Suena razonable, pero la realidad es… una pesadilla.
La basura es un problema global que genera más de 2 mil millones de toneladas de residuos domésticos cada año. En un intento por encontrar una solución radical, muchos se han preguntado: ¿por qué no aprovechar los cráteres volcánicos, que alcanzan temperaturas superiores a los 1000 grados Celsius, para incinerar toda la basura?
Según What If , la idea parece factible al principio: las altas temperaturas pueden incinerar plástico, caucho, metales ligeros y residuos orgánicos en un instante. Sin embargo, la ciencia pronto demostró una cruda realidad: la lava, aunque caliente, no es una «máquina de destrucción ilimitada».

En un intento por encontrar una solución radical, muchas personas se han preguntado: ¿Por qué no aprovechar los cráteres volcánicos con temperaturas superiores a los 1.000 grados Celsius para quemar toda la basura? (Foto: Getty).
La cantidad de basura a nivel mundial es tan enorme que ningún volcán puede absorberla por completo. Sin mencionar que transportar basura de todo el mundo a varios volcanes activos es un problema logístico prácticamente imposible, costoso y peligroso.
El aire será más tóxico, los volcanes podrían entrar en erupción.
Aunque se superen los obstáculos del transporte, la idea de «arrojar basura a un volcán» sigue planteando numerosos riesgos ambientales y geológicos. A diferencia de las incineradoras industriales modernas equipadas con sistemas de depuración de aire, los volcanes expulsan gases tóxicos directamente a la atmósfera.
Los residuos plásticos y los compuestos sintéticos, cuando se queman en condiciones no controladas, pueden producir dioxinas y furanos, que son potentes carcinógenos, junto con grandes cantidades de gases de efecto invernadero como el CO₂ y el metano.
Si se aplicara a escala mundial, la cantidad de gases tóxicos producidos superaría la capacidad de la atmósfera para limpiarse a sí misma, exacerbando el cambio climático.
Pero eso no es todo: arrojar basura fría y húmeda a un lago de lava hirviendo podría provocar reacciones en cadena explosivas.
En un experimento realizado en Etiopía en 2002, se registró una pequeña explosión cuando el equipo de investigación arrojó 30 kg de basura al volcán. El vapor de la basura, mezclado con la lava, generó un enorme aumento de presión, lo que provocó inestabilidad en el volcán y lo hizo propenso a erupciones repentinas.
Además, las sustancias tóxicas como los metales pesados, los productos químicos industriales e incluso las sustancias radiactivas no desaparecen al ser arrojadas al volcán. Pueden filtrarse en la capa de magma y dispersarse cuando el volcán está activo, causando una contaminación generalizada que trasciende todas las fronteras geográficas.
La solución no reside en los volcanes, sino en las personas.
La idea de usar volcanes como «vertederos naturales» fue considerada en su momento por la NASA, pero fue rápidamente descartada. La razón es clara: no resuelve la raíz del problema, sino que solo empeora la situación ambiental y la vuelve incontrolable.
La verdadera solución reside en cada individuo: reduciendo el consumo, reciclando, desarrollando materiales biodegradables, promoviendo una economía circular y controlando los residuos de la producción.
Al reducir la cantidad de residuos desde el principio, las personas no tendrán que buscar soluciones "arriesgadas" como dejarlo todo a la lava.
Los volcanes no son «el vertedero de la Tierra». Al contrario, si no se gestionan adecuadamente, pueden convertirse en «bombas de gas venenoso» a punto de estallar. En la lucha contra la contaminación por residuos, no es la lava, sino el pensamiento y el comportamiento humanos las armas más importantes.
Fuente: https://dantri.com.vn/khoa-hoc/se-ra-sao-neu-nhan-loai-do-rac-vao-nui-lua-20250905070557818.htm






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