco las consonantes y las vocales. Me encanta aprender y me esforzaré al máximo para sacar una buena nota en el examen final».
La escritura: un puente cultural
Can Tho hoy y Soc Trang en el pasado son localidades con una numerosa población jemer, donde la lengua y la escritura jemer no solo son un medio de comunicación, sino también la esencia de la cultura. Por ello, organizar clases de jemer en pagodas durante el verano se ha convertido en una arraigada tradición. Esta actividad no es solo educativa, sino también un camino para preservar el patrimonio cultural de toda la comunidad.
No solo la pagoda Som Rong, sino también muchas otras pagodas jemeres de la zona, como la pagoda Serey Pôthi Đơm Pô, la pagoda Mahatup y la pagoda Sala Pôthi Serey Sakor, organizan clases gratuitas de jemer durante el verano. Dependiendo de las condiciones de cada lugar, las clases pueden tener pocos o muchos alumnos, pero lo que tienen en común es el entusiasmo y el deseo de los monjes por enseñar jemer. Lo valioso es que las clases no cobran matrícula y, además, proporcionan libros y refrigerios para los niños. En estas pagodas, los niños no solo aprenden a leer, sino que también aprenden a ser personas, a vivir en un ambiente puro, cercano a la moral y las tradiciones.
El señor Thach Chanh, padre de un alumno de tercer grado de la pagoda Som Rong, compartió con emoción: “El verano pasado, mi hijo no sabía nada de jemer. Después de tres meses de estudio en la pagoda, pudo leer cuentos de hadas jemer a sus abuelos. Mi familia está muy agradecida a los monjes por su dedicación a la enseñanza. No solo aprendió a leer, sino que también aprendió buenos modales, paciencia y orgullo por su nación”.
Las clases de verano en el templo se convierten también en un lugar de encuentro para la comunidad, un entorno seguro y saludable para los niños. En lugar de estar absortos en sus teléfonos o jugando a videojuegos sin sentido, los niños se sumergen en un espacio cultural único, aprendiendo en un ambiente afectuoso y cariñoso. Es una forma de educar con la mente y el corazón.
Sin embargo, tras la euforia se esconden preocupaciones. Muchos niños nacidos en familias jemeres ya no saben hablar ni escribir jemer. La influencia del estilo de vida moderno ha provocado que parte de la juventud se aleje gradualmente de sus raíces culturales. «Si no actuamos a tiempo, en pocas generaciones quizá no quede nadie que hable jemer», dijo el maestro Lam Binh Thanh con voz melancólica y triste.
Por lo tanto, para él y otros monjes, mantener la clase no es solo una responsabilidad, sino también un anhelo. Así mantienen viva la llama de la cultura en los corazones de las nuevas generaciones. El apoyo del templo, la familia, el sector educativo y el gobierno local permite que clases como esta existan y se desarrollen. Muchos maestros jemeres del sistema educativo formal también se suman a esta iniciativa, creando un estrecho vínculo entre tradición y modernidad.
Por la tarde, en el patio de la pagoda Som Rong, el sonido de las clases de lectura aún resuena con regularidad. Las letras jemer aparecen con fluidez, cada trazo firme como un vínculo cultural. El curso de verano de jemer no es solo un lugar para sembrar letras, sino también un espacio para cultivar el orgullo nacional, para que los niños de hoy y de mañana no olviden sus raíces.
Según el Ejército Popular
Fuente: https://baoangiang.com.vn/ron-rang-lop-hoc-chu-khmer-ngay-he-a423559.html






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